Otro personaje de Teorema

Otro personaje de Teorema

Estoy sola, ¡qué bien!, no hay nadie. No puede pasarme nada. Nada me preocupa. No hay dinero que ganar, ni hombre que contentar, ni familia a la que servir, ni amigos a los que querer, ni amor al que perseguir. Me quedo aquí, esperando, tranquila. Estoy sola, pero ya vendrán. Me tengo que quedar aquí, mejor que antes, más tranquila. Estoy así, bien, tranquila, no me pasará nada hasta que vengan. Cuando vengan, si vienen… ¡Ya los oigo! Estoy bien. Ya vienen. Ya están aquí. No estás, esa es mi única certeza, no estás. Y no imaginas la tristeza inmensa de saber que no estás aquí conmigo. No estás y no condicionas tu no estar a mi medida de estar en Ti. 

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Servía, eso hacía, sí, servir. En la casa, a la familia, a todos: al padre, a la madre, a la hija, al hijo. Yo los quería, sí, los quería de verdad. La familia. ¡Qué gran familia! Nos queríamos, sí, eso hacíamos. Luego, Él vino. Él llegó. Y ya nada fue igual. Nos queríamos más. Nos queríamos mejor. Él era perfecto, o tal vez no lo era. Era mi amigo, rompió mis esquemas. Ya no era la sirvienta. Era su sierva. Para siempre. Luego se fue. Se fue y nos dejó. ¿Por qué te fuiste? No te vayas. Quédate. Desde la puerta observé su partida. No te vayas. Quédate. Ya no quedaba nada. Todos habíamos cambiado, el padre, la madre, la hija, el hijo y yo. Incluso yo había cambiado. Tú no los mataste. Ya estaban muertos. Yo los maté. ¿Por qué? Yo no los maté. Ya estaban muertos. Yo no fui. No pensé. No pensaba. 

De veras que estoy tranquila. Siento una paz inmensa que me fortalece aún más. No tengo por qué arrepentirme, todo lo que he hecho ha sido por Él.  El silencio de este lugar me gusta. Aunque a lo lejos a veces siento los gritos desesperados de aquellos que se vuelven locos por el encierro. Siento el ruido metálico de las rejas y el candado. Ya vendrán. Un guardia, o dos. ¡Sabe Dios cuántos! Estaré tranquila. No habrá premura para morir. Acabaré mi cigarro y dejaré que el humo suba tranquilamente, sin apuros. No habrá premura para morir, porque siempre hay tiempo. ¡Hay más tiempo que vida! Volveré a verlo, tengo fe. De eso se trata. Y cruzaremos miradas que luego se perderán en el vacío que dejará mi vida.

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Fin. 

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