Yo de mayor quiero ser Alaska
Eso dijo Luisita en plena cena de Nochebuena, con toda la familia a la mesa, mantel de hilo, vajilla de la Cartuja y copas talladas, la bandeja de dulces como remate de un banquete. Todos se quedaron en silencio, mirando a la niña, con su vestido plisado, sus zapatos de charol, sus trenzas y sus grandes gafas de pasta. De repente, se pusieron a reír, la abuela, el abuelo, los tíos, los primos, la hermana mayor y los padres. La madre de Luisita le ofreció un poco de turrón a su enfurruñada hija, quién muy bajito decía: hablo en serio. FIN
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