Enemigo

La frase arrulló al silencio

despojando con honestidad y hastío

los pasos sigilosos del errante por la tierra negra

rompiendo el manto mudo, lúgubre

para que el canto suba magnánimo a las montañas impías

junto al batido de los pájaros

su rostro continúa empapado de las cuatro lagrimas

abatido por las frases desdichas

remolcando el balandro pálido tras su rastro

recibiendo miradas fervientes de empatía que le arrojan los extraños

la soledad pulula constante y no conoce de tiempos ni de espacios

hasta alzar su voz trémula

indiferente a la miseria

el andar penitente del errante, persiste tímido/furioso

revolviéndose el sombrero con las palabras truhanes de egoísmo imperante

como el yerro de los Dioses

las palabras subyugan tragedias inoportunas.


En exilio

La ilusión de los Dioses ha decrecido en estas tierras lejanas y convulsionadas

con la sangre derramada que ha saciado a los extraños

Aguantamos errantes y de nuestro pecho brotan generaciones libertarias

Nacerá aquí la nueva raza

y esta tierra devorará al último gigante

que ha visto la belleza del alma

reflejar su rostro en los hielos

aprisionado en nuestras gargantas.



El balandro

El balandro arroja sus ropajes

sobre cimientos

la armonía petrifica

y conforma

NO VOLVEMOS

la mirada hacia él

Sus miradas trepan

trepan

días

trepan

noches

Estamos suspendidos

T R E P A N D O

sobre rayos lánguidos

Y el balando con estupor

depura

en su estanque.


La Luna


Llora

por no saber llorar

la Luna

se posa en nuestra mollera

sus lágrimas manosean

sobre esteros entumecidos

decrépitos

muerte

con su gimoteo

El periplo se rige en elipse

violento y desdeñoso

Se repite a si misma

se imita

con cinismo

y llora eternidad

Llora

por no saber llorar

La Luna

Lasciva

dueña

fugitiva por su amar

Llora

sobre nosotros

y no sabe llorar


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