Aurora vive sumergida en recuerdos nítidos, escucha Lágrimas Negras de Miguel Matamoros mientras se entretiene con las frases que no dejan de aparecer una tras otra en el candente chat, Mira fijamente la pantalla de aquella vieja laptop que se traba de vez en vez quizá por tanta información tan erótica como sexual.
Piensa en todos esos hombres que tiene a su disposición notablemente excitados y apunto de la eyaculación, recuerda también a todos los novios y no novios reales que pasaron por su vida, en todo el sexo que nunca fue suficiente, tantos amores idos, tanto placer derramado en cientos de sábanas de diferentes aromas.
Autómata y hábil contesta una gran cantidad de chats abiertos, sin dejar de acariciar con la mano izquierda la parte central de sus muslos gruesos. De cuando en cuando de reojo detiene su vista en el espejo avejentado que no miente, no se atreve a admitir que su cuerpo antes deseado por miles de hombres está apunto de reventar por el abandono sufrido en una década de vida loca.
Aurora abre del todo sus piernas y se observa detenidamente con más odio que pena, regresa la mirada, se pertrecha detrás del teclado para seguir rumiando y mintiendo, se congestiona de sus propias letras con su garganta sin voz pero con tanta imaginación en sus dedos.
Ella sigue dándole vida noche tras noche a esa joven y hermosa modelo brasileña que tiene como foto de perfil..
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