-¿Cómo que se murió mi abuelito? –exclamó la prima Argelia -si acaba de estar en casa, y se puso a llorar. Mi hermana había dicho “… cuando murió el abuelo coronel” en una conversación que no recuerdo de que trataba. Yo tenía siete años y para mis hermanos y para mí, el abuelo había muerto en un pasado remoto, mucho antes de que nosotros naciéramos. Hasta entonces nos enteramos que seguía vivo y que los tíos varones de la familia lo veían regularmente. Pero sus hijas lo habían dado por muerto desde que dejó a la abuela y así nos lo habían hecho creer a sus hijos.
Cuando le preguntamos a mi madre, nos confirmó lo que había dicho mi prima y simplemente dijo, que para ella su papá estaba muerto porque no sabía de él desde que tenía siete años. Aunque fue una gran revelación, no pasó de ser una anécdota divertida por la reacción de mi prima. Y el abuelo coronel siguió ausente.
Uno de los tíos tenía una ferretería cerca de la casa de mi abuela. Yo iba a visitarla y en la esquina vi a un anciano con uniforme militar impecable. Me le quedé viendo porque no era común ver en la calle personas vestidas de esa forma. De repente volteó y me regresó la mirada molesto, como diciendo: ¿Qué me ves? Aceleré el paso y me alejé. Poco después unos primos me dijeron que el abuelo coronel visitaba a su papá en la ferretería.
Ahora tengo 57 años y me atreví a preguntarle a mi madre, que había pasado con el abuelo coronel. “Yo tenía siete años. Mi papá llegó de un viaje y mamacita le comentó que había recibido dinero por la venta de unos terrenos que le regaló papá grande. Él le exigió que se lo diera. Mamacita se negó, le dijo que era para construir una casa para sus hijos. Discutieron acaloradamente. Al ver que no le iba a dar el dinero, sacó la pistola y le dijo: -Si no me lo das te mato y me mato yo después. Entonces mi hermano mayor le agarró los brazos por la espalda y mi hermana nos sacó, a mamacita y a mis otros hermanos, de la casa. Desde entonces no supe de él. Nunca supo si yo tenía que comer, donde dormir o si iba a la escuela. Tampoco estuvo el día de mi boda ni cuando ustedes nacieron. Por eso yo lo di por muerto”.
Hace unos días, una prima me envió por correo esta foto donde aparece mi abuelo el coronel.
Que extrañas formas tenemos de construir nuestra historia.
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