Soy  Monarca. Soy  tipo con suerte. Soy rey. Mi hermano Argis palmó pronto y yo fui elegido para la gloria, como la novela de Tom Wolfe (The right stuff).  El azar es importante en la vida, pero  yo  me lo he currado. Me he ganado el honor de tener una calle en mi tierra  a base de guerrear hasta los 85 años mandando a mis tropas. Esta es una edad longeva para mi época, donde  según las estadísticas, los hombres moríamos  antes de los 44 años y las mujeres  a los 33 años. Soy gañán con suerte. Nací con un defecto en el pie.  Normalmente me hubieran tirado por las laderas del monte Taigethu,  pero mi padre  usó la  Amphidrómia  y  me aceptó pese a mi defecto.  Tengo baraka, porque además  en  Laconia tenemos dos reyes. Cleómbroto y yo. Un  día  del 397   echamos a suertes quien mandaba esa jornada  las tropas a la batalla. Le tocó a él, mientras yo me quedaba en mi  klaros  (finca), cultivando acelgas. A él le limpiaron el forro en la batalla de Leuctra  luchando contra los tebanos de  Epanimondas y su  Falange sagrada, mientras yo me quedé  con los amiguetes  de parranda (Syssitia ) Somos parcos en palabras. Lacónicos. No queremos parásitos, pero tenemos dos reyes. Somos Lacedemonios.  Detestamos  a los demócratas  como los que se reúnen en el Areópago de Atenas a vivir del cuento y cobrar dietas. Practicamos la dureza, dedicados al entrenamiento militar. No nos permiten casarnoss hasta los treinta años. Nos  apañamos a base de  ser un poco kaptapygos en los cuarteles,  comemos una porquería  melanos somos o sopa negra. Es tan repulsiva  que con razón dicen que, espartiatas pata negra, no le tememos a la muerte con tal de no  volver a probar esa bazofia. No queremos políticos, somos una sociedad totalitaria. Yo detesto la película ésa de “300”. Nos retratan como nenazas que van dando saltitos  con falditas cortas y  cogiditos de la mano. En realidad, como  en la  tragedia  Lisístrata nuestros  embajadores entran  con bastones  debajo de la túnica simulando una erección. Anècdota: iba de excursión por la Aúlide  pretendí  hacer un  sacrificio  a los dioses  (intentando imitar a Agamenón que ofreció en sacrificio a su hija Ifigenia ).  Los tebanos me lo impidieron humillándome. Tres años después, pasé por el forro a su democracia, pateé  la Cadmea (una especie de Partenón )  e instauré un régimen totalitario oligarca. Romanticismos, los justos.

Soy un tipo afortunado, porque he tenido una vida plena, longeva, y feliz. Hoy  día tengo una calle en mi  tierra.  A día de hoy no es  fácil que te dediquen una calle, voto a Licurgo. A un tal Zerolo le dedicaron una por ser un  kinaidos, o si lo prefieren, como decía  Aristófanes  un  euryproktós. Yo tuve que currármelo un poco más y reinar  durante 41 años conduciendo a mi pueblo a la victoria, dominando a  periecos e ilotas, para que me  bautizasen  una calle, la Agesilau dromós

,CAM01823.jpg

AGISILAOUDROMOS 74,90 ESPARTA GRECIA

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus