Amantes perfectos

“El amante perfecto” Rezaba el slogan. Los robots sexuales eran la sensación. Tacto temperatura, líquidos corporales… ¡Botón de apagado o mute!- Esos eran los más agradecidos-. 

Increíblemente, se han vendido más sexo robots que IDevices, desde que fueron creados hace más de doscientos años. El Doctor Von Nuts, ahora muerto, es recordado como héroe nacional en Suecia, y como uno de los inventores más reconocidos a nivel mundial. Casi podría compararse su popularidad con la de Albert Einstein, tanto por sus creaciones, como por su carisma y ácidas críticas sociales. 

Él, al igual que Einstein también recibió en vida innumerables y duras críticas, por parte de los conservadores y religiosos influyentes que criticaban su creación antinatural y obscena, así como a sus pervertidos seguidores. Aunque no fue el primero en crear los robots sexuales, el estableció un hito al crear la tecnología genética para la elaboración de piel humana perenne, que con solo electricidad se mantenía viva y fresca.

Se crearon los modelos masculinos y femeninos, obviamente. Y además de que podían ser utilizados con una configuración personal o preestablecida se les incluyo la posibilidad de interacción vía internet, donde el robot masculino podía representar al amante, y el femenino a la contraparte sin importar la distancia.

Ambos robots, copiaban exactamente las reacciones del operador, y viceversa, lo que proporcionaba una experiencia virtual casi humana. Incluso algunos fanáticos, clamaban que era imposible diferenciar esta experiencia del sexo real con esa persona, obviando las diferencias físicas, ya que había disponibilidad de réplicas de tus personajes favoritos, reales o de ficción. El beneficio que proporcionaban al mejorar el control de enfermedades de trasmisión sexual fue bienvenido por los gobiernos y organizaciones de salud pública.

Jean Rictus, fue uno de los primeros clientes. Tras realizar complicados trámites, y recurrir al apoyo de amigos influyentes, vendió su auto y obtuvo un préstamo en su trabajo para comprar la versión beta(1) de una hermosa robot modelo SX Black, que era una réplica exacta de Halle Berry, una de sus actrices favoritas del cine clásico del siglo XX, que tanto el cómo su novia admiraban tanto.

Der la misma manera consiguió también que le vendieran otro a su novia. Y de esa forma, una mañana, estaba en la puerta de su departamento una caja negra de unos dos metros de alto, minimalista al estilo de Apple, -que por cierto ahora poseía el 25% de las acciones de la compañía del Doctor Nuts- su ansiado objeto de deseo.

Así, con sumo cuidado, casi religioso, procedió abrir el embalaje. El robot, que se insertaba perfectamente en una pieza solida de un ultraligero material protector cubierto de terciopelo. Estaba completamente desnuda, y era perfecta, incluso observo que la piel tenía vellosidades que imitaban a la perfección las humanas, y en donde debían estar, aunque podían ser eliminadas a gusto del usuario.

Jean comenzó a acariciar los pechos de su robot (como lo informaba el manual), y este se encendió, y comenzó a mostrar señales de excitación.  Probó todos los sistemas, ópticos, mecánicos y eléctricos, después introdujo su dedo índice en el módulo genital del robot, y comprobó la correcta temperatura y lubricación. En este punto, le costó mucho trabajo concentrarse en los aspectos técnicos, que eran básicos para descartar cualquier mal funcionamiento del equipo.  Las fallas de fábrica podrían ser muy dolorosas para el usuario.

Una característica importante, era que no interactuaban de manera humana. Experiencias previas habían demostrado que si el humanoide era programado de esa forma, el usuario podría desarrollar sentimientos hacia el robot. Estos sentimientos provocaron diversos problemas, como suicidios por desengaños amorosos, o que  los creadores se  aprovecharan esta debilidad del usuario para crear dependencia hacia el robot, lo que en realidad se convertía en un negocio bastante lucrativo, y muy controvertido. De esta forma, se trataba de asegurar que los equipos se utilizaran solo para proporcionar placer físico, y no emocional o intelectual, aunque no dejaron de existir usuarios bastante confundidos.

Jean Rictus, quería estrenar su robot, así que lo primero que hizo, fue ir a comprar algo de lencería, vino, queso, y procedió a establecer una video llamada con su Novia, que actualmente vivía en una colonia orbital, a unos treinta y seis mil kilómetros de altura.

-¡Hola Anika!, ¿ya tienes tu robot?

– Si Jean, ya me llegó. Este buenísimo, es igualito a Jean Claude Van Damme

Jean Rictus sintió como su cuerpo se tensaba –esto ya no me está pareciendo tan buena idea- se dijo a sí mismo, al tiempo que se sorprendía sintiendo celos del robot de su novia.

-¡Pero me habías dicho que ibas a pedir el modelo de Nicolas Cage!, ¿Qué pasó?

-Hay mi amor… es que se terminó el modelo de Ghost Rider, y en las otras películas no me gustó tanto.

-Bueno, que le vamos a hacer, -¿ya lo conectaste al controlador?

El controlador, permitía la interacción a larga distancia como ya se había mencionado. Jean controlaría al robot de Anika y viceversa, de manera que podían simular, de manera bastante real, la interacción sexual entre ambos, y sentir lo mismo que el robot que los sustituía.

-Si Jean, ya lo conecte y estoy con él en la cama…

-Ahí vamos amor

Un torbellino de besos, caricias y fluidos se desató. Se sentían afortunados de poseer los primeros modelos, y tras esa experiencia, quedaron convencidos de que había sido la mejor inversión de sus vidas.

(1)  Beta, desde el punto de vista técnico, se refiere a un producto en etapa de prueba, que se entrega a algunos usuarios para que lo evalúen y encuentren fallas.

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