Tenía 9 años cuando me despertó un grito desgarrador, era como un aullido salvaje y desolador de mi madre al morir mi abuela Casimira.
Mi madre me acerco a dar un beso de despedida a mi abuela. Me impresionó la frialdad de su cara, y me intrigaba como habían entrelazado sus dedos artríticos y fríos en posición orante y tenia un rosario entre ellos, ese rosario que todas las tardes rezábamos mis hermanos con la abuela y ella recitaba pausadamente, misterio a misterio, hasta la última jaculatoria antes de dejarnos ir a jugar.
¡Por fin se acabaría el ritual del rezar el rosario cada tarde! Mi abuela se lo llevaba al cielo.
Cerca, en la cómoda, había un vaso pequeño con el que mi madre había ofrecido agua a la abuela.
– ¡Con este vaso, mi madre exhaló su ultimo suspiro.!
Recuerdo aquel vaso de cristal, con algunos motivos coloreados y que siempre se guardaba en la alacena
Mi madre no dejaba tocar a nadie el vaso (temía que lo rompiéramos ); yo lo contemplaba y pedía a mi madre que me relatara una y otra vez como murió la abuela, para oírla decir: “exhaló el último suspiro”, y se me antojaba que algo de mi abuela había quedado atrapado dentro del vasito y miraba y remiraba tratando de descubrir el suspiro misterioso y reverencial , quizás su alma, su espíritu…
Mientras las mujeres enlutadas rezaban el rosario y repetían como un mantra avemarías. Mi madre rezaba en silencio al pié de del féretro. Yo observaba su expresión, era serena, lloraba y sonreía de amor mirando a su madre, yo seguía el movimiento de sus labios y me parecía descifrar el relato del último capitulo de la novela radiofónica que mi madre contaba, cada tarde, a su madre en la cama.
Mi abuela decía que las primeras horas de la muerte, los difuntos pueden oír.
Y así mi madre siguió, relatando (pasando las cuentas del rosario y en las misas de difuntos), la novela de amor preferida de mi abuela, hasta el último capitulo.
Años después mi madre decía que hablaba con su madre, porque si las oraciones llegan hasta el cielo, por qué no las novelas.
Apenas conservamos cuatro fotos de mi abuela y en todas está vestida de negro. Yo tenía una visión mortecina de mi abuela , siempre vestida de negro llevando en su ropa todo el dolor del mundo.
Pero mi abuela fue una mujer muy hermosa y la historia de amor que vivió con su esposo se truncó con la muerte prematura de mi abuelo.
Con una única hija pequeña pasaron muchas necesidades, pero siempre encontraban tiempo para leer y relatar historias , aunque fueran de santos, al amor de la lumbre.
- Hay muchos misterios en la vida de mi abuela, pero lo realmente fascinante es que era la mas cariñosa y luchadora mujer de las historias de mi familia
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