Mi vida está vacía, tengo todo lo que cualquier persona en la vida terrenal puede desear, estoy a la última en las telecomunicaciones, tengo un montón de amigos a nivel internacional por las redes sociales… pero hoy, hoy, me siento solo; ninguno de esos “amigos virtuales” ha descifrado mi estado de ánimo por mis mensajes, nadie ha respondido a mi llamada de SOS…Estoy triste…, en realidad no tengo a nadie en esta vida para compartir mis alegrías ni mis penas.

Estoy sentado frente al ordenador esperando un e-mail o comentario para responder rápidamente y poder entablar algún tipo de conversación, aunque sea superficial. A mi lado tengo mi móvil de última generación esperando una llamada o un mensaje escrito para chatear… pero no llega. Miro por la ventana de mi habitación y no veo a los niños jugar a la pelota, a las canicas o a las chapas como antaño…

Tengo todo a mi alcance, pero no tengo nada … voy a la cocina, necesito una de esas pastillas para la ansiedad que me recetó el doctor, la deposito sobre mi mano y pienso : “tú eres la que  vas a solucionar todos mis problemas, me vas a quitar esta tristeza que tengo dentro, pena que siento en lo más profundo de mi alma”. Bebo agua y noto como esa diminuta pastilla recorre el interior de mi garganta, espero a que haga efecto, espero el milagro … pero lo único que sucede es que me siento mareado, todo mi ser ya no responde a las llamadas de mi cerebro, mis ojos, a pesar de mis esfuerzos por mantenerlos abiertos, se cierran, he dejado de pensar y me estoy sumiendo en un sueño manipulado y controlado por la química… Al menos dejaré de sentir durante unas horas…

Me despierto cansado, abatido, mareado… he dormido profundamente pero vuelvo a ser consciente de mi pena, mi soledad.

Suspiro… Miro al cielo… un sol abrasador quema mis ojos, aparto la vista, vuelvo a mirar, esta vez soy más cauto y soy capaz de observar sin ser dañado. Miro los árboles que rodean mi casa, nunca había reparado lo bonitos que son. Observo a los pájaros, ellos siempre están felices, sus cantos se escuchan a todas horas…, me fijo en ellos, no tienen nada, pero lo tienen todo: casa, comida, amigos, alegría, paz… y libertad; no están atados a nada y su existencia es envidiable.

Decido salir, apago mi ordenador y dejo mi móvil sobre la mesa. Noto como la brisa roza mi rostro, nunca antes había sentido esa sensación tan agradable, me llena de paz; cierro los ojos y escucho, entonces me doy cuenta de que no estoy solo, oigo el trinar de los pájaros, la musicalidad de las hojas de los árboles cada vez que el viento las acaricia, siento el calor y la vitalidad de los rayos del sol… noto la mirada del cielo… Una plenitud interior llena toda mi alma, abro mis brazos y respiro profundamente… me siento libre, me siento por primera vez después de mucho tiempo feliz. Abro los ojos y miro al cielo y, en El, sólo en El, se que está mi felicidad, mi salvación… Por fin soy Libre.

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