Yo, El Prometeo Contemporaneo

Yo, El Prometeo Contemporaneo

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6:00am – Despierto; suena “Child in Time”. Coloque esa canción de alarma para hacerlo lentamente.

6:15am – «Can you remember, remember my name»… No, no me interesa saber quien soy… Creo que aun estoy dormido… “I know I must remain inside this silent well of sorrow”.

6:30am – Ya sonó Kiss. ¿Me levanto de la cama? “I CAN´T GET ENOUGH

YEAH, HA”… Hacer roñita.

6:40am – “Se me cumple hoy el sueño pendejo de ayer”… ¡Rápido! Bañarse…  “Exalta mi vida, cumple con lo que fue mi deseo”… Ya quisiera cumplir mis deseos, mejor me visto.

7:00am – 3 cucharadas colmadas de café, 2 de azúcar, leche, pan, masticar, beber, deglutir, desayunar. Cepillarse los dientes y salir de casa.

7:15am – Sentir frio en el transporte urbano es bueno para despertar. Los 30 minutos de viaje serían eternos de no ser por mi plan de datos y las gloriosas redes sociales. ¿Qué carajos digo? Esto es deprimente.

7:45am – Bajar del bus, caminar hasta la oficina, cantar mentalmente: “De aquí, para allá, de allá, para acá, nadie sabe muy bien para dónde va…”

7:55am – Subir las escaleras, abrir la puerta, “Buenos días”, abrir la última gaveta del escritorio para guardar la maleta, prender el PC, saludar en el chat, cronograma para hoy:

8:00am-9:00am = Revisión de pares para los Casos de uso CU10030 y CU10888.

9:00am-9:30am = Actualizar los archivos del repositorio y registrar tiempos laborados.

9:30am-9:45am = Pausa Activa (Llamar a la Coneja)

9:45am-10:00am = Estudiar para certificación y adelantar trabajos de la maestría (OJO HOY ES JUEVES)

10:00am = …

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Jamás había pensado tan seriamente en la desidia y el aburrimiento que me agobia al sentarme todos los días para concentrarme una y otra vez de manera casi indefinida en los miles de trabajos que puedo realizar sin siquiera pestañear o hablarle a los compañeros de trabajo que se aíslan en sus audífonos y ensimismados en el trabajo desligan sus pseudo vidas de la conciencia espiritual que podría adquirirse al tal vez filosofar o quizás con solo entender cada segundo como el Carpe Diem de la película de Robin Williams que me ilusiono con la idea de pararse sobre el pupitre y arrancar las páginas a alguno de los interminables libros que por aburrimiento desprecie argumentando que mi vida estaba en la tecnología que intuitivamente lograba manipular cada vez con más rigurosidad y entendimiento sin vislumbrar los grilletes de plomo que aberrantemente han esclavizado el alma humana con la vana promesa de ganar más dinero y aceptación social con la que se supone se lograra ser feliz ya que facilitan perpetuar los sueños que debieron ser definidos desde los 10 años para que a los 25 o 26 no se sufra una prematura crisis de la mediana edad que pueda destruir la imagen social y laboral que se ha alcanzando sacrificando otros sueños menos remunerativos que aunque pudieron hacerme feliz… Dios mío, ¿Que he hecho?

Se levantó violentamente, de manera que su asiento partió el sepulcral silencio de la oficina al caer. Seguidamente apretó sus iracundas manos y, recogiendo su brazo para alcanzar su más letal fuerza, estrelló sus nudillos contra el místico espejo DELL-E2009W(20’’); logrando demoler los separadores de escritorio, la concentración rutinaria, la atadura de los sistemas y la pared que sostiene las últimas sombras que congelan el alma de revelación.

Respiro agitado.

Percató las grises magias conquistantes.

Lo inundaron las miradas de los muertos que viven en lo externo.

Se incorporó extendiendo las manos al cielo; clamando por los antiguos dioses en reproche a los nuevos y, con su malograda voz visceral de frustrado cantante de Black Metal, gritó:

¡¡¡ESTOY MAMADO DE TODOS USTEDES HIJUEP*T@S!!!

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Con calma abrió la última gaveta del escritorio para retirar su maleta  Diviso,  tomó y guardó en el bolsillo de su camisa un porta vasos de motivos alegres con bajo relieve de la frase “Valentía”; fue regalo de una tía en su último cumpleaños. Sonrió mientras caminaba hacia la salida; dejo el silencio de los estupefactos espectadores.
Abrió la puerta.
Bajo las escaleras.
Y salió del edificio para vivir feliz por siempre.

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