La puerta de Europa la sostienen las columnas de Hércules, paso obligado del Sur hacia el Norte, de la muerte en patera, en alambrada, en paliza policial, en bala ajustada al tórax de los hambrientos. Es la misma puerta que otrora y hasta la década de los sesenta permitió a Europa y Norteamérica colonizar la enorme fuente de riqueza que suponía el Sur. África conquistada por la mano militar y económica del hombre blanco europeo.
Las guerras de liberación sólo consiguieron banderas y nuevos tiranos, títeres de la economía internacional, corruptos gobiernos que a base de fuego y sangre sembraron hambrunas, cárceles, destierros y desolación. Es la historia del capital post-colonial contada con letra grande. Pero… ¿y la letra pequeña, hoy, ahora? … por ejemplo:
El coltan, metal clave en la fabricación de los teléfonos móviles, ordenadores y alta tecnología extraído en el Congo, por lo general en condiciones inhumanas. Los beneficios obtenidos por empresas como la alemana Bayer y sus lobbys industriales ayudan a mantener una guerra inmisericorde que desde el 98 ha causado más de dos millones de muertos.
En el sur de Nigeria la pestilencia se adueña del aire: es el delta del Níger, donde la multinacional angloholandesa Shell extrae petróleo desde la época colonial. Las plantas petrolíferas incumplen cualquier normativa al respecto junto a la compañía subsidiaria nigeriana (NNPC), la petrolera francesa Elf y la italiana Agip. Un holding con instalaciones prehistóricas que ha arrasado gran parte de la agricultura y la pesca, suelos estériles y contaminación por doquier. Cómplices de dictaduras militares, creadoras de paraísos fiscales en Francia y Suiza, ayudan al empobrecimiento total de la población.
Angola o la explotación del petróleo al servicio del tráfico de armas, un país rico donde además de poseer reservas de cobre, diamantes, oro, hierro, algodón, azúcar, café y pesca, está infectada de minas terrestres: es la guerra, o las guerras que siempre giran en torno a las élites del país. Èlites con comisiones en forma de cuentas bancarias en la vieja Europa. EEUU importa el 8 por cien del petróleo que consume, ocupando con la Chevron un espacio en el devastado panorama social angoleño.
Sudán, Chad, Camerún, Malí y las múltiples violaciones de los derechos humanos amparados por empresas multinacionales sin escrúpulos al servicio de sátrapas locales.
Es el gran capital globalizador, los grandes consorcios post-coloniales, el juego de la vampirización de las materias primas, del expolio, del desamparo. Después, el escaparate, Europa al Norte enciende sus luces de neón de sociedad burguesa domesticada, democráticamente amaestrada, sociedad de la opulencia en los vertederos que no consiente ninguna mosca del Sur alrededor de la mierda que genera.
…A pesar de los desiertos, de los muros, de las fronteras, de lo ejércitos, el hambre seguirá sembrando el bosque de Ben Younes y la falda del monte Gurugú de sueños libertarios.
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