Mamá Carmelita
“Mamá carmelita” así le teníamos que decir, así le gustaba que la llamaran, no abuelita ni abuela ni Carmelita, nunca, yo jamás rompí esa regla pero quien se atrevió le hizo saberque no le gustaba. Era enérgica con eso y con otras cosas….
Cabeza de familia, madre de siete hijos, viuda, en una casa en el centro de Guanajuato, México ¡mi bello Guanajuato! En los Arcos, imaginen un hermoso pasaje colonial entre dos calles con pequeñas puertas a los lados, con grandes faroles que en la noche alumbraban con un bohemio color amarillo; ese fue nuestro patio de juegos cada vez que la visitábamos y coincidíamos los primos. Mis primos…. como familias muy diferentes, estaban los primos ricos siempre un poco más formales, los de tíos intelectuales a los que se exigía mucho y el resto éramos… más relajados. De cualquier manera en ese momento de juegos no había diferencias.
Mamá Carmelita era un caso especial; aunque ahora la recuerdo con cariño cuando era niña trataba de evitarla porque no era una abuelita cariñosa, era dura, llegó a ser directora de una escuela primaria y creo que le gustaba ese poder y no se quitaba el personaje de líder nunca.
Todas las personas tenemos nuestras peculiaridades y no es mi intención criticarla ni faltarle a respeto. Recuerdo todas aquellas veces que nos tocó a mi hermano y a mi ir al pan, era toda una aventura con mi abue (ahora me atrevo llamarla así) nos indicaba a que panadería teníamos que dirigirnos para comprar las piezas específicas de cada una, por ejemplo, los bolillos y las conchas en la Plaza de la Paz, el pan de agua a la calle Juárez etc… y antes de irnos nos daba la bolsa de papel para que no nos la cobraran, esto no era nada usual.
También era algo racista, si eras blanco y rico seguro serías de sus favoritos si no, pues confórmense con que los tratara, esto es algo curioso pues ella misma era morena, bajita y no venía de familia rica, supongo que su pequeño poder en la sociedad le creo cierto narcisismo.
A pesar de esto su mayor éxito fue que desarrolló un amor muy fuerte entre sus hijos y por ende son muy unidos, gracias a esto tengo los más maravillosos recuerdos de mis niñez y mis primos cuando visitábamos a Mamá Carmelita en Navidad, año nuevo o cualquier fin de semana; adoro la familia que formaron todos juntos y voy a hacer todo lo posible para que mis hijos sean tan unidos como ellos.
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