LA DOMINACIÓN DEL DIOS TEC

LA DOMINACIÓN DEL DIOS TEC

Monica Amarah

20/01/2013

LA DOMINACIÓN DEL DIOS TEC

Una mañana, al despertar a mis hijos para ir al instituto, algo llamó poderosamente mi atención: caras sombrías, ojos tristes, parecían robots, autómatas, ni siquiera protestaban como tantas y tantas veces.

-Joni, ¿te pasa algo? -procedí a preguntarle con preocupación. -nada, nada. –me contestó él de mala gana. Le pregunté a mi hija que también parecía contrariada. -y a ti, ¿qué te pasa?- ¿qué? nada mamá, no me pasa nada. -pero bueno, ¿se puede saber qué es lo que os pasa a los dos?

Otra vez me quedé pensativa. ¿Qué es lo que les está pasando a mis hijos, esquivos, irritables, contestones? ¿serán las hormonas de la adolescencia que están afectando sus emociones?.

Me dije a mi misma que lo iba a averiguar; costara lo que me costara. Y así lo hice: investigué en el colegio, estaban un poco despistados, pero nada más, sus amigos eran niños sanos. En su entorno familiar no había más problemas que los típicos de las familias: discusiones entre hermanos por los programas de la tele…etc. y yo seguía haciendo mi investigación: observaba….indagaba, trataba de estar con mis sentidos alerta en todo momento, trataba de hablar, de entretenerlos de alguna manera, inventábamos cuentos, chistes, y nada; eso en otros tiempos, eran nuestros pasatiempos favoritos.

Un día, fui a hablar con mi amiga Rut: psicóloga y pedagoga. Mientras nos tomábamos un café, en su despacho le expuse mi problema: ¿sabes?, creo que a mis hijos les está pasando algo muy raro.

¿y que crees tú que es? –me respondió ella.- pues no tengo ni idea…no se, igual están un poco nerviosos por el final de curso.-añadí yo.

-¿has notado si están ansiosos? ¿si duermen bien? ¿o comen bien?

-¡ay no! -exclamé yo con cara de angustia.-¿no tendrán problemas con la anorexia?

-¡no, mujer!, no te preocupes, los dos están robustos y sanos. –me tranquilizó mi amiga. -¿y…cuando llegan a casa, que es lo primero que hacen? –pues…conectan el ordenador, a veces la play. Claro, después de que han hecho sus tareas. -¡Aja! creo que ya se lo que les está pasando.- afirmó con rotundidad.- ahora lo que necesito, es que los observes cuando usen los aparatos y cuando no los usen también. Ya me contarás, si no me equivoco, empezarán a salir mas síntomas. -¿mas síntomas? ¡No Dios mio, no!. –exclamé, desplomándome en el sillón de piel de mi amiga.

Nos despedimos. Yo hice lo que ella me sugirió. Cual no sería mi sorpresa cuando unos días mas tarde, Joni se levantó como siempre, pero decía unas extrañas palabras que brotaban de su boca: ey…ey…ey… -repetía sin cesar una y otra vez. Con Tamara pasaba lo mismo, pero las letras eran diferentes. Ella decía:- eis, eis…eis.. -seguía diciendo. – ¿pero hija, se puede saber en que nuevo idioma estais hablando? – pero que dices mamá: estoy hablando el único idioma que se hablar, español, y…claro también catalán. repuso Tamara. –pero si te acabo de escuchar decir: eis, eis, lo mismo que tu hermano: ey, ey.-respondí enfadada. –

Los niños se fueron al colegio, y yo pasé toda la mañana buscando en el diccionario esas extrañas palabras, también por internet. Tal vez será algún código secreto que se han inventado. -pensaba en voz alta.- pero nada, no tenía ni idea.

Pasaron los días y seguía la misma rutina, las mismas extrañas palabras, y los mismos rostros sin expresión: como si les hubieran inyectado botox: inexpresivos. Llamé de nuevo a mi amiga. –Creo que ya sé que es lo que tienen tus hijos: Es una enfermedad rara, una nueva epidemia. Esta nueva enfermedad se llama, por sus siglas: S.A.E. es decir: Síndrome de los aparatos electrónicos. El ordenador, los móviles, las consolas, y toda la parafernalia de la tecnología, liderado todo por el malévolo Dios Tec. Este dios, tuvo su auge en la milenaria cultura nipona, donde emergió y con gran rapidez, logró dominar a toda la población japonesa. Les obligó a crear máquinas y artefactos eléctricos,y electrónicos para poder subyugar a los hombres y tenerlos bajo su control; con el fin de hacerles creer que la tecnología es buena. En ciertas cosas es buena, pero si no se le da el uso adecuado, es una forma de individualismo, desintegración familiar, tener el control sobre otros, y los mas importante: Perder el tiempo, distraer a los jóvenes para que no se conecten con Nuestro Padre Celestial. –me explicó detalladamente Rut

.-¿y el antídoto,? ¿Hay alguna forma de liberarlos?

-Pues, contrarestando, con juegos tradicionales e intentar llenar su vacío con cosas que les gusten, deporte, manualidades; recuerda, las mejores expertas somos las madres.

A partir de ese día, mi vida cambió: decidí con todas mis fuerzas, que iba a liberar a mis hijos del dominio del Dios Tec, costara lo que me costara. Empecé a liderar la “resistencia” grupo de madres que se unieron a mi, para derrocar al usurpador de la mente de nuestros hijos.

Creamos nuestra propia fundación, y abrimos clínicas especializadas en la rehabilitación de los jóvenes, niños y adultos, y empezamos a dar asesoramiento gratis a muchos padres y madres.

¡ah!, se me olvidaba…el Dios Tec, ha puesto precio a mi cabeza…

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