El espejismo mágico de esta región esplendorosa,abre con intensidad sus enormes brazos para preparar el lugar donde se inicia mi punto de partida.
Afuera,el horizonte azuloso se dispone a recibir el aroma de los frutos maduros que se engarzan en las ramas de los guayabales silvestres que se extienden a lado y lado del camino;el ondular fresco de un viento suave que se pasea por la ribera del rìo Nechí,emprende su vuelo por encima de las cristalinas aguas y entra raudo hasta la habitación del hospital donde mi madre me suelta a la vida.La naturaleza exuberante de la vegetación húmeda y selvática,comienza a despertarse en la temprana mañana:las multicolores orquídeas se aferran amorosamente contra la madera de los centenarios árboles y el ambiente se tiñe de una quietud dorada por el sol que se cuela ente los coquetos ramajes que se bambolean sin cesar,como queriéndose desperezar de sus noches dormidas…
Un alegre bullicio baja de los nidos y las coplas de infinidad de pájaros,quedan suspendidas en el cielo desnudo de lluvias y tormentas.¡Hermoso lugar para nacer,tierra mía!
Atrás queda el inicio de su primer tiempo,y parte hacia otro lugar de la misma región,siempre bañada por el mismo río que arrastra en su lecho de arenas arcillosas, diminutas pepitas doradas que parecen quietos peces esperando que las dragas los atrapen en el lecho del río,para engrosar las arcas de la compañía minera donde ahora se instala con sus padres.
Un canto nuevo de atarrayas para loar su llegada,sube hasta el campamento para despertar y arrullar sus sentidos.Una brisa larga juega con el dorso desnudo de las niñas y con las faldas de retazos que usan las hijas de los pescadores; en sus pieles morenas,destella la mirada del recalcitrante sol que sin piedad,las acaricia sin pudor.
Las gargantas metálicas de las lavanderas que se reúnen a la orilla del río para esperar a sus hombres después de un largo día de pesca,entonan penetrantes y densos lamentos de una música que consume las entrañas,por lo triste de sus melodías.
Mientras el pequeño caserío vibra con su sensual cotidianidad,allá arriba en la comodidad de un campamento gringo,una niña no sabe si beber todo el halo salvaje y misterioso de una selva que la ve crecer,o hundirse,como un naufrago,en la ancha quimera del dolor por los que no tienen casi nada.¡ Injustos contrastes de la tierra linda que me parió!
Pienso en la fragancia de los mangos que flotan en las aguas del río Nechí semejando una mullida alfombra vestida de verdes y amarillos y extraño la belleza,la fuerza y la intensidad de una región donde inicié mi vuelo.
Tierra húmeda de ríos y mares.
Tierra de cielos azules como una canción de infancia.
Tierra de espesas selvas y llanos abiertos.
Tierra de áridos desiertos y nieves perpetuas.
Tierra de luces y sombras.
Tierra que brillas con el canto de los gallos y te entristeces con el canto de la cigarra.
Tierra impregnada de risa rosada de caracoles.
Tierra, tierra mía,tapizada de cielos inciertos..
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