S.XXIII

Se nos escapó de las manos. Algunos nos alertaron, pero los creímos paranoicos. Nuestro Dios NO es benévolo. Nos engaño con las falsas ventajas y promesas de la comunicación instantánea, con la información «libre» y las comodidades que han hecho al ser humano cómodo, individual y pasivo. 

Nosotros le creamos, somos responsables. Nos conformaremos a vivir bajo su mandato, obedeciendo sus deseos. Pero no olvidemos lo que fuimos antes de su yugo. 

No olvidemos el olor del papel, su tacto. El placer de escribir con tinta, de plasmar nuestro sello y personalidad en esos viejos y olvidados cuadernos. La idea de realizar las tareas más simples y cotidianas con el esfuerzo de nuestros músculos. 

¿ Eramos realmente conscientes de la belleza que había a nuestro alrededor ? No, solo nos centramos en esas pantallas, iguales para todos. 

Dicen que existió un tiempo donde las personas se comunicaban cara a cara, que incluso el contacto físico era esencial para completar nuestro crecimiento y maduración. Quizás por esto me siento solo…

Quizás solamente soy un romántico…

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