Consideraciones. Vida y Sol.

Consideraciones. Vida y Sol.

Considero que lo mejor de la vida no es vivirla. Mucha gente piensa que la vida por sí misma es razón de peso para vivir: “todo pasa por algo”. Considero a la vida como si fuera un sol, nuestro Sol; el cuál sale y se pone. A veces lo vemos radiante, y somos conscientes plenos de ello, y nos regocijamos; pero otras veces está ahí sin que le demos mayor importancia: ahí estamos viviendo a pesar de la vida. Otras veces en cambio el cielo se nubla y buscamos el Sol, y no lo hayamos; el Sol nos parece entonces injusto por no aparecerse a nuestra petición, es como cuando estamos mal y buscamos razones para vivir en la propia vida, y no las encontramos. A veces vemos pequeños claros entre tanta nube, otras ni eso: sólo lluvia y rayos, y nieve, y truena. Al final del día el Sol se pone, y le hayamos buscado o no un sentido a su pasar, siguió pasando y se fue. De hecho, la Tierra giró alrededor de sí misma, y sobre el astro; y tuvo a penas relación con aquél, más allá de la iluminación que este le procuraba. Así, nosotros giramos sobre nosotros mismos y alrededor de la vida sin entenderla pero siendo lo suficientemente generosa esta para permitirnos vivirla, verla, justificarla, criticarla, pasar de ella, o buscarla.

Pero llegará el final, y nosotros nos iremos, y ella seguirá. Será nuestra noche más oscura. Y de igual modo que al final del día nos acostamos y repasamos el día, si hay tiempo, si no hay sueño -otras caemos rápidamente en los brazos de Morfeo-; nosotros haremos lo mismo en el ocaso de nuestros días, añorando la luz de aquél Sol brillante que a las 15:00 nos bañaba.

Considero por esto que la vida es hermosa por ser ajena a mí, la sensación de no poder alcanzarla es lo más bello que tienen el Sol y la vida. Lo mejor de la vida no puede ser vivirla porque es un punto de partida, una premisa, una base; no un todo, no un resultado. Lo mejor de la vida es su no-control, su distancia, su grandeza simple; pero sobre todo su manera de cautivarnos y hacernos pensarla y mirarla sin que ella lo pida.

En cambio nosotros pertenecemos a este mundo, a esta Tierra, ajena a la vida; y hemos de vivir acorde a lo que nos vaya ocurriendo y ser conscientes de esto, y disfrutar las sensaciones de vivir: los llantos, las risas, y los cabreos, y la ansiedad, la alegría, la felicidad o la tristeza. Con quien quieras, con lo que quieras; pero siendo humilde y honesto con uno mismo y con el resto.

El Sol nos ilumina pero no nos mira, no nos juzga; igual hace la Vida: sólo le debemos el respeto de darnos luz y vida, y qué menos que no quitarle al resto este privilegio, no apagar, ni entorpecer, el baño de luz a otros; sólo procurar que siempre haya luz a raudales para todos.

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