El final de la soledad.

El final de la soledad.

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Luego de un agotador viaje de dos días desde la Patagonia hacia  Buenos Aires, la maravillosa “Reina del Plata”, Miguel baja del tren  pleno de esperanzas. Los dolores de su cuerpo le recuerdan que la intervención quirúrgica  a la que debe someterse, por su grave hernia de disco es absolutamente necesaria.  Gracias a Dios, Miguel tiene  muy buenos amigos, que lo acompañan en este viaje tan difícil para él. Carlos, Claudio, José y Evaristo, lo alientan al descender del tren y lo ayudan con el equipaje.

Allá en la fría y ventosa Patagonia un amor lo espera. Por fin Miguel ha encontrado alguien  que le ha dado a su alma triste una esperanza. Una hermosa muchacha, de risueños ojos verdes con un nombre precioso, Corina. Ella canta las coplas españolas con tanta gracia y belleza, como nunca  antes él había escuchado.

  ¡Miguel piensa que quizás a su retorno desde Buenos Aires podría casarse y formar esa familia con la que siempre ha soñado!

Sus ojos tristes ahora tienen un brillo, el brillo que les ha dado el amor. Su infancia y su juventud tan solitarias solo han llenado de amargura su corazón.  Pero hoy todo tiene otro color…… ¡el color del amor!

Miguel, gran devoto de la Virgen María, protectora de  la Argentina, antes de su internación en el hospital, decide visitarla en la Basílica de Luján.

Sus amigos lo acompañan. De rodillas frente al altar de la piadosa Señora, con voz temblorosa  su oración  nace de lo más profundo de su alma; le promete  a la Madre de Cristo, que cuando retorne a su hogar y forme su familia, su primera hija llevará por nombre María.

Al retirarse de la iglesia su corazón tiene gran alivio. Ahora siente que su deseo de construir una familia ya no es un sueño ¡Será  una realidad!

Antes de partir  del lugar sagrado, sus amigos le piden tomarse una foto frente a la hermosa basílica de Luján. Una foto que hoy forma parte del querido álbum familiar, que con gran amor conserva María, la hija primogénita de Miguel. Una foto donde se  ve a un Miguel sonriente y feliz, junto a sus amigos. Aquellos amigos que supieron acompañarlo en horas tristes y oscuras, pero que también al igual que él sabían que la vida tiene tiempos malos y tiempos felices…… ¡conocedores que la Vida es la Vida; y que cada día es una nueva enseñanza en el arte de vivir!

 

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