No es una calle muy transitada del pueblo, tiene su parte de tranquilidad, pero también su contaminación acústica, por ser una calle perpendicular, de la avenida principal del pueblo.
Se trata de una calle pequeña, donde se escucha el bullicio del tráfico, especialmente, los días que los coches se quedan atascados en la carretera, porque alguno/a tarda un poco más en aparcar y se forma una fila de coches parados, que empiezan a tocar el claxon con mucha impaciencia, como si el coche pudiera salir volando al hacer más ruido y molestar…
Recuerdo siempre aquellos días de la adolescencia y juventud, cuando eran las fiestas del pueblo, y las peñas se colocaban muy cerca de esta calle. El ambiente que se respiraba, era un fuerte y desagradable olor por las mañanas, porque mucha gente iba a orinar a los alrededores, y también a vomitar, cuando beben demasiado alcohol.
También recuerdo siempre, al quiosquero que cojeaba de una pierna, y andaba por esta calle con un bastón.
Era un hombre mayor, con cara de ser muy buena persona, en apariencia, aunque su interior, puede variar por completo, nunca se sabe.
Tenía un pequeño quiosco en la esquina de la calle, hace ya muchos años.
Luego, desapareció sin más, pero él, seguía pasando por la calle con su bastón, caminando muy despacito, para poder contemplar el lugar donde había tenido su pequeño quiosco.
Al final de la calle, enfrente de mi casa, hay un pequeño parque que se observa desde la ventana, donde juegan los niño/as, mientras las madres se sientan en los bancos y las personas mayores hacen ejercicio en los aparatos.
También hay un hombre, que se esconde entre los matorrales con un litro de cerveza envuelto en una bolsa de plástico, mientras bebe, creyendo que no pueden verle.
Bebe para olvidar, olvidar los problemas que no sabe cómo resolver, o quizá no puede resolver por muchos motivos.
La calle es un reflejo del mundo que habitamos, una pequeña muestra de la realidad cotidiana, donde nos sentimos un poco más seguro/as frente a la tremenda guerra que se avecina en otros lugares.
Es un lugar donde vivimos experiencias personales muy intensas, aunque son más cortas en el tiempo, más breves.
Es la calle donde me saluda ese vecino con el que nunca suelo hablar, pero su saludo me recuerda, que yo también formo parte de algo.
Calle Pelícano.
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