Olores que matan

Destinatarios:

Mama și tata

Cel mai frumoasa partea din lume, numaru 9

374977-E3 CER, ROMÂNIA

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Un olor a Rumanía ha invadido este zulo madrileño en el que vivo. No se quiere ir. Sabéis que no me gusta cocinar, pero los ojos verdes de Marta me suplicaron que le preparase un plato de mi país y no supe decir que no. Con unos sobres de preparado firmé mi sentencia de muerte al remover a fuego lento aquella salsa en un cazo.

Ahora este olor ha acampado por las esquinas y se ha hecho con el sofá. 

Abro las ventanas.

No piensa abandonarme.

Me tiene atrapado.

ME RINDO.

Sentado y con los ojos cerrados, me dispongo a inspirar. Cuando las partículas se cuelan por mis fosas nasales, retengo el aliento. Ya está. Dentro. Abro los ojos y veo cómo del suelo de mi apartamento emergen violentos los Cárpatos. Miles de pinos y hasta un lago cristalino inundan mi salón. Se me infla el pecho de una transilvania salvaje. Miro hacia la cocina y me sonreís vosotros y las arrugas de tronco de árbol que surcan vuestros rostros.

Voy para allá. Dondequiera que ahora esté mi hogar.

Firmado:

Bogdan