Queridos Hijos

Qué es neurosis, dicen?. No, estas no. Tengo algunas, pero éstas no son neurosis. Son identidad familiar.

De mis abuelos paternos tengo la costumbre, en la cena de fin de año, poner en la mesa a cada comensal doce uvas, a la medianoche cuando dan las doce, mientras las comemos vamos formulando con cada uva un deseo por mes del año que se inicia. Nunca me puse a controlar si los deseos se cumplían o no, pero lo que sí sé, es que todos juntos, aunque en forma individual, estamos poniendo esperanza en ese año que comienza y muchos de los que están a nuestro alrededor forman parte de nuestros deseos.

Esta tradición, costumbre o código no quiero perderla porque cada vez que la realizo me acuerdo de ellos.

De mis abuelos maternos tengo la costumbre de colgar cintas rojas en cualquier parte de mi casa y cuando puedo algún cuerno rojo bien visible. “Sirven para ahuyentar las malas ondas”, decían.  

Esta tradición, costumbre o código no quiero perderla porque cada vez que coloco una cinta roja o la ofrezco me acuerdo de ellos.

De mi madre tengo la costumbre de decir “de aquí en un año” cada vez que levanto la copa  para brindar por un cumpleaños u otro aniversario. Era su manera de demostrar el deseo de volver a reunirse en familia, en la misma fecha, al año siguiente.

Esta tradición, costumbre o código de mi madre no quiero perderla porque cada vez que digo “de aquí en un año” me acuerdo de ella.

De mi madre y el tío Agustín tengo la costumbre de llamar por teléfono, a las cero hora en punto, al cumpleañero de turno. Esto crea algunas competencias familiares y hace que estemos cuerpo a cuerpo intentando ser el primero en comunicarse para cantar el cumpleaños feliz.  

Esta tradición, costumbre o código no quiero perderla porque cada  vez que estoy atenta a que llegue la hora de llamar me acuerdo de ellos.

De mi madrina tengo la costumbre de leer palabras escritas por ella, sacadas de sus creencias y plenas de buenos deseos, antes de emprender un viaje en avión.  

Esta tradición, costumbre o código no quiero perderla porque cada vez que subo a un avión me acuerdo de ella.

De mi autoría es decirles antes que emprendan algún viaje, “que los seres guías y protectores los acompañen y sus ángeles de la guarda también”. Es mi manera de desearles un viaje placentero y carente de inconvenientes. También de avisarles a sus ángeles de la guarda que estén atentos.  

Esta tradición, costumbre o código no quiero que la pierdan porque cada vez que viajen se acordarán de mí.

Todas estas tradiciones, costumbres o códigos que utilizo, tienen como objetivo enriquecer la identidad de mi familia, unirla y darle sentido de pertenencia. También, seguramente, el de mantenerme viva en el corazón de mi descendencia, como lo están en mí, mis queridos ausentes.

Un beso

Mamá

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