Te quiero. Sí.
Solamente, simplemente,
sin mezcla de otra cosa.
Tú no puedes escucharme,
ya duermes.
Todo llega en su momento.
¿Te das cuenta?
La vida no significa buscar a una persona por su físico.
Tú sin saberlo, no querrás a ese físico.
Ese cuerpo en su perfección no te amará a ti,
no te engañes.
Aprende a darte cuenta qué esa exactitud llamada rostro, piel y cabello no ama,
sólo se adhiere en su sustancia.
Te quiero con toda mi alma,
y mi vida.
Te beso al corazón, sin miedos.
¡Nunca!
Y queriéndote desde lo más profundo de mí ser,
sufro cuando no te veo sonreír.
Tu sonrisa me da paz, tranquilidad,
fuerza y empuje para seguir luchando.
Porque en la vida estamos para disputar, bregar,
abrirnos pasos.
¿Si no? ¿Qué somos?
Sonríeme, en el favor del querer.
A mí me enamoras tú, porque te amo.
Te quiero porque es lo que siento en mi obligación,
la cual seriamente me exijo, no te puedo amar más.
Me haces ser (yo) en la naturaleza que soy,
aunque a veces no me guste,
aún estás dormida.
Lo respeto, ese es el ser humano,
la tolerancia.
Y te amo,
y te quiero.
Es el placer, el amar, el amor,
el querer.
El sentirte de menos ¡Entre mis grandes amigos!
Echarte de menos eso es lo que siento,
siempre que no estás a mi lado.
Pero te espero, me vale la conformidad.
¿Y sabes por qué?
Por tu forma de amarme, de expresarte,
de contarme, de respetarme, de admirarme,
de devorarme, de sentirme, de guiarme,
de consolarme, de comprenderme, de quererme,
de hacerme tan feliz.
Porque mi felicidad,
es el brillo de tus ojos.
La sonrisa de tus labios.
Y al despertar, me verás.
Lo sé.
Y a (yo) saberlo,
sólo seré feliz,
y empezaré a creer en los sueños,
porque los sueños existen.
Y mi sueño,
eres tú.
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