Seis años hemos pospuesto nuestro hermoso rencuentro. Me he convertido en una sombra que vacila silenciosa, ardiendo y consumiéndose en soledad. Ya he dejado de decirte que te adoro.
Sigo trabajando, la visa no me la han dado, pero ¿qué más da?, no puedo contártelo todo en unas pocas líneas, ¿es que solo fuimos eso tu y yo?
Hace tiempo que no me escribes. No te culpo, me parece que hacen una bella pareja y que sus hijos serán hermosos, como mujer, puedo entender esas cosas. Solo quisiera poder verte una vez más.
Por mucho tiempo he querido entregarte mi corazón, he cometido errores y me ha paralizado el miedo al éxito, miedo a ver realizarse los deseos más descabellados de mi alma. Pienso en ti y un vacío se expande en mí, partiéndome en dos, por un lado soy esperanza y por otro dolor.
Yo soy todo lo que no hemos podido tener, quisiera escucharte cantar.
Tengo el dinero, la maleta y el corazón enloquecido; piensa que no he tenido la oportunidad, pero si acaso un milagro hiciera de alguna manera posible nuestra reunión en un futuro próximo, ¿aún me recibirán tus brazos en Atlanta, querida? ¡Adorada mía?
Marina
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