Con la segunda guerra mundial casi terminada mi padre italiano se vino a vivir por circunstancias a Zaragoza donde conoció a mi madre, hija de militares en una época difícil de muchos convencionalismos. Mi madre iba para monja, típico de la época , después de haber perdido a su padre en la guerra civil española y hermana mayor de cuatro, se dedicaba a estudiar, poco común en las mujeres de entonces sobretodo ingles menos habitual todavía.
Mi padre en una academia llamada Berlitz daba clase de ingles para sobrevivir y ahí la conoció. Se enamoraron pero como no hubo aprobación por parte de la familia de mi madre que le consideraba un aventurero huyeron a Valencia y con la ayuda de una tía de mi madre, su confidente, mi padre se marchó a Brasil donde vivía su padre medico, desde Marsella, Francia y mi madre en un avión pequeño desde Madrid cruzando el Atlántico en estas condiciones, por amor.
A duras penas consiguieron un trabajo como traductores en una fábrica de armamentos militares en Piquete municipio límite entre Sao Paulo y Rio de Janeiro. Ahí nació mi hermana en 1.949 y como la ciudad era pequeña decidieron en 1.950 marcharse a Campinas ciudad del interior de Sao Paulo, provinciana pero al mismo tiempo progresista para poder dar una mejor formación a mi hermana. Ciudad de los barones del café, rica, con muchas posibilidades.
Ahí en Campinas nací yo en 1.962, fruto de ese amor tan grande que supo vencer barreras políticas y morales hasta el fallecimiento de mi madre en 1.978 tras una larga y dura enfermedad.
En Campinas pusieron una academia de idiomas para dar clases a los hijos de los dueños de las fincas para prepararlos para las universidades de Sao Paulo y cuando el 19 de octubre de 1960 inauguraron el aeropuerto Internacional de Viracopos ellos preparaban a los empleados de las compañías aéreas entre ellas Iberia dándoles clases de idiomas.
Años después mi padre empezó a trabajar para Generali Seguros como directivo y mi madre como gerente siendo siempre conocidos como profesor Ítalo y profesora María Pilar.
Actualmente los dos tienen sus nombres en calles de la ciudad porque hicieron mucho por la cultura y comunidad de esta.
Mi hermana y yo tuvimos una excelente formación .Yo estudié en un colegio de monjas españolas pero principalmente supieron inserirnos el amor por Brasil, España e Italia enseñándonos el debido respeto por los tres países, por las tres patrias. Orgullosa de mi sangre española e italiana, actualmente viviendo en España puedo decir que afortunada soy de haber nacido en esta familia poco convencional pero ciertamente interesante.
Fin
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