EL DIOS TECNOLOGÍA

Cuando era pequeño imaginaba un mundo futuro en el que la tecnología tenía un papel preponderante. La tecnología se había convertido (en mi sueño del futuro) en el gran benefactor. Gracias a ella se había podido desarrollar la sociedad del ocio. En esa desarrollada sociedad del ocio la gente se había liberado del yugo otrora universal del trabajo. Los ciudadanos de esa civilización contribuirían a la sociedad aportando su colaboración en lo que se fuese ducho  y no en horas de trabajo retribuidas con dinero. Por supuesto comida habría. El agua se supone (en mi sueño, claro) que no falta debido a los avances tecnológicos que permiten su obtención y distribución. Los trabajos más duros como los de extracción minera,  producción de energía, construcciones de obra civil de grandes dimensiones, plantas químicas, construcción de edificios y otro tipo de actividades que entrañan el ejercicio de actividades penosas los llevarían a cabo máquinas tecnológicamente capaces de substituir caso totalmente al hombre.

Sin meterme en los pantanosos terrenos de las ideologías tan solo decir que incluso de pequeño pensaba a la gente de mi futuro habiendo superado con creces las diferencias de tal naturaleza. Simplemente en el futuro, gracias al dios  tecnología, no habría cabida para disertaciones inútiles ya que al fin y al cabo buscamos tan solo ser felices de modo más o menos individual.  Estaría todo mucho más claro y las viejas diferencias y rencillas superadas con creces en aras del simple bienestar.

Tal vez por ser niño sería que no incluía en mis pensamientos al dios dinero. Ahora que soy mayor entiendo que el dios dinero, infinitamente superior al dios tecnología, tiene postrado a éste. El dios dinero se vale de mi antiguo dios tecnología para incrementar aún más si cabe sus tentáculos. He visto cómo personas que en mi futuro imaginario tenían que haber gozado de un mayor grado de libertad gracias al dios tecnología están ahora trabajando intensamente sufriendo estrés y todo tipo de dolencias de nueva creación.

En fin, el dios tecnología es bastante más débil de lo que yo nunca hubiese podido imaginar. De hecho dudo de su auténtica utilidad para ser más feliz.

Como alguien me dijo, las sociedades cambian cuando cambian sus dioses. Por ahora veo que el imperio del dios dinero es mucho más poderoso que el señor, que ya ni dios, tecnología.

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