En un bar se cruzan historias, una nos registra que el dueño de dicho bar se le conoce como el indio, sin embargo su nombres es Juan Diego, Él preparándose el encuentro Colocolo versus Universidad de chile. El mostrador hecho un lustre, remozado para tal encuentro, espera con ansias a las personas que le darán vida. En la lejanía se ve la cordillera de los Andes que desde siempre acompaña las penas y glorias. Existe una acalorada conversación entre don Juan Diego y su mujer, el gato regalón con grandes orejas escucha, que ella dice tendrás un final sin igual hoy.
En Lastra, una pequeña y humilde pieza, en ella se siente unos golpes en la puerta, ellos corresponden a Lalo, éste dice, compadre necesito de una paleteada suya, mire no he podido lavarme, así que pensé en usted, Pancho contesta , pero que los dueños no se den cuenta. Acto seguido entran ambos al baño que curiosamente poseía agua caliente, se las arreglan para ducharse y salir raudamente de la casa.
Estos amigos cruzan por Guanaco con rumbo al bar “el indio”, en horas del atardecer el cual nos muestra un gato de color negro y blanco que corre tras un gato de color gris y azulado, en forma inesperada el gato gris y azulado brinca rápida y certeramente, estira la garra con lo que le dará un zarpazo al otro gato. Al mirar esto Lalo menciona, estos gatos los viste compadre, me inyecta a la vena una mala espina, Pancho responde, no seas chato.
De comienzo a fin el partido llena al bar de tensión, el dueño del bar encorva el cuerpo con los dedos entrecruzados, un bombo retumba en el ambiente, se siente abrir la puerta del baño, entra precipitadamente el dueño, su cuerpo lleno de retorcijones expulsa un hedor unido a un salpicón de desechos, decora todo el baño, en su desesperación limpia como pudo aquel desastre, golpean la puerta, pero él no responde… gol de la Chile, el bombo deja de tocar y se caer un silencio estruendoso.
las desventuras del bar del cacique quedan en avenida la paz, en cuyo lugar Lalo ve las estrellas desde un colchón…
Los pasos de Pancho tratarán de no ser escuchados, él recordaba que corría por los tejados con la boina en sus manos, el dueño tras de él gritándole que le pagará el arriendo y devolviera la boina. Bueno se decía a sí mismo la suerte está echada… agregaba su pensamiento, la historia de esos gatos que pasaron por la calle Guanaco.
Don Juan Diego se le venía la noche a su alma. Aparecen dos vasos y una botella de pipeño, se encontraba en un estado de irritación, Sucedió que cantaron unos pájaros en la oscuridad presagiando, que ante la derrota en la vida se abre la luz, todo terminó en un baile al cual se le adelantó una gran conversación…. para estas vidas, división de sentimientos y viviencias
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