Cosa Nostra

Año 1952, Vila Gilherme, Sao Paulo,Brasil, un lugar común,donde no ocurría nada de especial excepto que era donde vivía mi familia.

Familia que se componía de individuos con ciertas peculiaridades por llamarlo de alguna forma y cierta predisposición para involucrarse en las más disparatadas y escabrosas historias.

1. UN DÍA CUALQUIERA

Me despertaba el olor a café que hacia mi nona,muy temprano sobre las 5:00 de la mañana, ese olor aunque intenso me dejaba disfrutar de ese perfume del «cajú» árbol con un fruto maravilloso, de donde se saca los anacardos; El olor a tierra húmeda de este Sao Paulo, donde no para de llover.

Mi Nona ya había empezado a hacer la pasta fresca, hecha a mano, de nuestra cosecha: los tomates, el orégano, cebolla, harina, huevos.

Recuerdo a «chinbica» mi gallina preferida, le enseñe a hacerse la muerta, jajaja….

Al atardecer iba con mi Padre y mi tío, al río a coger ranas.

Ciudad llena de aventuras,con todo por descubrir.

Todo ello daba un matiz especial a mí vida, con sus problemas como todos, pero por una extraña razón te hacia sentir afortunado.

3. HISTORIAS Y SUCESOS

Como es el caso de mi tía Genoveva que al sujetar un bebe,en la Estación de tren la madre huyó y tuvo que adoptar a ese niño que fue uno de los delincuentes más buscados de Sao Paulo. Por un ajuste de cuentas los amigos del susodicho, pusieron fin a los 80 años, a la vida de mi tía, tiroteada en el rostro en una calle desierta. 

Mi tío Mario que nunca trabajo y su amigo Dito, eran luchadores callejeros.

Otro tío que vivió únicamente del «juego do bicho» popular en brasil, una especie de lotería ilegal.

El ahijado famoso de mi padre Jerry Adriane cantante consagrado en Brasil.

Mi padrino que tuvo un supermercado que fue destruido por un incendio.

Mi tío Antonio que paso un largo tiempo en la cárcel… ¡porque asesinó a su mujer con un hacha! 

Contaban que una vez mi abuelo venia con su caballo de una borrachera y solo se apeó cuando llego al salón, sin ningún miramiento, se sentó a la mesa y pidió la cena.

Mi nona estando embarazada, tuvo que dar a la luz a mi madre, de mala manera, en una especie de pajar. ¡Como Jesucristo, en 1924!

Modesto el eterno soltero de la familia…

Cuento este resumen con lagrimas en los ojos y nostalgia en el corazón, de una familia que ha no ser por lo que aquí escribo, estaría solamente en el recuerdo, de cada vez menos integrantes (queda solo mi madre) de una saga de personas extraordinarias, situaciones limite, pero reales, auténticas, dignas de escribir varios libros. Yo el que escribe, soy el hijo; el narrador quise que  fuera mi padre. El les conoció a todos y después mi madre, que les guarda  mucho cariño, supieron contármelo.

Esto es un homenaje a todas las familias del mundo, principalmente a la mía que se merece que conozcamos sus historias.