El fúnebre canto a los pájaros de la madrugada, mientras por mi ventana el agua caer.
El hielo de tu mirada a mí me hace estremecer. ¿Cuántas cosas han quedado olvidadas? dime, que no sé que hacer.
Éramos paz y ahora somos un desdén de hielo que cubre la piel.
Dime vida mía si alguna vez a mí has de volver, te estoy llamando a gritos, necesito más de tu piel.
El viento resoplaba hasta que vi el amanecer, los pájaros se fueron como mi alma con tu ser.
Tu que me dabas vida y ahora solo queda el óbito del amor que una vez existió en esa muralla escondida donde mi corazón no te olvida.
Los recuerdos vida mía no son nada si no estás, te me apareces hasta dormida pues hasta en mi respiración estás, es algo incontenible no creer que alguna vez cuando no te vea, vas a decidir volver.
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