Confiar es abrirnos a la vida, está en la naturaleza humana.
Era tarde, como todo viernes a última hora, cuando todos sus compañeros se habían retirado, ella quedaba en su lugar de trabajo, arreglando todo detalle laboral para que la semana comenzara con un lunes amable sin el agobio típico del comienzo de semana
Su lugar de trabajo, era un espacio que había creado con sacrificio y amor, si! había amor en cada detalle, todo nació de la alegría, de un festejo interior cuando obtuvo su título universitario.
Una etapa culminada, un orgullo personal y una ofrenda en vida a sus padres que le habían dado todo y lo más valioso: estímulo y confianza.
Su vida no había sido sencilla, tampoco para su familia, clase media, trabajadora, acostumbrada al sacrificio. Habían pasado penurias pero no eran quejosos, tampoco ella. Si muy luchadores y hasta de causas perdidas.
Tuvo muy pocos amigos, infinidad de conocidos pero amigos quizás dos y por eso se sentía afortunada.
Su vida de estudios al principio y luego de trabajo, tampoco le dejaba tiempo para cultivar amistades. Los tiempos de unos y otros no coincidían.
Mientras estudiaba, también trabajaba, intentaba no ser una carga y optimista por naturaleza, le ponía la mejor cara a la vida.
Aquel lugar, lo sentía tan suyo, era su recodo de paz.
Cuando todos se iban, cuando el ruido y los murmullos se acallaban, encendía una tenue lámpara sobre el ordenador y escuchaba a Luis Aute y Silvio Rodríguez «A dos voces». La luz del mechero y la incandescencia de un cigarrillo….era lo máximo!
Vivía a 25 km y tarde en la noche, no era seguro caminar desde la calle Guayabo hasta Cerro Largo a esperar el autobus que la llevaría a su casa. Así que ese viernes, previo a la semana de turismo o semana santa, había programado con su primo que al terminar su labor en el taxi la llevara hasta su casa. Eso si, no antes de la una de la mañana.
Un compañero de su empleo, ya que aún mantenía el trabajo que tenía de estudiante, había ofrecido llevarla insistentemente. Agradeció, pero se negó.
Sólo quería paz y ese compañero hacía tiempo de algún modo le había demostrado actitudes extrañas, muchas prepotentes, así que ¿para qué un viaje largo en compañía tan conflictiva?
Después de aquella jornada de trabajo pero en una armonía casi mística dijo NO a todo lo que pudiera robarle un poquito de ese bienestar.
Ella había estado siempre para él, para escuchar sus problemas para intentar aportar alguna solución, para oírlo! Es que defecto o virtud siempre había sido una buena escucha, muy empática, pero hacía largo tiempo que él no era una compañía deseada. Lo había visto en actitudes muy agresivas y desconsideradas hasta con su propia hija, diría que con el mundo y en el mundo también estaba ella.
Viernes previo a la semana de feriado significaba unos días previos agotadores, así que deseaba sólo paz; no aceptó, trató de no herir sus sentimientos alegando algún pretexto «creíble» y aunque deseaba llegar cuanto antes porque tenía un pequeño hijo, prefería esperar a su primo aunque retrasara su llegada.
El edificio estaba en silencio, el portero nocturno escuchaba a todo volumen por radio y TV, un partido de fútbol importante por la Copa Libertadores de América, estaba en el 4º piso de un edificio ya despoblado por la hora y hace mucho tiempo que dejó de preguntarse ¿cómo lo dejaron pasar?
Sonó el timbre, pensó sería el cuidador nocturno… abrió la puerta y sus más de 100 kilos y su 1.90 de su compañero de trabajo estaban allí, se precipitó hacia dentro, la tomó del cuello con mucha presión, insultándola por el pretexto que se le había dado, casi en vilo hasta llegar a su despacho la llevó estrangulándola, comenzó a golpearla, patearla, y darla contra la pared, mas todo acto violento que puedan imaginar…quería gritar pero no podía, no podíaaaa!!!, quizás ni por la presión de la mano en su cuello si no porque esa noche aprendió que el terror seca la boca y enmudece, la sentía raspar como arena de desierto, su mente era consciente de que estaba ordenando al cerebro que los sonidos salieran al exterior pero no sucedía, las cuerdas vocales eran leños secos, despedazándose por el esfuerzo.
En su mente quedó el ruego enmudecido por el terror.
La asfixia, la violencia y el horror, congeló hasta sus lágrimas, un llanto seco y gritos implorando piedad… mudos…
La quebró en mil trozos, trozos punzantes que dejaron heridas tan profundas en ella y su entorno que a pesar de ya haber transcurrido 25 largos años, nunca sanaron y sus huellas son surcos de siembra muerta.
Ella nunca fue la misma, ni parecida, la había matado aquella noche. Se había convertido en zombi.. Era un continente sin contenido…
Las últimas palabras de aquella crueldad, con alevosía y consciencia pues no vayan a creer que estaba bajo el influjo de alguna droga, no, no!!…”te dejo viva para volver cuantas veces quiera a hacerte lo mismo”…
Y aquí dejo el relato porque lo que sigue sería para argumento de una novela negra de terror, inimaginable…y demasiado dolorosa.
Sólo comentarles que un colibrí la visita casi a diario y ella cree en la leyenda. Le viene a anunciar que un alma amada que ya no está.. se encuentra bien! Así que sonríe, le agradece y se envía una caricia a si misma….
Silvio Rodríguez «Rabo de Nube»
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