De mirada libre

De mirada libre

Rober Ta

17/07/2017


Con el querido Bukowski

emborrachamos de locos,

atravesamos las calles sin nombres, ni rostros…

¿Qué malo hay

en todo esto,

de que sea diferente?

¿Que tenga mi bufanda arrugada de forma nido

y nada de los nudos de Daniel tan aburridos?

¿Qué pasaría si

después de no sé cuántas copas,

aún atravesáramos

las viejas puentes rotas?

¿Es malo combinar los sentimientos

de modo más platónico, sin cuentos, cientos?

Tener la pieza tan sagaz,

a la que sientes incapaz

de aplicar

a lo real,

por demasiado

genial,

por miedo

de perder

querer,

por eso,

decidir,

que pupilas, pues, éstas,

como Bécquer las describe,

queden para siempre

de mirada libre…

Apoyando las farolas de un muelle blando,

Susurrando travesuras, mientras la bufanda

vuela de mi cuello,

suelta en el aire denso,

como tú aquella vez –

enfadado, tenso,

sin palabras, con portazos,

trato hecho –

ya sin lazos.

Las corbatas tristes, pero bien colocadas,

despertaron a los ojos, míos, hinchados,

respiro a pasos, el mundo se hunde,

o puede que mi cerebro confunde:

¿Quién soy y a dónde,

maldita sea, ando?

Sin coraje,

ambiciones,

con las tontas

reflexiones…

Si, soy como cualquier muerto,

enterrado hace tiempo

en los miedos infantiles,

con tristezas y desdichas

muevo mal a todas fichas.

Perdonadme mis errores,

Dioses, Diosas y Amores,

sobre todo, tú, amigo,

no me culpes sin sentido,

ya que, sé lo poco:

que – ¡vivir tampoco! –

existir me queda en las tumbas negras,

donde se inspira – solo en mentiras,

entre los amargos ratos de cafés,

sin explicaciones cuándo y porqué –

por las madrugadas,

frías y extrañas,

al pasar aquellos

ebrios paseos…

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