Esta es mi calle. Nada, mejor dicho, ya que, me llamo Ana. Lo de Santa ya me queda algo grande, pero esto no viene al caso. Está ubicada en un pueblo minero al norte de España, más precisamente en Asturias. Dicen las malas lenguas que mi pueblo es el más feo de toda Asturias. Yo también pensaba así cuando me casé, hace veinte años y vine vivir aquí.
Teniendo en cuenta que, he vivido dos años en Llanes; pueblo costero y turístico, venir a un pueblo lleno de bocas de minas, donde el cielo en otoño se tornaba gris por el humo de las chimeneas de las cocinas de carbón… Lloraba todos los días deseando volver a mi pueblito costero.
El tiempo fue pasando y fue conociendo mejor el lugar. Descubrí que es un pueblo histórico, de la época de Pelayo y Rey Aurelio. Comencé a querer el pueblo y su gente.
Con el pasar de los años, tuve descendencia en este pueblo. Hice amigos y aprendí a quererlo más que a ningún sitio.
Hoy, mis hijas ya son mozas y comparten mi encanto por el pueblo. Son dieciséis años viviendo en la misma calle, en el mismo piso. Es casi una vida.
Así como en el video, mis hijas comparten sus amistades desde muy pequeñas. Desde parvulitos a bachiller, estas niñas caminan por el mismo camino.
Después de la evolución del gas y la calefacción eléctrica, es muy difícil encontrar cocinas de carbón, así que, nuestro cielo ya no es gris, si no azul durante todo el año.
Mis vecinos, mi gran familia, van desde jóvenes a mineros retirados, pasando por gitanos y extranjeros. Todos vivimos en armonía, respetándonos y ayudándonos, los unos a los otros.
No somos de celebrar fiestas como antaño, donde se cerraban las entradas a la calle y celebrábamos, con gran banquete, las fiestas de Pascua, pero compartimos muchas otras cosas. Por ejemplo, la constante pelea por el aparcamiento. Tenemos una gran cochera, aun cerrada, para, por lo menos, treinta cuarenta vehículos, pero, el propietario, que es el estado, aun no dio permiso para la venta de las rayas. Así pues, aparcamos todos en la calle.
Mi calle comienza en un Instituto y termina en un parque. No es la más grande del pueblo, pero está muy bien situada. Tenemos la estación de Renfe a dos pasos. Un auto servicio de alimentación a la vuelta de la esquina y hace poco teníamos una pescadería que cerro por defunción. Teníamos una librería que también cerró. Ésta fue por la crisis. Pero no tenemos bar. Es una calle sana, de gente sana. Esta es mi calle, SANTANA.
FIN
Calle Santana, El Entrego – Asturias
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