De Juan a Rita:
No puedo decirte lo mucho que me costó sepárame anoche de ti. Supongo que lo
imaginas y espero que a ti también. Hoy no puedo concentrarme en nada… sólo
estas tú, por dentro y por fuera de mí. En todo yo. ¿Si te llamo mi loca pasión,
mi fe y mi credo, te vas a reír mucho? Gracias por tenerte.
P.D. Dime cuando vas a estar otra vez sola, ¡iré como Alonso… pero sin el
Ferrari!
De Rita a Juan:
Cómo podría reírme, si tú eres para mí no solo mí religión y mí eucaristía, (¡me
gusta tanto comulgarte¡), sino mi pecado de cada día. Cuando lo sepa te aviso.
T.Q. mi dios griego.
De Marcos a Juan:
Juan, te wasapo desolado y no puedo esperar a verte, quiero consultarte algo
muy delicado. Mis sospechas se han visto confirmadas por un mensaje que he
leído en su móvil, no sé quién se lo manda (“Él”), pero tiene un amante fuera de
aquí, un cursi que la llama mí fe y mi credo, el muy cabrón. No sé qué hacer, si
hablar con ella, tomar una decisión contundente, o qué. Eres mi mejor amigo y
sabrás aconsejarme. Estoy jodido, dime algo ya.
De Juan a Marcos:
Amigo, creo que ahora en caliente no debes tomar ninguna decisión. Hablar
con ella sólo serviría para empeorar las cosas. Deja pasar cierto tiempo y antes
confirmar tus sospechas no vayas a meter la pata. Sinceramente un mensaje
con eso que me dices no me parece una prueba de peso. Sólo es indicio de
que podría tener un idilio y ya sabes cómo les gusta eso a todas las mujeres.
Tranquilízate y hablamos cuando vengas aquí, aunque ahora ya sabes que viajo
con más frecuencia y tienes que decírmelo por adelantado. Ánimo y no hagas
chorradas. Un abrazo, tío.
De X a Juan:
Usted no me conoce, yo a usted sí (tengo su móvil) y creo que debe saber lo
que he oído contar a su mujer a una amiga en la sala de aparatos del gimnasio.
Lo he pensado mucho antes de hacerlo. Lo siento, pero ella le engaña con su
mejor amigo. Se lo digo así, de forma anónima, pues en persona no me hubiese
atrevido. Pero entre hombres debemos ayudarnos en estos casos.
De Luchi a Marcos:
Marcos, he decidido terminar con esta farsa. Yo estoy lo suficientemente segura
y enamorada de ti como para no seguir engañándonos. No te enfades, porque
le he enviado un anónimo como de un hombre a otro, diciéndole que su mujer
le engaña con su mejor amigo, y ese no puede ser más que tú. Espero que eso
nos fuerce a tomar las decisiones que hasta ahora no hemos sido capaces. No te
asustes, ya le conoces, es buena gente y no hará nada grandioso. ¡Hojalá!
De Juan a Rita:
Amor mío, he recibido un mensaje anónimo en este número en el que alguien
me dice que ella me engaña con mi mejor amigo… ¡que es tu marido! Hay mucho
cabrón suelto. No sé quién ha podido ser pero me parece fiable, porque con esto
no se juega ¿Tú que crees, debemos preocuparnos?
De Marcos a Luchi:
Pecadora, tenemos que tomar una decisión ya, y voy a hacerlo de una vez por
todas. Hay que cantar la gallina… con un par. Besos locos.
De Luchi a Marcos:
Estoy asustadísima con el lio que se puede formar. No hagas nada de momento,
podrías arrepentirte luego y a mí crearme una situación en casa de mil
demonios. Además no estoy segura de que tú quieras cambiar las cosas de como
están ahora. Pero sigo loca por tu calva, oye… y no digamos por tu tripita, y lo
otro. Tú cascanueces.
De Juan a Rita:
Voy a tantear el asunto, no puede pasar nada, estamos a quinientos quilómetros.
No te preocupes, solo será un wasapeo entre nosotros dos a ver que dice. Quizá
sea lo mejor. Estoy hasta las pelotas de esto. Sabes que te quiero, aunque sea
pecado, coño.
De Juan a Marcos:
Marcos, he sabido lo tuyo con mi mujer, ella se ha sincerado y me lo ha dicho
con pelos y señales. Creo que debemos hablar para resolver esto de la mejor
forma y de manera civilizada. Espero noticias tuyas para vernos.
De Marcos a Luchi:
He recibido este correo de tu marido, has hecho bien en decírselo, las cosas no
podían seguir así. Parece que quiere que hablemos y me parece bien. Es lo que
queríamos, ¿no? Tu calvo.
De Marcos a Juan:
Juan, yo también he confirmado lo tuyo con la mía y estoy de acuerdo en
tratarlo, pero quizá mejor los cuatro juntos. Sería preferible que estemos todos,
así no habría malentendidos. ¿No crees?
De Luchi a Rita:
Creo que ya lo sabes, pero si no, te lo digo yo ahora que las cartas están
bocarriba. Todo está muy clarito, hija, y no te digo lo que eres… porque yo
también estoy implicada, aunque seguro que te conoces.
De Rita a Luchi:
Chica eres un pendón verbenero, pero yo me lo olía, no creas, tanto viajecito y
tanta leche… pero bueno, lo que es, es, y no puede cambiarse. Espero que nos
arreglemos. Besitos.
De Juan a Marcos:
Me parece bien, debemos tratar este asunto a la europea, de manera inteligente,
como hemos hecho siempre, ¿no te parece?… y además quizá no haya que hacer
nada y dejar que las cosas sigan como están, que si lo cambiamos se puede ir
todo a la mierda… ¡ya sabes lo que dicen!
De Marcos a Juan:
Tienes toda la razón, mejor dejarlo así, pero habría que convencerlas e ellas y
eso me parece más difícil.
De Juan a Marcos:
La mía está de acuerdo. Dime si seguimos adelante con esto.
De Marcos a Juan.
En contra de lo que pensaba, la mía, o sea la tuya, también cree que es lo más
conveniente para los cuatro y que no hace falta cambiar nada… ¡Joder tú con las
jais, están que se salen! Yo creo que podemos seguir con lo dicho, por mi parte
está en pie lo de vernos juntos para hablar y demás.
De Juan a Marcos:
He reservado dos habitaciones para el próximo puente en el Parador donde nos
conocimos los cuatro. Si te parece nos vemos allí. Yo me hospedo con la tuya y
viceversa. Confírmamelo.
De Marcos a Juan:
OK.
Gregorio Torres Triviño
Noviembre 2011
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