El pozo de la calle Bordadores

El pozo de la calle Bordadores

La historia que vengo a contarles sucedió tal día como hoy hace años. En ese pozo apareció un cadáver, hasta aquí todo parece normal, lo extraño es que era el cadáver de un muerto, me explico, hallaron el cuerpo de un hombre que meses antes había desaparecido pero que llevaba muerto diecinueve años. Nadie pudo explicar el hallazgo, en el pozo de los deseos de la calle Bordadores: “acaban de localizar el cadáver de un hombre de raza caucásica que murió hace diecinueve años y que se dio por desaparecido hace tres meses. Su viuda, afectada, desconocía que hubiera estado casada con un muerto”.

El otro día paseando por allí me topé con el citado pozo, son muchas las leyendas que dicen que si miras el agua reflejada del aljibe, el hombre-cadáver volverá de nuevo a la ciudad. Lógicamente me acerqué, no soy miedosa y me gustan las emociones fuertes, y observé la superficie del agua, estuve unos segundos, los suficientes para ver y sentir que detrás de mí había alguien. Cuando me di la vuelta la calle estaba vacía, la niebla estaba cayendo y un frío helado se había metido por mi abrigo. Regresé a casa a pie, quizá porque la tentación es nocturna como yo, y al torcer una esquina lo vi, de frente, sonreía. Eché a correr, no iba a ser yo su próxima viuda.

Calle Bordadores, Salamanca

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