Estando inmersa en mi mundo,y algo aburrida, tomé el computador y comencé a recorrer todo lo que había colgado en mi muro de Facebook, al llegar a las fotografías, me detuve un momento en las de la infancia,  y me encontré con ésta.

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Me trasladó con una velocidad estrepitosa a ese tiempo. Éramos tan felices con tan poco, las carcajadas provocadas por la experiencia, se perdían en la inmensidad del majestuoso Volcán Villarrica,gracias a un simple e insignificante trozo de plástico,que nos llevó ladera abajo,  activando las risas más explosivas!, caídas, competencias, en fin, disfrutar del calor familiar.

Recuerdo como si fuera ayer, la rigurosidad de mi padre de ir alternando la ubicación de cada uno, para que nadie se quedara sin la sensación de dirigir nuestro incierto aterrizaje…llegamos muchas veces, hasta debajo de las frondosas Araucarias, pinchados y aporreados,pero sólo bastaba vernos las caras para saber que era uno de los mejores viajes y experiencias a nuestros cortos años, ya un poco más independientes.

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Debo decir que por supuesto era yo, por lo general , la que iba en primer lugar, como en la fotografía!, el arrojo, la adrenalina y el nulo temor al peligro, me hacían candidata predilecta de cuanta locura emprendimos como hermanos, y supervisado (cuando se podía, o cuando nos sorprendían) por mi padre o mi madre.

La simpleza del ingenio, hizo que viviéramos una infancia feliz y no exenta de adrenalínicos panoramas. Paseos a la playa en carpa, con sus respectivas caminatas por los bosques aledaños, o las competencias de nado, por las tranquilas aguas de los lagos sureños. 

O cuando con mi hermano, jugamos a los espías en casa de mi vecina, y ella, tan emocionada con el rol que le asignamos, tomo un trozo de metal y comenzó a horadar el muro, para espíar a los rivales!el forado permitía que vieramos la casa de todos los vecinos del frente, y por supuesto, no pasaba desapercibido!….tamaña zurra que nos dieron, siendo inocentes!!!,o no tanto, pero inolvidable!

Bueno, ya ves con sólo ingenio, podíamos reír tardes enteras, disfrutar del aire puro y de los rayos del sol,jugar con una pelota plástica, sencilla e inofensiva,preparábamos guerras de barro, de agua y esto nos hacía olvidarnos de comidas, de horarios, hasta que una dulce y fuerte voz nos llamaba a comer, o a dormir.

Llevo grabados a fuego todos los días dedicados que nuestros padres tuvieron para nosotros, sus tres locos bajitos, los vividos y los casi olvidados, pero que gracias a esta pequeña foto,me hizo recordar lo valioso del< ingenio de infancia >y el enorme placer que nos otorgó, a mis hermanos,padres y a mi, por supuesto!.

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