Otra vez aquel armonioso sonido se hizo dueño de la mañana. Armonioso, pero molesto, acompañado de diversos destellos de luz. No era más que un Smartphone anunciando un nuevo día, habiendo jubilado ya, hacía tiempo, a un anciano despertador de mesa, igual de efectivo que el nuevo método, pero más irritante y molesto que las nuevas tecnologías, las cuales podían ir acompañadas por infinidad de melodías para buscar la más adecuada.

Con la cara somnolienta, triste y apagada, un hombre se levantaba. No muy mayor, de poco más de cuarenta años, despertaba y se quedaba sentado en aquella cama. Pensativo…madurando cuál sería su siguiente movimiento. Pero el movimiento fue intuitivo, desconectar la alarma de su Smartphone, para con los ojos, medio cerrados, echarle un vistazo a las noticias. Después, una visita al correo electrónico, terminando, como cada día, visitando sus portales de empleo para, como cada mañana desde hacía ya tanto tiempo, no encontrar nada. Todo esto sin desconectar su Smartphone del cable del cargador, ya que sabía que si lo hacía, la batería no aguantaría todo el día. Pero sin aún haber terminado, un nuevo sonido interrumpió  la calma, parecían unos pajaritos, pero no era más que un whatsapp recibido. Sin abandonar la página principal se desplazó al whatsapp para leerlo y contestarlo, si fuera pertinente, para después de pocos minutos volver a donde lo había dejado. En poco más de media hora, quizás cerca de una, había hecho todas las tareas que en un día, un parado en busca de trabajo podía hacer, ya que los currículos sólo se aceptaban vía e-mail, sin papel de por medio, sin el contacto cara a cara, desesperando aún más a las miles de personas que debían usar estos nuevos medios.<?xml:namespace prefix = o ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:office» />

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