Aún recuerdo aquel día, mejor incluso que el título de mi historia, ya borrado por los años. Lo que os voy a narrar, no está escrito en mis páginas, no obstante, todo libro esconde una historia más allá de lo que cuentan sus hojas, y esta es la mía:

Todo comenzó a finales del siglo XX, cuando el Dios de la Tecnología hizo un pacto con nuestro Dios; el Dios de lo Tradicional permitiría que la tecnología viviera en la Tierra, siempre y cuando lo hiciera de forma pacífica y sin poner en peligro la existencia de los seres tradicionales. 

Durante más de una década, tecnología y tradición convivimos, en lo que en un principio creímos, perfecta armonía. Pero con el paso del tiempo, la convivencia se convirtió en una lucha por sobrevivir. La ley del más fuerte imperaba en ambos mundos y día a día, observábamos como iban desapareciendo parte de los seres que conformaban el nuestro. Ya no se veía a nadie escribir una carta o mirar una fotografía en un álbum, la llegada de los ordenadores y del correo electrónico, acabó con esta tradición. Más adelante fueron los radiocasetes y las películas de VHS, los que fueron exterminados por los súbditos del Dios de la Tecnología, los mp3 y los DVDs  Los siguientes en caer fueron los teléfonos, sustituidos por otros modelos inalámbricos y por otros, insignificantes seres, llamados móviles. Y así iban pasando los años. La tecnología, cada día evolucionaba más y más y nosotros solo podíamos esperar el momento de desaparecer o de ser guardados y olvidados para siempre. ¿Acaso nuestro Dios no veía lo que ocurría? ¿ O es qué ya no le importábamos? Durante toda la vida, el ser humano había vivido sin tecnología,¿por qué entonces ahora no era capaz de vivir sin ella? Todas estas preguntas me atormentaban, necesitaba respuestas y decidí ir a ver en persona a nuestro Dios; muy débil, casi no podía hablar y luchaba porque su cuerpo no desapareciera, aunque parte de el ya lo había hecho.

– Los tiempos han cambiado. Afirmó con dificultad.

-¡Pero algo podrás hacer! Exclamé. -¡Expulsa al Dios de la Tecnología y a sus súbditos de la Tierra!

-No puedo, es demasiado fuerte y a mí ya no me quedan fuerzas. Debemos asumir que la vida de las cosas tradicionales llega a su fin y con ella, la mía.

-¡Eres un Dios, no puedes morir!

– Si todo lo tradicional, desaparece, yo moriré. Respondió el Dios con tristeza.

Regresé a la Tierra, no sin antes declararle la guerra al Dios de la Tecnología. 

Fueron muchos los que me siguieron en la batalla, pero el enemigo nos superaba. Tecnología contra tradición, la guerra resultó ser un desastre desde el principio. Sin ninguna piedad, la tecnología nos iba destruyendo poco a poco; cartas que derramaban tinta, como si de sangre se tratase, cintas de vídeo descuartizadas, hojas de muchos libros, arrancadas y esparcidas por el suelo… Era un espectáculo espantoso y muchos decidieron rendirse. Ya no se podía hacer nada, la tecnología había ganado. Sin embargo, yo no me sentí derrotado hasta que regresé a casa y vi, en las manos de mi mejor amiga, un e-book. Mi mejor amiga era una chica de veinte años, su nombre era Ana. Desde pequeña había sido su libro favorito, me había leído cientos de veces y ahora ¡me iba a reemplazar por eso! Y efectivamente así lo hizo.

Ahora, han pasado diez años desde entonces, corre el año 2022 y aún espero, que algún día se acuerde de que estoy en la estantería.

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