Por mi débil mente
vos permanecías ausente.
Por mi insolencia
yo pediría clemencia.
¿Qué he hecho?
Me encuentro ya deshecho.
Perdía mis cabales
por acontecimientos cruciales.
No me encuentro,
no lo entiendo.
¿Dónde estoy?
Perdido voy.
Todo estaba oscuro,
se nublaba mi norte,
ya nada era puro
y no veía el horizonte.
Consternado y arrepentido,
pensando en vos constantemente
con el corazón dolido
por una decisión incoherente.
Y no exagero al decir
que en su ausencia no pude vivir.
Pues al pasar sin ella dos lunas llenas
sentía estar pagando la peor condena.
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