I Concurso Historias de la calle Fundación Escritura(s)
I Concurso Historias de la calle
31-05-2016. Publicado el fallo del jurado sobre los premiados: ver aquí
Estambul, de Alex Webb
Pautas
Los concursos del Club de escritura Fuentetaja, organizados por la Fundación Escritura(s) en colaboración con Talleres de escritura creativa Fuentetaja, buscan ser ejercicios motivadores, un modo sugerente de trabajar propuestas para la práctica de la escritura. Para cumplir con su objetivo es importante que el usuario se ajuste a las condiciones de cada convocatoria. Os resumimos las fundamentales de esta primera edición de Historias de la calle:
1. El concurso se convoca en varios registros que conviven a la misma altura: texto, fotografía y vídeo, así como sus interrelaciones.
2. La extensión máxima es 500 palabras, 10 imágenes y un vídeo de 5 minutos. Pueden combinarse los tres elementos siempre que cada registro no supere esos máximos.
3. Es obligatorio señalar al final de la obra, en mayúsculas, el nombre de la calle (y localidad) que sirve de inspiración al relato.
4. Se debe añadir también una imagen del edificio o calle (se puede usar la aplicación de Google Street View). Si la imagen no se integra dentro del texto, debe ir al final, después de la palabra FIN, para señalar que va solo como referencia de la inspiración del relato.
5. En las obras donde el texto sea predominante, se valorará la introducción de fotografías y vídeos como recurso creativo, con carácter documental y/o artístico.
6. El Club se rige por un pacto ético: Para poder acceder a los premios será necesario haber puntuado al menos 10 obras en el periodo de votaciones. El club es un espacio para ser leído y comentado, pero también para leer y comentar las obras de otros.
7. La organización no mantendrá correspondencia sobre las bases del concurso. El participante debe leer detenidamente las bases completas.
New York City, 1968, Lee Friedlander
INTRODUCCIÓN
Historias de la calle es el segundo concurso del cuadríptico que inauguró Historias de familia: cuatro propuestas que quieren animar a los participantes a explorar literaria, fotográfica y audiovisualmente sus entornos más inmediatos, más cercanos. De inspiración realista, buscamos la intensidad y autenticidad que surgen de las experiencias directas y vivenciales.
En este concurso os invitamos a contar historias en un marco claramente localizado: tienen que ocurrir en el edificio o en la calle en la que vivís o habéis vivido. Puede ser de carácter testimonial o ficcional. Las historias podrán ser sobre un vecino, de pura evocación personal, de carácter costumbrista sobre la calle en cuestión, sobre un bar o un comercio, sobre sus personajes —un guardia urbano, un barrendero, un mendigo, un quiosquero…—, o sobre algún hecho relevante, surrealista, épico, festivo, o misterioso, que esté en la memoria de quien lo escribe o en los habitantes del edificio o la calle.
MOTIVACIÓN
Historias de la calle responde a nuestra convicción de que el barrio no es solo un espacio físico que funciona de escenario de lo cotidiano, un aspecto secundario de muchas de nuestras vivencias. Es, más que eso, un eje de coordenadas que nos sirve para orientarnos, para enclavar nuestra vida o los diferentes tiempos de los que está hecha nuestra vida. Las personas que nos son más queridas, pero también las caras conocidas, como presencias habituales, y los saludos, las conversaciones circunstanciales y los distintos espacios, y olores y sabores, conforman una topografía sentimental, en la que cada elemento tiene asignado un valor afectivo, cada uno como una sinécdoque formidable: la parte por el todo para recuperar en un instante un cúmulo enorme de vivencias que hacen a uno reconocerse a sí mismo. Porque la calle o el barrio afianza el sentido de pertenencia, y con este el de identidad, sobre todo en la infancia y la juventud. Las calles se pasean, pero también se habitan. Es una habitación, en sentido propio: una sala de estar común, el espacio idóneo para la convivencia (la peor condena para el ateniense era el ostracismo: desterrarlo, alejarlo de su tierra). El barrio o la localidad funciona en cada individuo de marco de su vida: en realidad como un segundo círculo concéntrico, con un radio más amplio que la familia, que también lo abraza y lo protege, o en circunstancias menos favorables lo presiona con determinación para no dejarle escapar. La ciudad es como una casa grande, decía Alberti. Lo diferencia de la familia la posibilidad de elección que se abre aquí, con un peso menor de lo impuesto o lo que uno no puede cambiar: la decisión (aunque muchas veces limitada) de dónde se quiere vivir y con quién: la elección, por ejemplo, de esos primeros amigos del barrio, que son determinantes en la conformación de uno mismo.
Responde también este segundo concurso a nuestra preocupación por la pérdida de la calle en los últimos años. Los padres de los niños y adolescentes actuales crecieron en la calle, la mayor parte de su tiempo libre lo pasaron en la calle, relacionándose dentro de un grupo amplio y flexible. Sus hijos, en cambio, esto no lo han conocido. No porque hayan decidido sustituirlo por los nuevos modos de comunicación que permiten los aparatos electrónicos, sino por el miedo de sus padres a que les pase algo si los sueltan en la calle y les conceden la libertad de aprender allí lo que la calle tenga que enseñarles. Un pequeño inciso: A pesar de la queja generalizada de los adultos por la infiltración de los móviles en la vida de los jóvenes, entendemos que la tecnología aquí ha sido el remedio, no el problema: ha ejercido de paliativo, como una versión encapsulada de relacionarse, ante el efecto demoledor de ese miedo que ha encerrado en sus casas a las últimas generaciones de niños (víctimas, no culpables).
Italia, Sicilia. Calle Corleone, 1959. Sergio Larrain
No hay existencia sin convivencia: la mirada, pensaba Sartre, nos remite al estar-con. No nacemos hechos, sino que nos vamos haciendo nosotros mismos, cada uno con su propio criterio para dirigir su vida: libres, pero en un entorno que, en buena medida, nos viene impuesto. Así, esas circunstancias serían una limitación que, con un planteamiento más optimista, ayudarían a la conformación de la persona concretando sus posibililidades, y, con otro menos entusiasta, la dificultarían, haciendo de esa libertad una prebenda cruel. Una cuestión que en su desarrollo filosófico tiene unas tripas más intrincadas, pero que es también accesible desde la narrativa, con formulaciones más intuitivas para esos entornos que son, con sus primeros diámetros (sus circunstancias más próximas), la familia y los vecinos.
REFERENCIAS
La novela ha sabido encontrar en la ciudad, o el pueblo, un buen interlocutor para sacarle el máximo rendimiento a sus personajes (más allá del costumbrismo, que tipificó los paisajes: su descripción -hecha de tópicos, de colorido local- no aportaba gran cosa a la singularización de sus protagonistas). En el XIX, por ejemplo, el realismo naturalista asoció esos espacios urbanos a los procesos interiores del personaje; o el romanticismo hizo del paisaje una representación de la subjetividad de quien lo contemplaba. Como si fuera una metonimia para ahondar en sus rasgos. Lo que escribió Zola, que el hombre no puede separarse de su medio:
Describir [no] es nuestro objetivo; queremos, simplemente, completar y determinar […] Esto equivale a decir que ya no describimos por el placer de describir, por un capricho y un placer de retóricos. Estimamos que el hombre no puede ser separado de su medio, que su vestido, su casa, su pueblo, su provincia le completan; según esto no podremos notar un solo fenómeno de su cerebro o de su corazón sin buscar las causas o el contragolpe en el medio.
También con una función social, en la España de posguerra por ejemplo: Buero Vallejo concentra en un rellano esa España gris en Historias de una escalera. Transcurren treinta años de conflictos y frustraciones con los que envejecen los personajes en un solo escenario: una escalera de un pequeño edificio que funciona de testigo impasible de un país devastado por la guerra. Con Nada Carmen Laforet empequeñece la Barcelona idealizada por su protagonista, Andrea, hasta convertirla, al menos al principio, en solo la calle de Aribau, que adelanta la atmósfera enrarecida, asfixiante, de la casa cerrada, oscura y sucia de su abuela. O Miguel Delibes en Aún es de día hace de un barrio de una ciudad de provincias un antagonista cruel, despiadado con un contrahecho Sebastián que intenta asomar la cabeza sin éxito. Los tres escenarios como constataciones del esfuerzo inútil por desenvolverse en una circunstancia tan adversa, del desequilibrio de fuerzas que hace estéril cualquier intento de los protagonistas por conducir sus propias vidas en un entorno hostil.
Son piezas clave de la literatura el Dublin de Joyce, el París de Victor Hugo, la Lisboa de Pessoa, la Praga de Kafka, o el Buenos Aires de Borges. Pero en realidad todos o casi todos los escritores han hecho de su ciudad (natal o adoptiva) un espacio propio para darle cabida a sus historias: un escenario con el que poder apuntalar su mundo narrativo, casi como un aleph, muy claro en esa literatura imbricada –la de Bolaño, por ejemplo– con la que algunos autores van solapando sus obras con muy pocos temas, centrados en dar con un misterio que se les resbala de las manos. Queda, de un lado, la reconstrucción frívola de esos escenarios como reclamo turístico de las ciudades, pero queda también, del otro, un callejero que conforma muchas veces los puntos cardinales de una poética que ha sabido arraigarse en un lugar. La narrativa de Baroja, por ejemplo, en el Madrid de principios del XX (en La busca):
En aquellas horas tempranas no se oía en ella el menor ruido; el portero había abierto el portal y contemplaba la calle con cierta melancolía.
El portal, largo, obscuro, mal oliente, era más bien un corredor angosto, a uno de cuyos lados estaba la portería.
Al pasar junto a esta última, si se echaba una mirada a su interior, ahogado y repleto de muebles, se veía constantemente una mujer gorda, inmóvil, muy morena, en cuyos brazos descansaba un niño enteco, pálido y larguirucho, como una lombriz blanca. Encima de la ventana, se figuraba uno que, en vez de “Portería”, debía poner: “La mujer cañón con su hijo”, o un letrero semejante de barraca de feria.
Si a esta mujer voluminosa se la preguntaba algo, contestaba con una voz muy chillona, acompañada de un gesto desdeñoso bastante desagradable. Se seguía adelante, dejando a un lado el antro de la mujer-cañón, y a la izquierda del portal, daba comienzo la escalera, siempre a obscuras, sin más ventilación que la de unas ventanas altas, con rejas, que daban a un patio estrecho, de paredes sucias, llenas de ventiladores redondos. Para una nariz amplia y espaciosa, dotada de una pituitaria perspicaz, hubiese sido un curioso sport el de descubrir e investigar la procedencia y la especie de todos los malos olores, constitutivos de aquel tufo pesado, propio y característico de la casa.
El autor no llegó a conocer los inquilinos que habitaban los pisos altos; tiene una idea vaga de que había dos o tres patronas, alguna familia que alquilaba cuartos a caballeros estables, pero nada más. Por esta causa el autor no se remota a las alturas y se detiene en el piso principal.
En este, de día apenas si se divisaba, por la obscuridad reinante, una puerta pequeña; de noche, en cambio, a la luz de un farol de petróleo, podía verse una chapa de hoja de lata, pintada de rojo, en la cual se leía escrito con letras negras: “Casiana Fernández”.
A un lado de la puerta colgaba un trozo de cadena negruzco, que sólo poniéndose de puntillas y alargando el brazo se alcanzaba; pero como la puerta estaba siempre entornada, los huéspedes podían entrar y salir sin necesidad de llamar.
El cine (o un cierto tipo de cine) también ha hecho de la calle su espacio propio. Como discurso social y estético. Decía el cineasta brasileño Eduardo Coutinho que el espacio hay que respetarlo, que hay que descubrir la película en su lugar, para ser la expresión honesta de un aspecto de la realidad, archivo y memoria de unos hechos, con solo la síntesis de materiales que organiza y estructura el director. En la primera escena de O fim e o principio, de 2005, Coutinho, junto a su equipo de grabación de camino al interior de Paraíba, enuncia las líneas maestras de su película: «Queríamos encontrar una comunidad rural que nos aceptara». Lo improvisan todo: no hay una investigación previa, ni un tema, ni localizaciones. «Queremos historias. Si no las encontramos acá, iremos a otro pueblo, como gitanos», dice. Lo que hace la belga Agnès Varda -precursora de la Nouvelle vague o Nueva ola- con Daguerréotypes, de 1975: graba la vida cotidiana de un día cualquiera en la Rue Daguerre de París, «una calle normal con gente que pasa y gente detrás de cada puerta y ventana», «el teatro de lo cotidiano». O el danés Johan van der Keuken con Amsterdam Global Village en 1996: un retrato de casi cuatro horas de su ciudad que vertebra con un joven mensajero que recorre toda Amsterdam entregando vídeos y fotografías. O -un último ejemplo- los Diarios que el director isrealí David Perlov comienza grabando desde su ventana, primero lo que queda fuera de su casa, otras viviendas y la calle, y luego su familia, para retratarse en el Tel Aviv de 1973. Con las ventanas (al comienzo en su viejo piso y luego en el nuevo, al que se mudan) convertidas en símbolo, como organizadoras de la realidad.
Un ejemplo: esta escena de Daguerréotypes, que funciona de síntesis del compromiso estético de Varda:
Y, por último, la fotografía: Con los dispositivos cada vez más pequeños -también los teléfonos móviles, todos con cámara-, la fotografía callejera, que a finales del XIX reconoció en las calles de las ciudades un tema digno, se ha vuelto incluso una práctica mayoritaria. Aunque fotografiar es lo fácil; es expresarse con las fotografías lo difícil: al fotografiar gente en lugares públicos: acertar con el encuadre, pero sobre todo con el momento, saber atrapar el instante decisivo, «cuando motivo, tiempo y composición convergen en un todo trascendente», con los términos de Henri Cartier-Bresson. Esto es: hacer de la fotografía un mecanismo de representación del mundo, un reflejo de la sociedad, con sus temas espontáneos, sin demasiado tiempo nunca para preparar la toma, con ese espacio único que es la calle.
Nos vale también -obligados a sintetizarlo todo tanto- con un ejemplo: tres imágenes sacadas de la serie Madrid anónimo de Luis Baylón, las fotografías en blanco y negro con la que retrata a personajes anónimos, pero muy potentes, del Madrid de los 80 y 90.
Colección Madrid anónimo. Luis Baylón
bases de la convocatoria
CARACTERÍSTICAS
Concurso abierto: El concurso se desarrolla en la plataforma del Club de escritura Fuentetaja, ampliamente testada y diseñada específicamente para dar cabida a este tipo de procesos, facilitando siempre la máxima participación, interactividad y transparencia. Los concursos que convoca el Club de escritura Fuentetaja son abiertos: desde el mismo momento en que se presenta una obra, esta se abre a la lectura, al comentario y a la recomendación por parte de cualquier visitante del club. Más adelante, la obra se somete también a la votación, en el entorno de un sofisticado sistema de programación y bajo el control de reglas destinadas a evitar abusos.
La convocatoria se realiza en tres registros:
A. Relatos de texto, que deben incluir, al menos, una imagen del edificio o calle que inspira la historia, junto a los nombres de la calle y la localidad.
B. Serie de fotografías con o sin texto sobreimpreso, donde la imagen es clara protagonista y el texto, nunca más que unas frases, se encarga de darle un apoyo; puede ser en forma de postal/es, collage, “fotonovela” (fotorrelato corto en este caso), etc.
C. Cortos audiovisuales donde la imagen y el audio atiendan a la temática propuesta, bien como un registro de relato oral —por ejemplo con una historia familiar contada con ingenio y talento por un familiar—, como montaje de imágenes familiares con o sin voz en off, o como una composición libre que de una u otra manera cumpla con la temática propuesta.
Requisitos básicos: máximo de diez fotografías; textos de un máximo de 500 palabras; vídeos (alojados en plataformas externas del tipo Youtube o Vimeo) de una duración máxima de cinco minutos.
Fechas: La convocatoria comienza el 22 de febrero de 2016 y su plazo de admisión de originales abarca hasta el 7 de abril de 2016. Votaciones del 8 de abril al 8 de mayo. Fallo: 31 de mayo de 2016.
Aviso: Estamos realizando importantes mejoras en el Club. Para la sustitución de la versión actual por la nueva es posible que haya que interrumpir el servicio del Club unos días.
CONDICIONES GENERALES
1. La participación en este concurso, así como el registro en el Club de escritura Fuentetaja, es gratuita. El concurso se dirige a las personas mayores de edad registradas en el Club de escritura Fuentetaja. Se puede participar desde cualquier lugar del mundo. Este registro es totalmente gratuito y no supone ninguna obligación de compra. No optarán a los premios los trabajos presentados por los empleados de Paradójica SL -empresa gestora de Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja- o representantes de Fundación Escritura(s), ni sus familiares directos. En esta plataforma es necesario usar la identidad real, única forma de garantizar una única aportación por persona en cada actividad. Para optar a los premios de las actividades cualquier persona que se registre debe facilitar datos como dirección y teléfono que, en caso de duda, permitan verificar la identidad del concursante y/o votante y descartar la creación, por un mismo usuario, de varios registros bajo identidades diferentes; esos datos también son necesarios para garantizar el envío automático de premios en sus distintas categorías —concursante, votante, comentarista de obras a concurso—.
2. Los participantes deberán registrarse en el club de escritura Fuentetaja o en la aplicación de Facebook y enviar dentro de la convocatoria Historias de la calle obras en los formatos admitidos. La presentación se llevará a cabo desde el 22 de febrero de 2016 hasta las 24:00 horas del 7 de abril de 2016, según la hora del servidor UTC. No se aceptará ninguna obra fuera de plazo.
3. Cada participante podrá presentar un máximo de una obra que deberá ser original e inédita.
4. Se debe mencionar al final del relato, en mayúsculas, el nombre de la calle y la población en la que se encuentra. Como en Historias de familia, se debe incluir también una imagen (o varias) del edificio o de la calle donde ocurre la acción, en la que valorará el ingenio, el sentido de composición y el interés de la anécdota o los personajes que puedan estar inscritos en la imagen o, en caso de estar menos volcada hacia el contenido, su buena resolución estética. Si no forma parte del texto, la imagen irá al final, después de la palabra FIN, para señalar que va solo como referencia de la inspiración del relato.
5. El participante no podrá retirar su relato una vez cerrada la convocatoria. Si es un vídeo, se compromete a mantenerlo al menos durante un año en la plataforma desde el que lo haya subido.
6. Los autores cuyos relatos sean seleccionados para su publicación en el ebook colectivo renuncian a recibir una cuantía económica por los derechos de autor que pueda generar el libro. Su módico precio de venta pretende cubrir solo los gastos de su edición; una vez cubiertos, el dinero generado con las descargas servirá íntegramente para incrementar la dotación de los premios de la próxima convocatoria de Historias de la calle.
7. La organización no mantendrá correspondencia sobre las bases del concurso.
SISTEMA DE VOTACIÓN Y JURADO. GANADORES
En el periodo de votación popular es obligado que cada votante puntúe a un mínimo de 10 obras de sus compañeros. De no hacerlo, no podrá optar ni a los premios ni a su publicación en el ebook colectivo.
Desde la apertura del plazo de votación a su finalización (De 08/04/2016 al 08/05/2016) se contabilizará el número de estrellas concedidas a cada relato. No se sumarán las votaciones de los usuarios que hayan votado a menos de 10 obras (el sistema garantiza la no contabilidad de los votos hasta completar el número obligatorio de votaciones).
Resultarán 100 obras pre-seleccionadas en atención a su puntuación y un jurado compuesto por profesores del Taller de escritura Fuentetaja será el encargado de distribuir los premios en atención a la calidad de los trabajos elegidos. El jurado se reserva la potestad de incluir entre los premiados o menciones obras no pre-seleccionadas entre los cien primeros en atención a su calidad.
RESULTADOS
1. El resultado final del concurso y la asignación de los premios serán hechos públicos el 31 de mayo. Serán comunicados por e-mail o SMS a las cuentas de los usuarios. Los premios se harán llegar por correo postal.
2. Si la notificación a los ganadores fuera devuelta como una cuenta de correo electrónico o teléfono no válidos, este será descalificado.
3. Los participantes que resulten ganadores definitivos del concurso aceptan y autorizan a que la mención de sus nombres y premios obtenidos pueda aparecer en la página web Club de escritura Fuentetaja o en cualquier otro soporte comercial, publicitario o medio de comunicación que pueda utilizar Fundación Escritura(s) y Talleres de escritura Fuentetaja a fin de informar y hacer público el resultado del concurso realizado. Igualmente las obras participantes podrán ser objeto de difusión desde su presentación al objeto de servir de muestra de la convocatoria y animar a la participación.
Los participantes deben ser los autores de los relatos y los poseedores de todos sus derechos. Ante cualquier irregularidad en este sentido, el Club de escritura Fuentetaja eliminará la obra publicada y expulsará al usuario.
Los premiados ceden expresamente a Fundación Escritura(s) los derechos de difusión de la obra presentada desde el mismo momento de su presentación para su publicación en los formatos y condiciones que se determinen, que en ningún caso exigirán exclusividad, pudiendo el autor difundir la obra como prefiera tras su presentación al concurso. El derecho de difusión se entiende para todo el mundo y por el plazo máximo permitido por la normativa aplicable en España. Los participantes cederán los derechos de publicación de las obras elegidas para formar parte de una posible publicación colectiva, de precio módico y cuyos beneficios irán destinados a la financiación de actividades de la Fundación Escritura(s). Toda difusión se hará citando el nombre del autor.
La organización se reserva el derecho de retirar del concurso cualquier obra que considere que no cumpla con las bases o haya sido reportada por otros usuarios.
En cuanto al uso de imágenes o vídeos, el concursante deberá ser capaz de atestiguar que sean de su autoría o, en caso contrario, acreditar que se dispone del permiso por parte de los titulares de los derechos de propiedad intelectual, industrial, imagen y/o cualquier otro del contenido que aparezca en la fotografía o, en su caso, consentimiento expreso de las personas que aparezcan en la fotografía para su exposición y/o difusión, eximiendo de cualquier responsabilidad legal a la organización.
4. El mero hecho de participar en la convocatoria supone la aceptación de las bases reguladoras.
La resolución que deba adoptarse por cualquier incidencia no prevista en estas bases corresponderá únicamente al organizador del concurso, quien resolverá con el mejor criterio, sin que proceda recurso alguno.
5. Los derechos de textos e imágenes permanecerán en poder de sus autores si bien ceden a la organización a su publicación en los términos indicados en las bases, y siempre haciendo figurar el nombre del autor. El ingreso como miembro participante en el Club se hará con dirección electrónica válida e identidad y dirección física real. La mecanización del proceso del concurso exigirá para la entrega de premios, si la hubiese, identidad y dirección física comprobables en los datos del registro.
6. Los ganadores del concurso dan su consentimiento a los efectos de acceder a sus datos personales y tratarlos con la finalidad de comunicar el resultado del concurso, utilizando para ello su nombre e imagen, sin que dicha utilización le confiera derecho de remuneración o beneficio alguno.
7. La organización no se compromete a mantener correspondencia o atender a consultas particulares de ningún tipo en relación con la convocatoria. Debido al proceso mecanizado de las convocatorias del Club de escritura todos los pasos estarán pautados y anunciados oportunamente en la web.
8. En cumplimiento de lo establecido en la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, en la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la sociedad de la información y comercio electrónico y demás disposiciones dictadas en su desarrollo, Fundación Escritura(s) informa a los participantes que los datos personales obtenidos en el microsite club de escritura serán recogidos por parte de Fundación Escritura(s) y Talleres de escritura Fuentetaja, o a través de otras entidades que lleven a cabo la gestión o tramitación de los datos (encargado del tratamiento), y se incorporarán al correspondiente fichero automatizado de Fundación Escritura(s) y Talleres de escritura Fuentetaja. Dichos datos serán utilizados para identificarte como usuario de Fundación Escritura(s) y Talleres de escritura Fuentetaja, así como para el desarrollo de acciones comerciales (por medio de teléfono, SMS, correo electrónico y cualquier medio telemático), de carácter general o adaptadas a tus características personales. Podrás en cualquier momento ejercitar de manera gratuita los derechos de oposición, acceso, rectificación y cancelación de tus datos. Para ello, deberás contactar con nuestro Servicio de Atención al Cliente por correo electrónico a info@fundacionescrituras.org.
9. El hecho de participar en este concurso implica la total aceptación de estas bases, así como el criterio de Fundación Escritura(s) en cuanto la resolución de cualquier cuestión derivada del mismo.
PACTO ÉTICO
El votante se compromete a aceptar en todo momento del proceso de concurso el pacto ético cuyas cláusulas se definen haciendo clic en este enlace:
Pacto ético para participantes, votantes y comentaristas
Contiene consideraciones muy importantes para el buen fin de la convocatoria. Si no las has leído ya en anteriores convocatorias es imprescindible para participar que las leas ahora con atención; resumen el espíritu de este club y las normas básicas de conducta en su seno. La no observancia de este pacto podría suponer la exclusión del proceso de concurso.
INSERCIÓN DE IMAGEN Y VÍDEO
Los espacios donde se insertan las obras a concurso permiten el embebido automático de vídeos (mientras no sean privados) de Youtube y Vimeo. Incluir imágenes y vídeos es sencillo, pero es muy importante que leas la manera de realizar las inserciones:
Comprueba antes de publicar la obra que pueden visualizarse correctamente.
RECOMPENSAS Y PREMIOS
Valorados en 1.500 euros y publicación como libro electrónico
1) Un primer premio a una obra elegida por el jurado:
–1.000 euros en metálico.
-publicación de la obra en un libro electrónico colectivo de precio módico (de descarga gratuita para los autores de los relatos seleccionados).
2) Un premio especial al ganador de la votación popular:
-un bono canjeable en publicaciones o talleres de Fuentetaja por valor de 150 euros.
-publicación de la obra en un libro electrónico colectivo de precio módico (de descarga gratuita para los autores de los relatos seleccionados).
3) A los 25 finalistas elegidos por el jurado.
-publicación de la obra en un libro electrónico colectivo de precio módico (de descarga gratuita para los autores de los relatos seleccionados).
4) ACTUALIZACIÓN (08/04/2016) Premio al comentarista más destacado por la cantidad y la calidad de sus comentarios a las obras a concurso.
– para reforzar la finalidad didáctica del Club, hemos aumentado la dotación del premio al mejor lector y comentarista hasta los 250 euros en metálico. Puedes acceder a las bases pinchando aquí.
GANADORES:
PRIMER PREMIO
Dotado con 1.000 euros en metálico
Alfredo Darío Ruiz Martínez, con “Pueblo negro”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8591
Muy buen trabajo con el lenguaje, imágenes potentes, muy visuales y simbólicas. Descripciones muy económicas y sugerentes, con muy pocas palabras dibuja perfectamente el espacio, la época, las circunstancias, sus gentes. Dramáticamente intenso. Una voz muy interesante. Quizá un ordenamiento de la información un poco diferente ayudaría a que el cuento fluyera mejor.
PREMIO AL LECTOR Y COMENTARISTA MÁS DESTACADO
Dotado con 250 euros en metálico
Ramón García Pérez
Ramón es generoso, prolífico, con apreciaciones (literarias) siempre interesantes y bien argumentadas. Sus comentarios muestran una buena comprensión de las obras y una voluntad de diálogo, de comentar con sus autores sus sugerencias, valiosas y con un tono muy cuidado. Valoramos mucho su aportación, en este y en otros concursos del Club, intentado sacarles el máximo a las obras leídas. También sus respuestas a los comentarios que reciben sus relatos.
FINALISTAS ELEGIDOS POR EL JURADO
Junto a los ganadores del primer premio y del premio de la votación popular, las obras de los finalistas serán publicadas en el libro electrónico colectivo Historias de la calle. En el acta aparecen sus nombres por orden alfabético.
Enrique Mochón Romera, con “Cosas de la edad”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8926
Cuento bastante redondo, capaz de prescindir de explicaciones, de conclusiones, por lo que permite al lector ejercitar un papel activo. Muestra la calle como ese campo de batalla donde se miden las fuerzas los adultos y donde los personajes tienen su primera y decisiva gran confrontación. Pequeña anécdota que da luz no solo a lo que es la calle sino a lo difícil que es crecer. Quizá se pudiera ajustar un poco más la voz narrativa, hacerla algo más ingenua, más extrañada. No termina de ser la de alguien que colecciona cromos de Bambi.
Ernesto Goñi Montero, con “La fortuna de Valentín”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8544
Con un cierto humor empapado de tristeza, el narrador presenta bien un personaje carismático, primero con la fotografía -un retrato clásico, en blanco y negro- y luego con la narración de cada adversidad y la resignación inevitable de Valentín. Lo hace con una empatía que prepara al lector para el desenlace, para reconocerle al protagonista altura moral al saber responder al final a su mala suerte con una decisión propia, recuperando el pulso de su vida, haciéndose -ahora sí- responsable de su destino.
Francesc X. Cano, con “El refugio sagrado de Anabel”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8551
El pasado que espera agazapado en las piedras. La nostalgia de tiempos y amores. Y la fuerza del recuerdo que sitúa en el presente a aquellos que ya no son más que fantasmas. Bien contada esta historia de siempre. Sencilla y emotiva.
Gisela Casao, con “El balcón”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8867
Historia muy entrañable. El balcón, ese espacio frontera desde donde se ve pasar la vida. Mucho encanto en esa voz y esa relación. Muy bonita la descripción del barrio, en ese enfrentamiento de miradas: la realidad que ve el padre y esa mirada nueva e ilusionada con que defiende vivir ella en esas calles, como si presintiera que allí va a encontrar algo más que un sitio para vivir.
Gretta Hernández, con “Los olvidados de la calle Laurel”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8954
Muy interesantes los retratos de estos personajes que forman parte de la calle aunque nadie se ocupe de quererlos. Eficaz manera de contar la vida del barrio a través de las vidas de unos seres sin biografía, casi sin nombre si no fuera porque alguien recuerda la calle, aquel tiempo y los saca del olvido. Bien contado. Fotos muy interesantes.
Ignacio Romero Laviña, con “Te he visto”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8740
Bonito juego con el recuerdo. Esas vidas anónimas con las que se convive y que en este ejercicio de la memoria se convierten de algún modo en el espejo donde el narrador también se mira. Esa calle que se comparte, ese dios bromista que juega, el nombre de la calle como determinante del destino. Buen ritmo. Muy bien contado.
José M. Viera, con “En noches como esta”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8680
Las noches de la nostalgia, las de la añoranza que agarra el corazón. Muy bien narrado ese paseo por la calles y el tiempo. Ese viaje en la trasera del camión que recorre el espacio y la memoria. Muy bien mostrado el peso de las vidas perdidas. Emotivo y dramático. Bien cerrado.
Juan Manuel López Jiménez, con “El Cristo de la farola”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8733
El texto funciona solo de coda de las fotografías: una breve explicación bajo cada foto. El relato, eminentemente visual, simula la progresiva aproximación al hecho que narra: como si el narrador y el lector se acercaran juntos y las imágenes fueran las preguntas y el texto las respuestas de una realidad que ante el segundo aparece como ajena: el santuario de una virgen en un lugar inesperado. Imágenes y texto funcionan bien como diálogo. Resulta eficaz. Con un tono incluso pedagógico.
Juan Pedro Merino, con “Construyendo calle”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8708
Narrada en imágenes y palabras, esta historia resulta muy interesante porque a la nostalgia, emoción común en casi todos los relatos, añade la idea de renacimiento, de un nuevo comenzar: otra calle, otro barrio. También es muy alentador que los viejos no se dejen morir al sol, sino que su sabiduría es el motor de lo que vendrá.
Este empezar de nuevo que de algún modo vive también el protagonista en su propia vida. Bien contado.
Leonardo Martínez Expósito, con “Manolín, el de la pista”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8202
El relato presenta varios elementos interesantes. Primero: la personificación de la infancia (vivida en la calle) en el personaje de Manolín. Y segundo: la presentación eficaz de la biografía del protagonista como una deriva imprevista: el paso abrupto desde las grandes expectativas hasta su derrumbe, con un intento de suicidio y su caída en el alcohol y la mendicidad. El último párrafo recupera al narrador como personaje de la historia, en una última interacción con Manolín, para remarcar su caída, que recoge también, muy sutil, la fotografía de la calle.
Lucía Cebreros, con “Bisiestos”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8286
El relato del nacimiento imprevisto de la narradora en la panadería de su calle refuerza esa relación del protagonista con el barrio que busca Historias de la calle. Su principal valor es su coralidad, al implicar a otros personajes en el momento de parto; también a otro bebé nacido ese mismo día, un 29 de febrero, en condiciones muy distintas, que parecen determinar la personalidad de ambos. El cierre es una vuelta al barrio, con la nostalgia de lo perdido (incluida la panadería) y la dificultad para mantener vivas las relaciones del pasado.
Luis Guillermo Álvarez, con “Sentados en una carreta de madera”
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El relato pivota sobre el contraste brutal entre la condición lamentable de sus protagonistas (muy visual con sus bocas desdentadas) y el poder de ese acto de amor o de deseo que el narrador -con una reflexión que no queda a la altura de la imagen- explica como una voluntad de convivencia. Los personajes se transforman, se salvan, con ese acto de voluntad frente a una circunstancia tan adversa. Bien escrito, lo mejor del texto son la descripción de los protagonistas y, sobre todo, la narración del acto sorprendente de besarse apasionadamente. Funciona bien como ejercicio de reenfoque.
María José Barrera, con “Yuyin”
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La serie de fotografías (algunas muy sugerentes) conforma con los tercetos que le sirven de pie de foto una postal exótica de las calles de Taipei. Las imágenes tienen sin duda una fuerza poética que remarcan los versos (explicativos o evocadores, algunos más afortunados que otros). Su orden remarca bien el contraste entre los colores y el blanco y negro de cada foto: parece plantear los contrastes también de la ciudad.
María José Miguel Quilis, con “Conmigo no cuente”
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Algo costumbrista, más que historia de la calle es una historia de patio de vecinos. Con mucha gracia en esa mezcla de ingenuidad y crudeza. Historias de vecinos y de amistad, de solidaridad y afecto. Contada con una voz muy convincente.
María Nieto L., con “Pacita”
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Muy interesante descripción de la calle para la que usas muy adecuadamente el trabajo con los sentidos, el mejor modo de llegar al lector. La calle se ve, se huele, oímos sus ruidos entre los que se abre paso el grito de Pacita, creas un mundo por el que es muy fácil transitar. Voz narrativa muy cómplice, muy cercana.
Marina Skell, con “Alicia en el país de los consumillas”
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Fotonovela divertida, bien montada, con una música que acierta a darle ritmo a la secuencia de fotos que se suceden con un guión que funciona también como un paseo por el centro del Madrid más comercial. Es sin duda un ejercicio audaz y creativo, que busca exprimir el sentido simbólico de las imágenes reinterpretando a la Alicia de Lewis Carroll.
Marta Covacevich, con “El cartelito”
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Plantea una perspectiva sugerente: el narrador omnisciente recoge los pensamientos del protagonista, que sirven de explicación y justificación de su acción. Bien escrito, prevalece un tono reflexivo, sobre los valores del trabajo y el esfuerzo, integrada la reflexión (o apoyada) en la vida cotidiana del barrio. Bien medido, bien estructurado.
Marta Posadas, con “Hotel París”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/9000
Un relato bien vertebrado a partir de tres generaciones que se abre y se cierra con un hotel: Una historia familiar sugerente, bien escrita, con ritmo, construida a partir del uso que Felipe, el primer protagonista, dio al dinero ganado en Cuba, el Hotel París, que sirve de punto de partida para describir con detalle la calle, pero también para fundir su historia (y también su final) con la de sus dueños y empleados. Las fotos antiguas funcionan bien para ambientar y dar verosimilitud al texto.
Pedro López Pérez, con “Ciudadano”
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Es todo un elogio al paseo. Tiene la apariencia de un documental: va presentando a los personajes con los que se cruza el narrador, con observaciones pertinentes e interesantes. El monólogo se interrumpe con la pregunta de un borracho, que deja aturdido al narrador, que remata esa conciencia de incomprensión, de falta de respuestas que se intuye desde el principio.
Pedro Luis Aguado González, con “Ave María”
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La cámara recorre Lavapiés, en Madrid, mientras una voz en off apela a una vida en común en el barrio. Está construido como una carta a un amante ya muerto. Nostálgico. Sincero. Emotivo, pero contenido, muy bien medido. El nombre de la calle, Ave María, obliga al protagonista a una confesión: los recuerdos (y las reflexiones que le arrancan) surgen al tiempo que el narrador la recorre.
Roger Calabuig, con “Todos los caminos llevan a mi calle”
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Narrado en primera persona, el relato es el registro de sus movimientos. Con frases cortas. Con un estilo sobrio: como si solo quisiera apuntarlo. Pero con elementos absurdos bien trabajados (alucinaciones y respuestas que sugieren un protagonista drogado). Recoge también la reacción de los vecinos y transeúntes hasta su enfrentamiento final con dos policías y su huida. Aporta, junto al relato, una serie de fotografías con una ambición estética clara.
Ronald García Gallego, con “El loco Zapata”
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Otro héroe de la calle viviendo en los márgenes, otra lucha por encontrar ese sentido a la vida. Muy bien contada la vida y la calle. Muy bien esa mirada del narrador que no juzga y habla con una voz llena de comprensión y ternura.
Santiago Casanova Gómez, con “Una tarde sin fútbol”
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Narra un hecho concreto, excepcional, de su infancia. Gestiona bien la intriga desde los límites de la comprensión ingenua, cándida, del niño que es entonces el narrador, que tiene que aceptar, sin entenderlo del todo, el código que rige su barrio. Solo al final explica quién es el famoso Pirri, con dos noticias que conoce tiempo después: primero con su detención y luego con su muerte por sobredosis. La frase con la que cierra el relato lo explica como una metáfora del encuentro desigual de la juventud con la heroína en los 80: un partido perdido de antemano. La composición con las fotografías es muy expresiva.
Soledad García Garrido, con “¿Jugamos al escondite?”
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Relato de lo cotidiano, con un comienzo sugerente, muy bueno, que sirve para ubicar al narrador, para dotarlo de una conciencia, de una voz infantil, cándida, con la que narrará luego un suceso, también mínimo, pero excepcional para él. Más interesante que lo que cuenta es cómo lo cuenta, como indicio de unos valores y una educación vinculados también a esa vida en la calle.
PREMIO ESPECIAL AL GANADOR DE LA VOTACIÓN POPULAR
Dotado con un bono canjeable en publicaciones o talleres de Fuentetaja por valor de 150 euros
Silvia López, con “Harold”
http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-de-la-calle/8479
El relato es el retrato de un joven en el que se destaca su estado permanente de embriaguez. El narrador -veinte años después de haberlo conocido, pero con el recuerdo muy vivo- construye un personaje sugerente a partir de solo unos pocos datos (apenas una expresión recurrente en él y un par de anécdotas). Sin demasiadas pretensiones, queda una narración simpática, con anécdotas divertidas y bien contadas que culminan con el encontronazo un tanto ridículo con el policía para remarcar su soltura en la irrealidad. El vídeo final sirve para contextualizar esa escena última en el festival de teatro de calle, aunque se echa en falta que no tenga una mayor vinculación con lo relatado, que no sea un vídeo hecho a propósito para darle más relieve al texto.