Carta a mi Guitarra.

Veo detrás de tus heridas cada canción, cada día de compañía, cada nota en soledad, cada instante no perdido donde volvieron mis latidos.

Me rescataste del abismo en mis peores dias, con cada cuerda, cada traste me diste vida.

Y si no supe cuidarte , siento tus heridas como mías, arden hasta los huesos, entre tu y yo no existe un nombre solo silencio.

No sé si me escuchabas, me acompañabas, me hablabas, me sentías o todas al mismo tiempo, pero sé, que me sostuviste, me apoyaste con tu brazo, sonaste con el alma, con tus justas tensiones, perfecta simetría.

Mis lágrimas se derramaban y los gritos de mi alma, entrecortaban las palabras que sobre tus sonidos pretendían liberar tanta desolación,tanto desamor, tantas nubes negras, tantas ganas de no existir.

Sé a quien le debo mi vida, mensajera de la música, de arte mi guitarra sonante.

Sé con quien he contado sin juzgarme, enjuiciarme o refutarme, confidente, fiel amiga mi guitara sonante.

Sé quien se quedo a pesar de las pocas sonrisas sinceras, de los muchos malos ratos, de los tantos caprichos, de los pocos amigos, se quien no se marcho, mi guitarra sonante.

Sé a quien recordare aunque deje de respirar, a quien no dejare de llorar cada noche sin lagrimas, a quien en vez de pedirle perdón observare fijamente en silencio hasta que mi corazón se apague, mi guitarra sonante.

Y lo que nunca sabré, es por qué me conectas con la vida cada vez que me despido de ella, por qué me recuerdas que valgo la pena, y que si no soy feliz en este mundo, por lo menos puedo intentar que otra persona lo sea, nunca sabré.

Como me llevas de la mano sin ningún interés, cuando el resto del mundo si lo hace.

Nunca sabré, pero aun así, cuando dejemos de soñar sabré que tuve con quien estar en soledad.

A mi Guitarra Sonante.