Mis viajes

  En lo que llevo de vida he hecho pequeños y grandes viajes, pero empecé realizando los pequeños.

  Fui a lo alto de un monte gallego con mi padre, mi madre y mi hermana mayor, era tan pequeña, que ya no me acuerdo si no llego a encontrar esta vieja foto en la que estamos mi padre, mi hermana y yo, mientras que mi madre sacaba la foto.

  Sí me acuerdo, de los veranos bañándonos y merendando en un río, que tenía un viejo molino medio derruido.

  Después monté a caballo, más bien, en una yegua. Era de mi padre, la llamábamos Sombra, porque era de color negro. Nació en los montes gallegos y lo que recuerdo de ella, era que le gustaba que le rascasen detrás de las orejas y la sacasen a pasear con el buen tiempo, pues rechinaba y corría por la cuadra cuando le abrías la puerta.

  Con doce años hice mi primera excursión del colegio fuera de mi provincia natal, Pontevedra. Un profesor nos llevó a Zaragoza, donde visitamos las montañas de Huesca y entramos en la Pilarica. Estuvimos alojados en una residencia de algún colegio o instituto con internado, con el que compartíamos el comedor y un agua con abundante cloro.

  A los catorce años, fui a la excursión de fin de curso en el colegio, a Palma, en las Islas Balerares. Allí nos alojamos en un hotel de tres estrellas con piscina al lado de la playa. Todos los compañeros teníamos habitaciones con terraza y camas individuales. Algunos días fuimos a la playa y otros de excursión por la provincia. Así, visitamos un viejo castillo en un alto con muy buenas vistas, una cueva, el parque acuático y el “Marineland”, donde asistí por primera vez en mi vida a una exhibición con delfines en una piscina. Aún conservo fotos y postales de todo aquello. También el viejo billete de embarque de Iberia con el nombre del colegio, el vuelo, el destino, la clase, el número de asiento y el día del embarque claramente nítidos en el papel.

  He hice ya hace unos años mi primer viaje al extranjero. A una tierra, con la que soñaba visitar, cuando estudiaba en la facultad. Y que de aquella creía imposible hacerlo. Pues bien, mi sueño se hizo realidad unos años después. Y así, visité Egipto, tierra de faraones y de monumentos grandiosos. Sencillamente, precioso …

  Y actualmente, mi sueño, como el de muchos, es que me tocase la lotería y así poder viajar por el mundo, conocer diferentes culturas y formas de vida, y escribir sobre ellas. Y quitarme de una vez este terrible estrés que llevo encima. En resumen, poder conocer a esa gran familia muchísimo más grande que la mía llamada Mundo.