UN DIA EN LA VIDA DE UNA MUJER

UN DIA EN LA VIDA DE UNA MUJER

Amanece, ya despunta el alba, todo parece en calma. Una leve brisa entra por la ventana de la habitación, Beatriz sentada en el borde de la cama,da los últimos retoques a su ya plateado cabello. Con paso lento se acerca a su tocador y al abrir uno de los cajones, asoma una diminuta fotografía de cuando era aún una niña . Hoy al verse de nuevo en aquella foto, afloran a su mente recuerdos de su pasado, como si de su presente se tratara. Cuantas sensaciones y emociones contenidas. La nostalgia le embarga al recordarlos. Al quedarse absorta con estos pensamientos percibe una ligera brisa que lleva implícita parte de aquellos olores que le hacen revivir de nuevo su infancia.

Era víspera de Navidad. En el ambiente ya se respiraba el calor del hogar. Las chimeneas exhalaban humos anunciando que el invierno ya había llegado.

A Beatriz le encantaba la Navidad, su madre y su abuela aprovechaban este tiempo para hacer extras de dulces propios de la época que ella compartía, incluso se levantaba a media noche para observar la evolución de las masas con las que confeccionar dichos dulces.

Poco iba a durar esta alegría. Estaba ya entrada la tarde cuando, sin saberlo , sintió un escalofrío que le atravesó el corazón y que a penas le dejaba pronunciar palabra.

Vio, como si de una película se tratase, que su abuela se iba a morir y se estremeció por haber pensado tal cosa – ¿cómo se iba a morir, si no estaba enferma?- pensó. Se asustó e inmediatamente se dijo para si que aquello no tenía sentido. No había cabida para la muerte y menos para aquella mujer que era tan imprescindible en su vida. 

No dijo nada a nadie de aquel nefasto pensamiento, pero la sensación de ahogo ya no desaparecía de su garganta.

Esa noche, como una noche más, cenaron juntas, ella siempre le acompañaba y le cuidaba ya que hacía tiempo que había perdido la vista y desde entonces , la peinaba, le ayudaba a comer e incluso la sacaba a pasear. Como si una vocecita le hubiera desvelado su presentimiento , al tiempo de acostarse, la abrazó como de costumbre pero percibió que más que un abrazo , era una despedida. Beatriz se estremeció al sentir su cara y su cuerpo entrelazarse con el de ella, quiso quitarle importancia a su pena,pero ese iba a ser el último beso que le diera a su abuela. A media noche se fue, dejando a su nieta, sumida en la mas absoluta soledad. Aún hoy, cuando evoca su memoria, brotan de sus ojos unas lágrimas de añoranza.

Pasaron los años y aquella pérdida jamás la pudo superar. Se mentalizó, se dijo a si misma que era ley de vida, pero fue después de mucho tiempo cuando descubrió que aquel acontecimiento marcaría el destino de su vida.

FIN

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