Introspección, por Román

Introspección, por Román

Román Sanz Mouta

18/10/2014

jueves, 8 de mayo del 2008

Primera entrada:

Me presento ante el lector que nunca leerá ni disfrutara estas líneas. Pero la educación es lo primero. Y ahora que me encuentro tan cerca de ese abismo imaginario que he buscado con ansia, me parece lógico poner en vuestra disposición lo que realice en estos mis últimos días, semanas o meses de vida. Por lo menos en este plano de realidad y existencia. Puede que las cosas que aquí describan suenen increíbles, en ocasiones por irrealizables y en otras por estúpidas y absurdas, y sobre todo, excesivas. Pero es lo que hay. Seria aun más ilógico que empezara a contar mentiras aquí y ahora, cuando nunca lo he hecho. A veces será un detalle a lo largo del día, en ocasiones describiré noches enteras. Dependerá de las ganas y de la motivación de ese rato. Pero prometo contar todo aquello que me parece importante, y que en parte me describa para que me podáis conocer. Por aburrido que sea. Para eso empecé en su momento este diario, como ejercicio primero, y como entretenimiento después. Sin saber que iba a ser preludio narrativo de mi final. Espero que perdonéis mi lenguaje soez y mi dejadez en algunos días donde la resaca no alcance a desarrollar ideas y hechos coherentes. Y debo decir que este comienzo, hasta esta última palabra de la frase, esta fuera del tiempo.

Empieza la fiesta.

Yo no trabajo. Escribo. O al menos me regodeo de ello, aunque siempre encuentre una excusa para no hacerlo. Soy más escritor de palabra que de hecho. De ideas que de esfuerzo. Y realizo actividades que me aportan el dinero que no me dan mis relatos. Básicamente porque no los enseño ni los envío a concursos. Esas pequeñas tareas serán explicadas cuando toque. En la fecha del comienzo del diario mi misión ha sido estar tumbado en el sofá durante más de doce horas. Solo levantándome para coger cervezas de la nevera e ir al servicio. Y esto sólo cuando mi vejiga no aguantaba (mi resistencia antes de orinar es legendaria). Los porros y el alcohol, a partir de cierta cantidad, en vez de estimular mis pensamientos y volverlos creativos, me han degenerado en nostálgico y llorón. Mi mente ha vuelto a los tiempos donde intentaba conocer la supuesta felicidad de las relaciones con mis distintas novias.

Y quise a alguna de ellas. Al menos lo suficiente para que aun las recuerde con cariño, e incluso las eche un poco de menos. En realidad intento escribir para dejar de pensar. Pero no puedo. Toca recordar y llorar. Beber y leer cartas antiguas. Y una vez soltado todo lo que llevo dentro hoy, seguir bebiendo y fumando, vacio ya. Y ver películas.

Las lágrimas no esperan a nadie. Hasta mañana.

viernes, 9 de mayo del 2008

Tremenda resaca. Estas son las primeras palabras que más acostumbradamente leeréis. Tras despertarme y no conseguir reunir fuerzas ni para pensar ni para moverme, he permanecido en la cama contemplando la nada y con la mente en blanco más de cinco horas, hasta que han llegado las cuatro de la tarde. Y una vez ahí me he considerado con energías para empezar el día. Sin siquiera reparar en que debía comer, he cogido un par de litros de cerveza y me he adentrado en el bosque. Tercia decir que vivo apartado de la sociedad, como no podía ser de otra manera, en una aldea desierta de montaña, de esas que aparecen en las películas de terror. El vecino más cercano esta a mas o menos un kilometro (¿importa?), pese a que estoy rodeado de casas abandonadas dispuestas a reformar. Sé que la civilización, en forma de adinerados que quieren pasar los fines de semana campestres, no tardará en alcanzar este mi último refugio, y que deberé volver a mudarme en pos de la ansiada soledad.

Pues eso. En otras ocasiones los paseos por el bosque, que aun no recorrí en su totalidad, han durado días enteros, pero no será el caso ahora. Con los primeros tragos y el frescor de la tarde disminuye el dolor de cabeza, y, ya superada la crisis de ayer, dejo que mis pensamientos divaguen por donde quieran. Tras múltiples ideas que anoto en mi cuaderno de ruta, me dejo llevar a futuros que podrían haber sido y no fueron, y siguiendo la línea de mis exs, me sitúo en el caso que la realización con todas y cada una de ellas hubiese prosperado y llegado a sus últimas consecuencias. Este rato, para desdramatizar toda la tensión acumulada, me guía por el sendero de la risa, y las horas pasan mientras la oscuridad de la noche se cierra a mi paso. Cansado y libre vuelvo a casa con el propósito que mañana tiene y debe de ser un día productivo. Y lo será. Veréis.

sábado, 10 de mayo del 2008

Hoy no tengo nada que contar. Ni tiempo o humor para ello.

domingo, 11 de mayo del 2008

Ayer salí. Tras varios días seguidos metido en este micro mundo personal y mis pensamientos. A ver si ibais a pensar que soy un ermitaño loco. Una cosa es que me guste la soledad y otra que no necesite relacionarme, aunque sea por pequeños espacios de tiempo y casi siempre con la excusa de beber. Si en algún sitio me encuentro cómodo, aparte de compartiendo mi tiempo conmigo mismo, es en la nocturnidad del fin de semana. Entre bares y humo. Risas y vómitos. Indecencia y droga. Son tantos los años que comparto con estos peculiares compañeros… Solo echo de menos a mis antiguos amigos, a los que, por iniciativa propia y por la distancia entre viviendas separadas por provincias, ya apenas veo. Pero no es extraño que salga solo y acabe rodeado de gente, que por regla general comparte parte de mis inquietudes e intereses. Con lo que desprecio a todo el mundo, es irónico la capacidad y carisma que tengo para encontrar similares (que nunca iguales) a mí entre tanta estupidez.

Y la verdad es que no hay mucho más que contar. Recuerdo una chica preciosa ya en el límite en que los recuerdos amenazaban con abandonarme, por lo que no se qué paso después. Amanecí durmiendo en el coche, con la espalda dolorida y una sensación extraña, había pasado algo importante, pero no conseguía recuperarlo en la memoria. No me preocupa. Ya vendrá, de alguna forma. Y si no, es que me poseyó la vulgaridad y me fui. No me apetece aun hacer revisión en el bolso y la ropa, ni comprobar la agenda, llamadas y mensajes del móvil. Además acabo de apagar este por falta de ganas de hablar. Mañana reconstruiré los actos de la noche en lo que pueda, pero ahora toca descansar. Seguro que en la próxima entrada añado algo interesante, o por lo menos ridículo y divertido, pues así son siempre mis salidas.

lunes, 12 de mayo del 2008

Nada nuevo bajo el sol. Mucho vacile, mucha prepotencia y cantidades industriales de alcohol, donde la mezcla y variedad fue abundante, cosa que perjudico aun más mis recuerdos. Como siempre, cuando la noche y la borrachera estaban en su cenit, me perdí por momentos en una introspección de soledad (de momento la palabra estrella) ahogado a medias por la bebida y mis propios pensamientos desencadenados por ella, ya que sin ella permanecen bajo llave. Afortunadamente un colega de antigua, los únicos capaces de sacarme de ese estado, estaba allí para la ocasión, por lo que no duro mucho. Pero algo no lo he recuperado. Al parecer este estado lo provocó el que yo hablase con una chica con la que me lié tiempo ah. Pero lo que hablamos y lo que provocaron esas palabras esta en las sombras. Y de momento seguirá ahí, porque no tengo su número y probablemente ella no tenga ganas de llamarme aunque pudiera. Pero queda un poso de, independientemente de este incidente que veremos qué consecuencias trae (porque, amigos míos, todos, absolutamente todos nuestros actos traen consecuencias), risas y diversión, algo que en parte tenia perdido.

Sé que puede parecer increíble y eso que aun me conocéis poco, pero estoy perdiendo el gusto por salir. No sé si será la gente o mi cada vez mas amargada actitud de completo desengaño, pero pierdo sensaciones por momentos.

Bueno, es lo que hay. Fue bueno, para bien, y creo que pronto sabré de la chica (podría poner el nombre, pero prefiero no hacerlo). La otra desconocida no fue relevante. A día de hoy.

Os cuento todo esto porque os lo debía, pero lo que me trae de cabeza es recordar (que redundante, buscar sinónimos) los sueños discontinuos de las pocas y mal dormidas horas.

Con lo mal que se me queda el cuerpo y la cabeza tras una noche de fiesta, siempre duermo poco o nada, y lo que duermo no lo descanso. Y no ha variado, pero si han cambiado los sueños, normalmente ligeras alteraciones de la realidad cotidiana, y esta vez algo fantástico pero tenebroso de lo que sólo tengo diversas sensaciones. He masacrado mi mente pero no sale la que parece una genial idea aun solo pensando en ella y no escribiéndola. Otro aborto de historia. Además creo que era la continuación de un sueño anterior.

Estoy deseando volver a dormir. Pero ya explicaré otro día mis pautas oníricas, es suficiente por hoy.

martes, 13 de mayo del 2008 

No soñé. Y si lo hice, ni lo recuerdo ni fue nada anormal y curioso.

 Hoy, para mi desgracia, me toca pasar el día fuera de casa, ocupándome de mis pequeñas obligaciones dadas a proporcionarme dinero. Al menos en ocasiones, si la suerte, mi habilidad, y la discreción lo propician. No puedo extenderme pues mi pereza y tardanza en levantarme me hacen llegar casi tarde, con lo que odio ser impuntual. Y no vuelvo hasta entrada la noche. Con lo que me apetecía escribir… Jejeje.

miércoles, 14 de mayo del 2008

Bueno, mis negocios han sido más fructíferos de lo que esperaba, por lo que hoy debo retomar el hilo donde ayer lo deje y terminar lo empezado.

Para que no haya más dudas, malvivo en parte gracias a varios trapicheos con droga. Tengo un par de, digamos conocidos “barra” colegas, metidos en este mundo que me envía partidas pequeñas pero de calidad de distintos productos desde partes diferentes, ya sean semillas y tripis (si, aun quedan) de Ámsterdam por correo. Hachís que entra por los puertos del atlántico norte o del cantábrico por mensajerías, y algunas pastillas y novedades del mercado que no necesitáis conocer.

Todo esto, y de la forma más discreta posible, lo muevo en determinados bares, en su mayoría de pueblos (que es donde más se vende, aunque os parezca increíble) y en algunas ciudades. Yo paso, con una buena comisión y la permisividad de los capos locales, cada vez más controladores (con los que ya tengo más relación de la que quisiera pues no tardaran en hacerse mis jefes), productos de calidad a gente de relativa confianza que luego los venden ya al publico de a pie. No me ocupo ni de partir, ni de negociar. Lo recojo y lo muevo cuanto antes en pos de no llamar la atención. Es que creo que tengo alergia tanto a la policía como a la cárcel.

Y no me va mal. Es un buen complemento económico, aunque cada vez me gusta menos el ambiente y la gente con la que me toca tratar, así que el fin de mis días de pequeño camello esta cerca, más a medida que pierdo independencia. En cuanto alguna otra cosa sustituya estos ingresos. Pero por ahora, es lo que hay, y ciertamente lo necesito. Ahora entenderéis el secretismo.

Quiero aclarar, que aunque también soy consumidor ocasional, ando muy lejos del tipo de gente que come más de lo que vende, y hace años que no corro peligro ni de cerca de quedarme enganchado (cosa que creo que no se puede estar, al menos con las drogas blandas) a ninguna sustancia.

Ya alcancé el punto en mi vida donde todo lo que me tomo que perjudica mi salud es por pura diversión y porque en realidad me apetece.

Una vez vaciado de esta carga para vuestro deleite, marcho raudo y presuroso.

jueves, 15 de mayo del 2008

La llamada. La que en realidad sí que he estado esperando. Hoy. Aquí. Ahora.

No me lo puedo creer. Con lo impresentable y cabrón que soy. Con la imagen que debí de dar la otra noche. Y me llama.

No hablamos de nada concreto, ya conocéis este tipo de conversaciones, muchas risas, temas rápidos de tratar, intentar agradar al otro, y no hablar jamás de nada comprometido por teléfono. Y si la cosa suena bien (literalmente), la posibilidad de quedar para vernos. No es como una primera cita porque ya hemos estado juntos, pero si una sensación muy similar.

Venga, reconocer que ya seáis los que dan el paso de la llamada o los que la reciben (y recordar que aunque hable en aparente masculino, es genérico) hay siempre un poco de emoción en esa primera charla. Y en una de reencuentro no es muy diferente. Me pregunto si no será que ella tampoco recuerda nada, porque en ocasiones parece que solo me sucede a mí. Veremos qué pasa.

Quedamos en llamarnos de nuevo este fin de semana, y eso, conociéndome, presupone que deberá ser ella.

Por lo demás, todo normal. Los negocios bien, con posibilidad de expansión y aumento de volumen de ventas. Tengo tantas ofertas… Ya sé que he dicho que estoy más cerca de dejarlo que de seguir, pero es tan goloso que un par de días te solucione un par de años de vida. Está claro que el dinero lo pagan por el riesgo, ya sea físico o de cárcel, y no por el trabajo en sí. También tengo hasta el domingo para pensarlo. Tantas cosas por hacer y tan poco tiempo. Así que toca pereza y alcohol en casa un par de días.

Me esperan profundas reflexiones. Afortunadamente me conozco bien a mí mismo. Gracias de nuevo soledad. Buenos días, tardes, noches.

viernes, 16 de mayo del 2008 

Lavando la ropa, que ya tocaba, encontré una servilleta de bar (de uno que no conozco por cierto) donde hay un esbozo de historia para escribir. Una de mis frecuentes ideas.

Lo más sorprendente, y lo que la diferencia de las demás que escribo e imagino a diario, es que esta es buena, parece original, y además tiene final ya pensado y cerrado. Increíble. Bien por mí.

El gran problema de escribir, aparte de no haber creado ni respetado nunca una buena rutina, tener demasiado métodos de ocio que me distraen en casa para obligarme a hacer algo que no me apetece, y que me horroriza continuar con algo que no he podido terminar del tirón, es que nunca vislumbro el final de lo que ideo y empiezo. Simplemente me dejo llevar por el relato y los personajes para que me conduzcan al clímax.

Otro síntoma de pereza sin duda.

Estoy ilusionado y motivado. Voy a empezar a escribir ya.

sábado, 17 de mayo del 2008

Quiero aclarar otra cosa. Aunque paso todo lo que escribo al ordenador y es ese el lugar en que lo encontrareis algún día (o no), escribo donde me surge. Y el diario no es excepción. Siempre hablo en presente porque estoy escribiendo cuando lo pienso, no hago recapitulación por las noches, aunque lo parece porque pueda ser de forma puntual, hay que respetar lo caótico. Ya lo dejare claro con algún ejemplo de algún bar.

Ocupándonos del sábado en el que nos encontramos…

domingo, 25 de mayo del 2008

Lo siento.

Y aunque son dos palabras que repito mucho, es de las pocas veces que puede considerarse verdad.

Sé que dije, e incluso me jacte, que podría y escribiría en cualquier tipo de situación y circunstancia, que sacaría tiempo de donde fuera para hacer al menos y breve apunte, pero no ha sido así.

Los acontecimientos fueron más o menos estos. Mientras esperaba la llamada que os comente, y algo impaciente (que no nervioso), me fui a tomar algo con un colega, para matar el tiempo, y, por si al final no acontecía, no haber perdido el día. Además, que coño, me apetecía salir. Y estando por ahí, tomando mucho (no sólo algo), sucedió lo que sólo pasa en contadas ocasiones a lo largo de la vida. Y me considero afortunado, pues ya he tenido varias experiencias similares mientras que muchos no tienen ninguna. Me encontraba en uno de los antros que me gustan, donde pese a ser de día, parecía de noche, por el ambiente, la gente y la iluminación.

Allí, hablando de libros, paso a mi lado una preciosa mujer (decir eso y no chica es símbolo de lo que me impresionó), ya no por guapa, que lo era, ya no por físico, espectacular a mis ojos (aunque he de advertir y avisar que tengo gustos extraños, sino raros), si por la sensación que tuve nada más verla y que coincidieran nuestra miradas. Debía de estar con ella. Un segundo o una vida. Sobre todo cuando esta mirada se prolongó varios segundos en el tiempo. E, ignorando a mi colega y poniéndome en un modo automático que activa mi mente en función de la química que sienta y perciba, que jamás podría utilizar en una situación normal o por puro capricho, me fui a por ella.

 Seré breve. Conectamos, cosa de prever. Bebimos hasta morir. Teníamos mil cosas en común, pero era aun mejor cuando discutíamos sobre algo, y tocamos mil temas a lo largo de la alcohólica noche. Acabamos en su casa. Siempre he preferido, tal vez porque así es como lo conozco y lo he realizado en el ochenta por ciento de las ocasiones (calculo por lo bajo), el sexo alcohólico y drogadicto. Impresionante. Y ella decía que también, aunque nunca hay que fiarse (disculpar chicas, es opinión general aportada por vosotras). Fue todo instantáneo e improvisado. Pasamos toda la semana juntos, viviendo en su casa, compartiéndonos y conociéndonos, saliendo todos los días, abusando de nuestros cuerpos como dos adolescentes. En todos los aspectos. Siendo feliz, como pocas veces.

Y como conozco la historia, y sé que no durará, lo disfruto lo que puedo. Y no es que no tuviera tiempo para escribir, pues pese a parecer siameses y a que ella también tiene insomnio (es la mujer de mi vida), tenía algún rato libre.

Pero, y es un pensamiento infantil, no me decidía a escribir sobre ello por miedo a perderlo. Como cuando cuentas un deseo y debido a ello este no se cumple. Un secreto no se habla en voz alta, se susurra. Sé que es una estupidez, pero ye lo que hay.

Lo mejor y lo peor. La cosa, pese a que conseguimos separarnos, aun no acabó, pero ella no podía seguir pasando del trabajo, y yo necesito soledad para poder echarla de menos. Mañana por la tarde nos veremos después de un merecido descanso. Porque tengo agujetas acumuladas inimaginables (en sitios también inimaginables, si), una resaca mal curada sobre otra, y un ansia de estar con ella que debo superar. Lo malo es que la otra (ya es la otra, que cabrón soy), me llamó, y me quiere ver. Y le doy largas, porque aunque ahora esté superada y en completo segundo plano, quiero guardar un as en la manga, siempre sin mentir a nadie. Y es que nada es ni dura para siempre.

Pero no volveré a abandonaros. Os tendré al día e intentaré ser interesante aunque mi nueva relación capitalice mis pensamientos. Ampliando cosas si es necesario pero sin ser empalagoso. Porque ¿en serio queréis saber cosas sobre ella? ¿Deseáis conocerla? Veremos si os complazco.

 

lunes, 26 de mayo del 2008 

Joder, sé que el batacazo que me voy a llevar va a ser histórico, y que me quedaré hecho una puta mierda, pero como la estoy gozando, en sentido literal y metafórico. Es esa sensación y ese estado en el que ya no importa todo lo demás. Ni mis escritos, ni los trapicheos, ni los colegas (quizás exagero, es la pasión). Nada de nada.

Porque, en estos principios de relación donde todo el mundo engaña y parece que habéis nacido para estar juntos, os coordináis en todo. Nos gustan músicas similares, el mismo tipo de vida exagerada sin freno, la literatura y la noche, las conversaciones profundas y las discusiones apasionadas. Porque cuando estamos en desacuerdo y defendemos posturas opuestas es cuando más se percibe la química, como si nos conociéramos de toda la vida, como si pudiéramos leer con solo un gesto los secretos más ocultos de la otra persona. No durará, soy dolorosamente consciente de ello y ya me protejo para el momento que se avecina, y aun así esta vez intento no negarle mi alma y mis pensamientos, por una vez (porque presiento que esto es difícil que ocurra de nuevo) pienso darlo y ponerlo todo.

Para mal o para mal.

Repercusiones pocas, por dos motivos. No soy una persona social con relaciones diarias con casi nadie, por lo cual no habrá extrañeza por mi desaparición, cosa que hago más o menos a menudo. Y porque también he desconectado el teléfono. Exceptuando vosotros, afortunados depositarios del presente de mi vida y del pasado de esta para cuando lo leáis, nadie más tiene la suerte de saber que es de mí.

Me dejo llevar sin renunciar a mi personalidad y siendo fiel a todo lo que creo que represento. Sin mentir y mostrándome como soy. Exigiendo y concediendo. Y disfrutando.

Creo que me esperan en la ducha. Agur.

martes, 27 de mayo del 2008 

Me doy cuenta de lo equivocado que es mi razonamiento de ayer mientras sudo efluvios sexuales. Si quiero enseñarle como soy no puedo estar entregado sin hacer nada. Por lo menos no siempre. Es fácil en estos primeros días, pero hay que crear pautas. Y no creáis que le veo futuro a largo plazo, por el contrario puede ser la primera de las excusas para que mi comportamiento empiece a alejarla de mi lado. Ella pensaba renunciar a un viaje de trabajo pero me negué a que lo hiciera.

Yo, por mi parte, tras estos dos días de comunicación con mis desconocidos oyentes, vuelvo a tener ansia de retomar la genial idea que encontré el otro día. Y me apetece ver como funcionamos en la lejanía sin ser recargados ni asquerosamente melosos. Creo a ciencia cierta que los fuertes caracteres de ambos, unidos al orgullo y personalidad de los que presumimos, nos lo impedirían. Llegado el momento eso será lo que rompa la magia, a no ser que seamos tan inteligentes como creemos para saber combinarlo en beneficio de la relación, y que esta crezca a través de lo que normalmente son defectos.

Así que nos separamos durante una semana que nos dará tiempo a evaluar que queremos el uno del otro para saber con certeza si nos daremos una oportunidad.

Ya estoy de vuelta a casa, echándola de menos pero planificando la semana. Y esquivando las tremendas ganas de emborracharme. Tengo curiosidad por ver los sueños que me esperan esta noche al volver a dormir solo. La cerveza y el ordenador con un esbozo de relato que podría ser más no deben esperar.

Por cierto, mañana llamaré a la otra. Sabéis de quien hablo ¿verdad? Je, je, je.

miércoles, 28 

Han vueltos los sueños y las pesadillas. Normal, cuando no caes agotado e inconsciente por los excesos y el esfuerzo. Gratificante esfuerzo. Y con ellos regresa mi familiar insomnio. Quizás en parte por esa leve (no concederé ningún calificativo mas fuerte) ansiedad por hablar con ella. Y las ganas de verla. Y me jode preguntarme si ella sentirá lo mismo para no estar en una posición de debilidad, porque me revienta. Pero, independientemente de las veces que tenga en las manos el teléfono, sin llegar a llamar hasta una vez superado el límite de lo permitido y el orgullo, suponiendo que no me llamen antes, hoy había cosas que hacer.

Quedé sin ningún remordimiento y con la clara idea que ninguna sabría de la otra, aunque no fuera a pasar nada. La sinceridad es buena, y soy reacio a mentir por principios y porque con la verdad se hace mucho más daño que con invenciones. Es por eso por lo que nunca hay que contarlo todo. Es tan malo como el secretismo y el oscurantismo que he llevado en forma de armadura emocional durante toda mi vida. Pero ahora me abro, ¿verdad? Todo en su justo término. Como siempre en un bar, porque me jode esperar sin poder leer tomando algo (otro de mis pequeños defectos es el exceso de puntualidad y más asumiendo que nunca nadie llega a su hora. Desesperante).

Ya iba por la segunda cuando apareció. Radiante, y pese a que no soy la persona más perceptiva del mundo para detectar cualquier tipo de afecto, sugerencia, insinuación o sentimiento de otra persona con respecto a mí (más bien lo contrario), se nota que viene a gustar. Y, creerme, puede. Tengo ese ya comentado hormigueo de primera cita, donde todo puede pasar, en el estomago, pese a que mi actual musa no desaparece de mis pensamientos, y eso lo amortigua. Menos mal.

Nos ponemos al día, sin poder preguntarme cuanto de esto ya hicimos en la noche de borrachera. Intento conducir la conversación (yo maestro de palabras escritas y dichas) hacia un momento de vulnerabilidad y de sinceridad absoluta, porque, y aunque sé que os va a parecer mal, necesito saber. Me encantan las sorpresas, pero solo las que doy yo, por ver la cara y la primera y fresca reacción opuesta. La pregunta es clara y brutal metidos en la dinámica de relaciones y de comentar nuestro pasado sin profundizar en el dolor.

“¿Crees que en el futuro estaremos juntos? ¿Qué volveremos a tener otra oportunidad? ¿Qué acabaremos juntos?”

Si no fuese porque es imposible diría que se lo esperaba, pero aun así la pillo desarmada y leo en sus ojos la respuesta (esto sí que puedo hacerlo). La obligo a escucharse en voz alta a sí misma, para confirmar algo que sabía desde hace años. Y también yo. “Si”. Simple y llanamente. Con ternura y esperanza. Pero, aunque estoy tentado, y lo seguiré estando, sé que no debo.

No doy ninguna excusa ni justificación, ni es necesario. Ella lo sabe, sabe que necesitaba saberlo, y que ella necesitaba que se lo preguntase. Y que no es un farol. Está ahí. Siempre ha estado ahí. Me conoce demasiado e incluso creo que podría llevarme a cometer un error. Pero me respeta igual que yo a ella. Quedamos, si necesidad de decir nada, en no forzar la situación, en llamarnos cuando realmente nos apetezca, en ser sinceros y realistas, en guardar un poco de esperanza. Y así nos despedimos. Por poco tiempo.

Mucho en que pensar para lo disperso que me gusta ser. Porque al volver a casa hablo con ella, con ella no, con la otra, la… está bien, les pondré nombres.

Digamos que la dueña de mi pasado y puede que de mi futuro es Alicia, y la que estimula y acelera el presente es África. Nos echamos de menos y nos necesitamos, pero somos fuertes y orgullosos. Aguantaremos. Tengo breves momentos de duda por todo lo vivido y hablado. Pero se impone el sentido común. Llegaré a lo máximo con África. Al menos hasta que cambie de opinión. Otro día cojonudo para emborracharme.

Bebo y fumo mientras hablamos, sin límite de cantidad ni horas. Tengo varios días de soledad caótica por delante. Vuelvo a retomar el relato que ya va para no tan corto. Tiene buena pinta. Y me exige concentración. Os dejo.

Un último apunte, creo que hablo demasiado de amor. Y me sorprende a mí mismo. Pensaba que el alcohol, las drogas, el exceso y el regodeo en la idea de la muerte presidirían estas páginas. ¿Que falla?

jueves, 29

En mi mal despertar me debato entre sueño, imaginación y realidad. Paseando por mi mundo onírico me entrego a él. Allí todo es posible, lo bueno y malo a la vez. Dolor y placer. Culminación de deseos que me niego a reconocer. En mundos como el nuestro, pero moldeados y modificados a mi gusto, y que se repiten a lo largo de los años. Con los de siempre pero algo diferentes. Donde nadie miente y las consecuencias de los actos son instantáneas. Donde puedo volar y dejarme llevar. Donde el dolor no es castigo, sino en ocasiones premio y justicia. Donde abandono el miedo (solo aquí me lo permito).

¿Despierto o dormido? ¿Realidad o ficción? Tanto más da cuando es maravilloso. Si es real luego me leeré. Si no lo disfruto igualmente. Cierro los ojos una vez más…

Interesante delirio, pero no deja de ser preocupante que en verdad no supiera si estaba despierto o dormido. A veces, y ya no por las drogas (aunque sus reminiscencias de otras épocas puedan ayudar) me cuesta distinguir la frágil e inconstante línea de la realidad. Pero sé que el preocuparme sólo hará que vaya a peor y que alcance la obsesión. He intentado recordar los sueños, de los que me quedan sensaciones e imágenes inconexas que me dejan percibir ideas pero no alcanzarlas, y he sido incapaz. Con todo el día dedicado a ello. Y poniendo medios líquidos como medida de rescate. Es dura la soledad tras la compañía. Y si ya estaba un pelín melancólico antes de la irrupción de África, vuelvo a caer.

Estoy cansado de beber solo.

Necesito reunirme por unos días con los viejos amigos. La gente de siempre que conoce y tolera mis defectos. Con los que puedo entregarme al abuso etílico a sabiendas que me controlaran incluso estando peor que yo.

Eso necesito. Al menos mi otro mundo me ha dado la posibilidad de liberarme del yugo por ella. Mejor. Con siempre un recuerdo y un pensamiento. No hay fuerzas para seguir.

Renazco de mis cenizas para continuar con vosotros, sobrepasando mi límite.

Un apunte para empezar. Para todos los que creáis que soy ventajista y que llevo un doble juego de aprovechamiento y engaño injusto hacia las dos actuales mujeres de mi vida, solo una cosa. No seáis moralistas e inocentes. Todo el mundo que puede lo hace, y los que lo critican es porque no pueden. Podría estar con las dos y no quiero. Es lo realmente importante. Además, en el fondo, soy buena persona. 

Y ahora, aunque se salga de lo habitual en un diario, me dirijo directamente a vosotros para contaros algo, no tanto porque sea una enseñanza, que lo es, y si porque tiene relación con lo que soy y lo que hago. Y también porque no se prevén actos fuera de lo común para hoy, y si no puedo llenar el blanco vacio del folio con sucesos si lo hare con reflexiones. Una pizca de sabiduría.

Hoy voy a hablar de las ventajas de la soledad. Tomar nota. De una de ellas más concretamente. La clave para la confianza en cualquier cosa que intentes llevar a cabo es conocerse a uno mismo. Conocerse y quererse. Aceptarse. Como eres sin dejar de luchar por lo que quieres ser. No fingir ni engañar a los demás y sobre todo a uno mismo. Eso hace que seas consciente de tus limitaciones, y que aproveches al máximo tus ventajas. Te hace saber de lo que eres capaz. Te permite crecer como persona al darte cuenta de lo que eres, lo que has sido y lo que puedes alcanzar. Y elimina y controla el factor miedo, que es el motor que mueve las motivaciones del ser humano.

Y la mejor, y casi única forma de conseguirlo, es la soledad y el aislamiento. Pasando tiempo solo, con uno mismo, respetando tus actos, estudiando el pasado y el presente y todos los futuros posibles.

Es duro, pero tiene efectos inmediatos. Y siempre hay que contrarrestarlo con baños de popularidad y cariño. Si no puedes destrozarte.

Me temo que debo terminar por hoy. Voy algo fumado y no me estoy expresando y explicando cómo me gustaría.

En resumen podría llegar a decirse que al no estar a gusto con uno mismo no te terminas de conocer, de esa forma necesitas estar siempre con alguien, pero al no saber quién eres, tampoco sabes lo que necesitas, y es ese ansia de no estar contigo lo que te entrega a los brazos de la persona inadecuada para una vida de insatisfacción. La gente que no se conoce y no se quiere busca sus opuestos y acaba fracasando. Los que si nos aceptamos y afrontamos la realidad somos conscientes que lo mejor es encontrar alguien semejante a lo que nosotros mismos somos. Pero por encima de todo, si estas a gusto contigo, si aprendes a estar solo, no necesitas ni debes arrejuntarte con nadie por obligación como es costumbre en estos tiempos. Y eso si es una ventaja. Puedes elegir. Puedes esperar.

Otra explicación deslavazada, pero no doy para más.

Tengo muchas ganas de verla.

viernes, 30

Otro día en que matar el tiempo sin aparentemente nada que hacer. Aunque no me aburro. Es otra de las ventajas de la soledad, si eres medianamente inteligente o imaginativo siempre hay algo entretenido que hacer. Sobre todo siendo poseedor de un par de consolas, una de ellas de última generación. A ver si os pensabais que toda mi vida estaba entregad a la intelectualidad. No chicos, que va.

Es también día de interminables llamadas. Como ya sondeé el terreno a través del internet y el Messenger (siempre cyber y conexiones de bibliotecas) para ver cuál es la disposición de la gente ante mi inminente llegada. Y la respuesta ha sido positiva. Todos están, sino impacientes (que no caigo tan bien), si con la ilusión para que los arranque por una muy breve temporada de sus monótonas vidas para regresar a la época de la pseudo adolescencia, sin responsabilidad aparente, entregados a la juerga y al alcohol, sin límites físicos, económicos ni horarios, y mucho menos morales. Cualquier cosa es posible y está permitida con el fin de tomar una más. La penúltima. Y aunque la edad no permite seguir el antiguo ritmo, si podemos castigarnos severamente, lo suficiente como para que la resaca dure unos meses, hasta que nos volvamos a reunir.

Y es por eso que, primando ante la familia, padres, hermanas y sobrinos, tiempo hace ya que desheredé de mis recuerdos y presencia a cualquier familiar que no sea directo. Mi familia son mis amigos. Y después estos consanguíneos. Queriendo ellos ambos detalles del cuándo y por cuánto tiempo.

Como suelo tener libertad de movimientos debido a mis ocupaciones, y aunque ahora ande escaso en economía, tengo que estudiar donde dormir, renunciando a la comodidad de los hoteles.

Qué triste. Y además me suelo quedar lo suficiente como para ver a casi todo el mundo y compartir muchas cervezas con ellos.

Pero hay otro problema. Retomo la relación al regreso de mi amada, y hay que ver cómo afrontar el tema de irme unos días a degenerar. Con varias posibilidades. Me temo que aún es pronto para presentarla en sociedad, porque pese a que me siento cercano a ella en este poco tiempo, quizás no esté preparada para escuchar las más horribles historias sobre mí. Aunque sería divertido y una prueba convincente. También se puede quedar aquí alegando una reunión familiar, al fin y al cabo, no es mi equipaje. Y no es que no tenga ganas de estar con ella, porque muero por dentro cada segundo que pienso en su olor y no puedo tocarla, pero he decidido que no renunciare a mi vida, y si quiero que una relación me vaya definitivamente bien tengo que ser más yo mismo que nunca, para bien o para mal (¿no era para mal y mal? ¿Qué me está pasando?).

Y quizás ella, al igual que tiene su propia opinión, tenga sus propios planes. Lo mejor será planteárselo sencilla y sinceramente. Después de un par de días de contacto, claro.

Mañana estará de vuelta y ya hemos quedado. Qué bien.

Sábado, 31

Estoy preocupado. Esta mañana de sábado, que debía ser ilusionante, he decidido hacer ronda de bancos y cuentas en espera de su llegada, con el fin de afrontar mis viajes con tranquilidad y margen. Y me he dado cuenta que mi situación es mucho más precaria de lo esperado. No a cortísimo plazo, pero si se puede complicar la cosa en unos meses, por lo que debo empezar a perpetrar algún plan para conseguir dinero, de la manera habitual, fácil y sin necesidad de trabajar. No contesté a la oferta de ascenso, seguro que algo tienen. ¿Le pido un préstamo a mi nueva no novia? Estaría divertido. Me voy a verla desechado por unos días estos intranquilos pensamientos. Y esta última frase me hace pensar en que aun no hemos definido lo que tenemos ni lo que queremos tener. Yo estoy a gusto, y es costumbre por mi parte no estropear nada poniéndole un nombre, y por ende de este una definición y reglas. Pero sé que hay mujeres que requieren ese paso. Es cuestión de inseguridad, de nuevo por no conocerse ni quererse a uno mismo, y no da la impresión que África lo necesite

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