Extrañarte así
Solía pensar en lo imposible
y lo posible de este imposible se abrió en puertas
saliendo el sol cada vez que despierto y te huelo
aún estando fuera, aún lejos
mas bien cerca.
Sabes a mar cuando uno llega
y a esas brisas veraniegas que despeinan
te pareces a las rosas blancas cuando florecen
y también al marchitarse, ya que son siempre bellas.
Un aroma similar a caminata pausada sobre la arena
donde los pies son alas
y hasta la piel, a carcajadas, juega.
Sabes a tiempo que no conoce de «cuándos»
y hasta la escarcha atibiada se encuentra…
Me sabes a color rojo
a llama, a fuego, a luz, a vela;
cuélate con tu aroma las veces que quieras
solo así seré luciérnaga,
y solo así mi aire será eternamente
un hermoso jazmín de primavera.
Leyes del amar
La pupila se cerró tras esa regla impuesta,
resintióse de leer escritas en puño y letra las palabras de un «adiós».
Dilatada y enferma terminó por derramar gotas negras,
cubiertas de lodo,
provistas del daño de un corazón que se dejó amar,
amar para perder y derrumbarse.
Leyes del amar…
quien ama, entrega,
quien entrega sabe que puede fallar,
fallar la dicha que entre manos florece,
florece estando de a dos
como de a dos marchítase.
¡Mírala! Es ave derrotada en guerra.
Leyes de amar…
quien ama, se entrega,
y odia en lo profundo a quien se va dejando huellas
y duelo en los almanaques
y en las escaleras,
tras los pasos de aquella quien lo sigue
y sí, sigue
en la espera de que vuelva.
?Mar no, océano?
Y si me siento ahí
Hablo o me callo
Y si digo la verdad
¿A quién miento?
Para qué tanta poesía de entredichos,
malcrío.
Malcrío mis días para no aferrarme a esa rutina.
¡Y para qué! Para qué te lo digo;
Para qué decirte la verdad si la mentira sabe más a oceáno, y deja atrás el mar.
Conviene que me siente allí, y calle.
Y en silencio, te diga.
Repito mis mismas frases inconscientes,
Vuelven a mí las mentes perversas de ser y el Ser ¿para qué?
A causa de qué digo lo que quieres oír…
si el oceáno sabe mejor que el, y el haz de luz que amanece es mejor que el de la luna al anochecer.
Prefiero mentir… prefiero la no verdad del inconsciente… prefiero sentarme allí, y al mirarte,
Reír descaradamente
Frente a mí
A él, espejo.
1. (Calla)
Mirada resplandesciente ante un sol silenciado;
Calor de hoguera, de estadía en juego de a par;
¿eres mano?-pues lanza.
¿Tienes póker?-pues gáname, no haré más apuestas.
Te levantas, volteas y aciertas. Allí, yo. En la sombra, bajo tu sombra… mi luz ajena.
Ajena de mí,
Ya de ti,
Con y sin lágrimas,
Sin y con,
cadenas.
Ruego, te ruego.
«¡Márchate!»
Al salir mira por el cerrojo
Desde donde mis ojos
Ajenos, te dirán…
Mejor, ¡silencio! -me callo.
Él sabe de lo que hablo, y Él desde la cima,
Dice: «Calla. Calla niña, antes de que el corazón duela».
2. (ASí, TÚ)
TE VI EN UNO DE MIS DÍAS;
EN UNO DE ESOS TANTOS;
Y TE RECONOCÍ AHÍ BELLO;
FUISTE INMENSO EN LA PEQUEÑEZ;
TE VOLVÍ FRESCO EN MI INCERTIDUMBRE,
TE VOLVÍ LA RAÍZ PARA UNA SONRISA TRAVIESA,
TE MIRÉ CERCANA ESTANDO LEJOS,
TE BRINDÉ MI LUZ ESTANDO A LA SOMBRA.
Y ASÍ NOS RECONOCIMOS EN LA MULTITUD;
Y ASÍ NOS VOLVIMOS MÁS QUE DOS SOLITARIOS.
PASAMOS A CONVERTIR NUESTRA SOLEDAD EN COMPAÑÍA;
BUSCAMOS EN EL OTRO LA MÁS BELLA POESÍA;
Y HALLAMOS EL AMOR SIN QUERERLO;
Y NOS VOLVIMOS PARTICÍPES DE UNA HISTORIA ABIERTA;
MUTAMOS PARA SER HÉROES FRENTE AL CIELO.
FINALMENTE, TE ENVIÉ MI SOPLIDO A OSCURAS;
Y EN AQUEL SOPLIDO TE TRANSMITÍ EL PODER;
EL PODER DE MI JUVENTUD ENCENDIDA…
…Y PARA VOS FUI TODO,
TODO LO QUE ALGUNA VEZ QUISE SER;
LOGRÉ SER YO;
SIN NECESIDAD DE CONFUNDIRME CON VOS.
3. (Ayúdame, Freud)
¿?¿?…
Qué de cierto en esa silla
Qué de incógnitas si tan solo me espeja
Será dolor de encierro de ideas
Será de odio de sueños de gigantes y enanos que juegan en reserva.
Qué de esa silla
Si somos cuatro ojos
Un poco más de miles de neuronas que se conectan
Un Sr. Sig apuntándolo todo
Una súbdita deseando regresar a casa, entre tanto lodo, entre tanta sana cordura inconsistente a su demencia esporádica, entre tanto andar con rumbo de buses llenos de gente de mirar triste, resentidos, malvividos…se distrae y vuelve.
Qué de esa silla
Tantas preguntas diarias…
Traspasa la puerta
Llega a la placita de siempre
Recién allí, sentada
Ojo no en aquella silla
Puf!! Respuestas y más respuestas.
4. (Viedma de regreso)
Te fuiste muy pronto. Sí y repentinamente.
Dejaste abrazos compartidos, risas volando en el viento, besos sureños, candente
Te fuiste muy pronto en la desdicha de un verano a cuestas, de un brillo de sol diferente, de un sabor a sal que ya no sabe a mar.
Te fuiste, y demasiado pronto;
Y me pregunto dónde miras, con quién comes, qué te alegra;
Si es ella que al posarse y me saluda…
si es él que me roza y me despeina…
Si son sus raíces que me detienen y sustentan…
o si es aquel que de noche se oscurece para dejar que en sueños;
En sueños y de tu mano, camine por cada una de esas huellas añejas.
5. (Duelo hecho carne)
Esfumada está
Se fue con su alma dejándole
Así alcanzó la arena y corrió
Y al dejar su rostro virar, le sonrió.
Dejó sus pies libres,
húmedos para disfrutar la calidez
allá él, siguió intacto,
con sonrisa perlada y mirar ausente;
ella volvió a sentirse triste o más aún, melancólica.
Consiguió remediarlo inyectando amor en sus ojos;
y al cabo de un rato, era todo sol.
Imaginó lo llevaba de la mano, en silencio;
queriendo, ambos, sus almas pacificar.
Mas regresó, de pronto, el silencio.
Y en silencio aquí, allá,
en el ahora por lo que fue,
ella esfumada
percibe su soledad.
6. (No te rindas)
Pluma no te rindas
No te rindas que Benedetti dice
Que la vida es eso,
Es sembrar sobre cauces desgastados
Sobre agua en deshielo.
Es partícula de paz en flia,
Es amor del bueno;
Y del malo, prodigios a cuestas;
Y razones,
las que no encuentro…
No t rindas que yo t amo,
Y sino muero,
Porque no t mato para no matarme,
No t ignoro para no perderme; y
Haré solo polvo de mí, ausente
Con razón y sin razón,
Cuerpo de ADN de cadena incompleta,
Y de células de gen inseguro
¿de qué se trata todo esto?
No entiendo,
Mas no me rindo
Mas Benedetti me dice: “Tómalo y/o déjalo”.
7. (Cuéntame de intenso)
Cuéntame
Así de a ratos, tu charla necesito
Ese sonido a fuerza bruta;
A cádiz de fuego encendido y
De a mechas;
De bravía llama;
Azul y rojo, aunque otro quisiera;
El tuyo es el mío.
Llórame
Así de a ratos, tu palidecer necesito
Ese olor a rama que se quiebra;
A negra muerte de alas y
De a solas;
De verte desde la sombra;
Cuando eres tú
Soy yo;
Y sin mí, sin ti
Tú, yo…libres.
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