Por la grasa que da brillo a tu cabello el piojo se tira en tobogán. Los manjares de fritura que recorren tu sudor y el humedal entre tus piernas, me recuerdan los pesares de un delicioso manjar, tan delicioso que uno no se debe acercar. Yo lo aprecio y no lo juzgo por sus «juzgos» purulentos.
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