Distinguida señorita:
Le envío la foto que le hice el otro día en mi estudio, no sin dejar de aprovechar la ocasión para dedicarle unas palabras que mi corazón no puede por más tiempo esconder.
Tanto mi cámara fotográfica como yo, quedamos prendados de su graciosa presencia, su tímida sonrisa, su delicada mirada. Desde entonces, adorada señorita, sueño con volver a posar mi objetivo sobre su dulce rostro, ya que mi interés por usted es sincero sin duda.
¿Sería posible que mi destino y el suyo pudieran caminar algún día por la misma senda?
Impaciente por su respuesta y en espera de su perdón por mi gran atrevimiento, quedo rendido a sus pies:
Florencio
Señorita Rosita Almeda
C/ General Mola 33
Madrid
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