Lo que el Minino de Cheshire no le dijo a Alicia

Lo que el Minino de Cheshire no le dijo a Alicia

Dedicado a Sara

En Bogotá, el 6 de Febrero de 2014 a mi regreso de vivir en Buenos Aires, Alicia me habla de algo recurrente en su discurso: “las casualidades no existen”. Sus ojos de agua saltan entre un papel y mi reacción. Su mirada es intensa, hay que tener carácter para sostenerla. Un amigo decía que se sentía como una radiografía. “Ese día tu papá no llegó.” Sus labios se contraen, sabe que la observo.

Deja la fotografía en la mesa, enciende un cigarrillo, toma café. Los gestos automáticos de siempre. “Hice todo lo que pude… pero no tenía arreglo”. Veo a mi hermano dentro de un payaso que se asemeja a una cárcel. Pienso en la libertad, en la pareja, exteriores e interiores. “En esa época yo leía el Tao. Dicen que las mujeres somos fuego y los hombres agua, ¿sabías?”, dice Alicia sonriendo. Su mente es rápida como sus gestos. “El hombre genera vida como la lluvia. La mujer prepara vida, como un horno…es un equilibrio delicado: si el fuego es demasiado el agua se evapora, si el agua es tormentosa el fuego se apaga…es un error la idea del opuesto…por eso nos separamos… el maldito ego”.

Alicia abre una caja de zapatos. Entonces aparece una torre de memoria. “Estas imágenes son como las ruinas de una ciudad, tú entiendes, estudiaste cine… no te las mostré porque ¿para qué? …Yo no estuve en la universidad pero entiendo de la vida”. Alicia se levanta, me entrega la caja, enciende el equipo y suena un tango de Lara. Una a una acumulo fotos sobre la mesa y algo inédito: sonrisas compartidas entre mis padres. Además de reuniones familiares, situaciones cotidianas, viajes por el mundo, por Colombia.  “Ahora que lo pienso, hoy hace exactamente 21 años tu papá me dejó…justo cuando te muestro esto”.

En un sosiego y una profundidad que no entiendo bien, Alicia me mira. Yo le sonrío con suavidad, sé que es sentimental. No hay cámara, pero lo que está sucediendo es inolvidable. “Cuando estábamos bien, tú papá disfrutaba escuchándome como bobo… yo leía también astrología y ocultismo, tú sabes cómo soy… la atracción entre nosotros era fuerte. Tu papá leo: el sol, orgulloso, brillante, padre amoroso, admirado. Y yo escorpio, la acuática con aguijón… ¡era inevitable!”. Mamá ríe luego, “¡Créelo: te hicimos con ganas!”, mamá ríe grande.

El humo del cigarrillo invade lentamente el espacio. Así que somos los hijos herederos del fuego y el agua. Tiene sentido: me encanta cocinar, nadar, y mi sueño de hacer documentales de leones sigue en pie. “Muchas veces no eres lo que haces, Elvira”, me dice Alicia confrontando e interrumpiendo mis pensamientos. “Eres lo que compones cuando estás…por eso te extrañé tanto cuando te fuiste…por eso tu papá no habla de su pasado… y por eso yo no les conté tantas historias a ustedes mis hijitos, porque los hechos son menores… ¡acuérdate! ¡El Principito!: “lo esencial es invisible a los ojos”.

FIN.

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