Alf 14
Queridos genes míos, sabemos que lo que la mayoría de la población de nuestro país, el Genoma 7, cree sobre la mutación no es verdad, ni que debemos evitar todas las relaciones con agentes mutágenos como dicen mandamases conservadores. Nosotros, incrédulos descendientes del gran mutante Alh 14 reivindicamos las buenas mutaciones. Según investigaciones secretas hay mutaciones buenas. En nuestra familia fue capaz de hacerlo Alh 14, que avala lo que dice este texto sobre Mutaciones. Dice: “La mutación es una alteración o cambio en la información genética de un ser vivo, (muchas veces por contacto con mutágenos) y que va a producir un cambio de características de éste, que se presenta súbita y espontáneamente, y que se puede heredar o transmitir a la descendencia. La unidad genética capaz de mutar es el gen, que es la unidad de información hereditaria que forma parte del ADN. Aunque en el corto plazo pueden parecer perjudiciales, sin mutación no habría cambio y sin cambio la vida no podría evolucionar.”
Lo guardo en mi archivo para que sepáis nuestro origen. Cuando mi abuelo Alh 14 era adolescente ya tenía claro que quería ser el primer Gen mutante voluntario de su familia, anclada en tradiciones de rancio abolengo. Sabía que tendría que enfrentarse a muchas cosas, pero su deseo era más fuerte que sus temores. Lo suyo fue una hazaña: al mutar abrió cambios evolutivos que ayudaron a nuestro Genoma a respirar fuera del agua. Si él hubiera flaqueado no existiríamos: descendemos del cambio, podemos mutar si las condiciones lo exigen. Os voy a leer esta página del diario del abuelo. Dice “uno debe seguir el camino que le muestra su corazón. Yo estaba en plena efervescencia juvenil cuando me negué a fabricar siempre elementos químicos sin posible variación del modelo de referencia que hacía mi familia. De ellos dependía un color de ojos. “Los rasgos son importantes. Crean vínculos”, decía mi madre. Entonces yo tenía claro que el oficio familiar no daba respuesta a los graves problemas de adaptación del Genoma 7. Encontrar nuevos horizontes, ser yo mismo, alcanzar algo nuevo. “Pero qué es algo nuevo”, me preguntaban ellos desde la convicción de que su orden mantiene el Genoma 7, nuestro sagrado país. No creían que estuviera en peligro de extinción. “Son falsedades de los mutágenos con los que vas”, me decían, “no te convienen”. ¿Cómo hacerles comprender que era yo el distinto, que no había peligro en ser distinto, que el propio Genoma7 necesitaba Genes distintos?. Al poco me decidí. Y muté.”
Nuestro organismo ha terminado su siesta,preciosos genomitas. En la de mañana os contaré cómo el abuelo Alf14 conoció a su compañera Blanch9, la abuela. Ahora cada cual a lo suyo, queridos genes míos.
Alfonsa Acosta
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