Siempre he pensado, que podemos encontrar el amor en cada rincón de nuestros gestos, en el abrazo de un amigo, en la unión de la mano de una madre a un hijo, en la caricia de un amado a su amada, en una conversación, en una carta, en un deseo, en un beso, en un paseo. Pero nunca pensé poderlo encontrar, en una mirada…….

CAPÍTULO 1

Llego tarde  y recorro gran vía a toda velocidad…..

¡No me puedo creer que llegue tarde otra vez!!. – Le pego un golpe al volante en señal de enfado. Nunca he conducido tan rápido y hasta yo temo por mi vida. 

– Mierda!!! – El semáforo se pone en rojo y no tengo otra que parar de mala ganas, estoy súper estresada, ya me imagino como va a ser el resto del día si son sólo las 8 de la mañana y ya estoy de los nervios! Vuelvo a mirar la hora. – ¡Joder, ya debería de estar en la comisaría!

Un sonido llama mi atención y miro hacia mi izquierda, me encuentro con un descapotable rojo, sin capota en pleno Diciembre? ¡¡¡Qué original!! Lleva la música a todo volumen, esta sonando «Single Ladies» de Beyonce, – ¡¡Me encanta esta canción!!- Pero a las ocho de la mañana por favor!!! Giro mi cabeza para poder ver al conductor y me encuentro con unos ojos mirándome fijamente, se me erizan todos los vellos de mi cuerpo, ¡¡Dios es guapísimo!!! Hacia mucho tiempo que un hombre no me llamaba tanto la atención, pero es que nunca antes había visto un hombre así, tiene el pelo negro, la piel morena y hasta dónde pueden ver mis ojos, es bastante alto. Tiene la mano izquierda estirada en el volante y esta girado descaradamente hacia mi, sin parar de mirarme, ¿Pero es que no se corta ni un pelo?  Nunca había visto a alguien tan perfecto en todo lo que logra ver mi vista desde mi asiento del conductor. Yo sigo mirándolo al igual que él a mi. Lleva una chaqueta de traje gris marengo y una corbata negra, tiene el pelo alborotado a causa del viento, sus facciones son muy  marcadas, los ojos son grandes pero muy rajados, su nariz es celestial, tiene labios de bizcocho y  una ceja levantada con una sonrisa engreída en estos momentos. 

El sonido del tráfico hace que despierte, vuelvo a mirar a la carretera y giro de nuevo mi cabeza hacia él, es como si mi mente no reaccionara, sólo mi instinto, él sigue mirando sin pestañear, pero no lo puedo criticar porque yo estoy haciendo lo mismo. ¡Será descarado! No entiendo por qué me está mirando tanto, no me considero una mujer guapa, siempre he sido una mujer con un aspecto muy duro, no se si es mi profesión o los años que llevo dirigiendo mi  unidad, (la cual me ha hecho ver miles de personajes de diferentes niveles económicos pero con la misma puta costumbre de tratar a la mujer como si fuera un ser inferior), y soy una mujer de corpulencia fuerte y con un pelo indomable pelirrojo que nunca me ha gustado pero que he aprendido a vivir con él.

Dejo de mirarlo e intento prestar atención al semáforo, pero no dejo de pensar en sus ojos rajados  y la intensidad con la que noto que sigue mirando.

Se pone el semáforo en verde y antes de meter la marcha vuelvo a mirar, él aún no ha hecho ni la intención de arrancar, así que, sin dejar de mirarlo, meto la primera marcha y salgo como normalmente conduzco, a toda leches, porque os recuerdo….que llego tarde.

– Lo siento, lo siento, Carmen, sé que llego tarde, no te vas a creer el atasco que he pillado – Carmen me mira con ojos de, no me des explicaciones, pero siento la necesidad de hacerlo, habíamos quedado una hora antes para preparar una reunión que tenemos con varios departamentos, ¿el objetivo?  que todos los departamentos se impliquen más con la violencia de género, ya que cualquier detalle nos puede ayudar a encontrar un futuro maltrato y no un asesinato de violencia de género. Carmen es una secretaria excelente, si no fuera por ella, no me aclararía con el papeleo y sé que me perdonará por el retraso y por dejarla a ella sola con la preparación de la reunión. Es una mujer extraña, no da explicaciones de su vida, por lo tanto nadie sabe nada de ella y hace lo que le da la gana. De  los 4 años que llevó con ella he aprendido, que no le gustan los afectos de ningún tipo, no tiene pareja, no le gustan los niños, pero lo curioso es que, tampoco permite que yo le cuente como va mi vida, aunque no le interesaría a nadie, ya que vivo una vida de lo más aburrida.

Entro en mi despacho, recojo todo lo que la tarde anterior deje pendiente para hoy en lo alto de mi escritorio y Carmen me pasa la agenda para la reunión.

Tenemos a Charlie, del departamento anti drogas, en la sala de conferencias hace ya 15 minutos, a Luis, ya sabes que Luis, (si ya sé que Luis es, una equivocación, que aún creo que no se ha enterado que rompimos hace un año),- Y a Raúl, de homicidios, que ha llegado hace tan sólo 5 minutos diciendo la misma excusa que has dicho tú, que ha pillado un atasco, bla, bla, bla, y lo curioso es que, yo vengo del mismo sitio y no he cogido nada de atasco hoy, porque claro, hoy me he levantado una hora antes ya que tenía una reunión con mi jefa a las 7 de la mañana. -Se me había pasado comentaros que Carmen es, directa, directa y sabía que no me había creído- La miro con la mejor cara que tengo de perrillo abandonado pidiéndole disculpas por mentirle y nos ponemos manos a la obra.

Después de dos horas de reunión bastante productivas para todos, decido ir a la cafetería a tomarme el café que no he logrado tomarme esta mañana por haberme levantado tarde, llevo mucho tiempo que no logro dormir, no se qué hacer, anoche me tome un baño de espuma durante una hora, una infusión relajante, y cuando me metí en la cama no logré dormir hasta pasadas las 5 de la mañana y ésto me esta matando, porque llevo con este problema cerca de 2 años, y voy a tener que poner solución me guste o no, aunque no sea amiga de los médicos. Pero lo que más me gusta cuando me tomo un café doble con dos azúcarillos es, dormitar y soñar un poquito despierta.

Buenos días Emma. – Joder me coge desprevenida, y se me ha pasado contaros que tampoco me gusta que me molesten cuando me estoy tomando mi primer café del día y más aún si cuando miro, veo al engreído de mi ex.  

Buenos días Luis!! – Lo saludo con mi sonrisa de, no tengo ganas de hablar, pero se sienta a mi lado. ¡¡¡Qué poca psicología!!!

Hoy no tienes buena cara. ¿Estás enferma? – Qué coño le importará a el.-

Noooo para nada, sólo es que no he descansado lo suficiente, anoche me quede hasta las tantas viendo una película, y ya sabes, la pelirrojas tenemos una piel tan blanca que con nada nos salen las ojeras. – Me mira con cara de, ah!!!-

¿ Y de qué iba?

¿Cómo?

¿Qué de qué iba la peli?

Ah! La peli, pues de… -(Tierra trágame….)

¡Emma! – Salvados por la campana, Carmen siempre me salva el culo, porque de verdad es que a mis 31 años no he aprendido a mentir.

Dime Carmen, – Le digo mientras me levanto de la silla con mi café en la mano-

Tienes una llamada del comisario, es urgente.- Miro a Luis , me disculpo con una de mis mejores sonrisas y sigo a Carmen hacia mi despacho.

Sabía que necesitarías ayuda, tú cara lo dice todo, no sé como él no se da cuenta. -Me dice Carmen levantando sus cejas súper depiladas. -No tienes una llamada de Oscar, sólo quería librarte de ese gilipollas, te he dejado el correo en lo alto de tu mesa y acuérdate que tenemos una reunión al medio día con los del centro de salud de Paseo de la Castellana.- Es mi ángel de la guarda, siempre hace que cada día sea más imprescindible para mi. Me voy para ella, le doy un beso en la mejilla, (aunque sé lo poco que le gustan los gestos emotivos) y me siento a leer el correo y a preparar mi reunión con los del centro de salud, éstos me tienen que echar una mano con toda la información que puedan recopilar de futuras mujeres maltratadas.

A las doce menos cuarto de la mañana, entra Carmen en mi despacho informándome que nos vamos al centro de salud de Paseo de la Castellana, cojo mi bolso, mi abrigo, dejo mi arma en el primer cajón de mi escritorio y nos vamos hasta el parking donde está mi coche, un Mini blanco, me encanta, porque es como yo, a simple vista parece pequeño e indefenso, pero cuando lo arrancas es una fiera, como mi carácter. Es por ello que mis parejas solo me duran como máximo 6 meses, dicen que soy difícil de domar, pero yo creo que simplemente me gusta ser libre y no estar manipulada por nadie. De mis relaciones, sólo puedo destacar dos,  Víctor, profesor de la universidad, que conocí en una conferencia sobre la Violencia de género, moreno, con unos ojos verdes increíbles y con dinero para aburrir, y eso es lo que me pasó, que me aburrí pero como una ostra, en la cama era bueno, he conseguido con él lo que con ningún hombre hasta ahora, pero nunca he tenido una conversación fuera del BMW que se ha comprado, del ático que quiere comprarse en el centro de Madrid o de la depilación láser  que se sometía mensualmente, luego fuera de ésto, no había conversaciones interesantes, ni preguntas de cómo te ha ido el día, o cómo la vida, etc. Con Luís fue todo muy ligt, un rollo que duró más de lo que yo quise que durara porque él se empeñó en decir que yo era la mujer de su vida, hasta que no pude más, era un engreído que sólo miraba para su ombligo y yo solo era su pareja perfecta, mona (según él) y con un puesto que para él lo quisiera. Luís es rubio, guapo, alto, musculoso, pertenece al departamento de logística y comunicación y en una fiesta de la comisaría, estaba tán pedo y el chico es tán mono que sólo por el físico y por mi necesidad de mujer, me fui a la cama sin pensármelo y luego… pués luego sin quererlo, me ví en una relación de casi 6 meses, que no me gustaba y que no sabía como iba a romper, y ahora llevo cerca de un año que rompimos y tengo que verlo todos los días con la misma retahíla,¿No se ha enterado todavía que fue una equivocación?

Entramos en mi coche y salimos del parking con mi natural conducción, Carmen se agarra al reposa brazos como sí fuéramos a despegar, (rio para mis adentros), tengo que ser temeraria al volante, pero disfruto con esta adrenalina que me crea la conducción.

CAPÍTULO 2

Cuando llegamos al centro de salud nos recibe Sonia, una chica delgada, morena y con un traje formal de chaqueta y falda azul marino, demasiado formal para su edad. Yo hoy me he decidido por una falda de talle alto negra, con una blusa marfil que deja entre ver un escote considerable y unos tacones negros de vértigo, me encantan los tacones, no podría estar sin ellos. Nos dirige a una habitación que se supone que es la sala de reuniones, con un pequeño escenario donde han ubicado una mesa alargada y cuatro sillas, en la que nos sentaremos Daniel Burth,(director del centro de salud), Olga Serrato, (la subdirectora), Carmen y yo. La sala tiene unas ventanas grandes que cogen todo un frontal y por la que entra mucha luz, y frente a la mesa, han puesto, unas 30 sillas con atril ordenadas todas minuciosamente y en fila de 5.  Yo me siento en una de las sillas del escenario para ordenar mis papeles y Carmen se pone a organizarlo todo, es que no me cansaré de decir lo eficiente que esta chica. La reunión es totalmente informativa, para poner al corriente a todos los médicos del centro de salud, cómo reaccionar en el caso de encontrarse con una mujer que esté sufriendo abusos, tanto físicos como psíquicos y cómo actuar si la mujer se cierra en banda y niega la realidad, como muchísimas mujeres lo hacen por miedo a una reacción de su pareja.

Un dato importante es que, mi madre murió a manos de mi padre cuando yo tenía solo 9 años, he vivido la tortura diaria de mi madre, las peleas cuando mi padre llegaba borracho y he visto como mi madre nunca pidió ayuda para salir de casa, no pensó en ella, no pensó en mi, tenía tanto miedo, que se acostumbró a las palizas continuas que mi padre le daba, hasta que en una de ellas, no llego nunca más a levantarse y hasta ahí llego toda su agonía. Sé que en el fondo ella quería eso, ella quería desaparecer, por la tortura que se sometía diariamente. Es por ella y por todo lo que pasó, que decidí dedicar mi vida a ayudar a todas las mujeres en la misma situación.

Escucho la puerta y salgo de mis ensoñaciones, he debido de estar así varios minutos, porque cuando miro a la sala tengo unos 15 médicos sentados, con sus batas blancas, ¡¡Dios tengo que dormir más!!! 

En ese momento se vuelve abrir la puerta y entran Olga, la subdirectora del centro salud, con la que he llevado a cabo todas las reuniones telefónicas y ¡¡¡DIOS!!!!, no me puedo creer que sea él!!! Entra tras Olga, el hombre del Ferrari rojo, aquel de la música a toda voz a las 8 de la mañana, y lo peor de todo es, que por su sonrisa al verme sé que él me ha reconocido también. (Es normal, como olvidar a una pelirroja que babea al ver a un hombre así), aunque debe de estar muy acostumbrado a que las mujeres reaccionen así con él, porque es realmente guapo. Lleva la misma ropa que esta mañana pero es increíble como le queda el pantalón del traje, lo lleva caído en la cadera, con una camisa blanca entallada. Es alto, muy alto, y su espalda es ancha, muy ancha, (debo de estar teniendo la misma cara que esta mañana porque cuando he revisado su cuerpo y mis ojos llegan a su cara, tiene una sonrisa de engreído), sabe lo que estoy pensando y tengo que hacer que desaparezca de mi cara esta tontería. Me incorporo, echo los hombros hacia atrás y pongo la mejor postura de seguridad que se poner, junto con la mejor cara que tengo sin expresión ninguna. Me levanto y me dirijo a Olga, le tiendo la mano y la saludo;

Hola Olga, es un placer volver a saludarte!

Hola Emma, el placer es mío de verdad, sabemos lo ocupada que estás y te agradezco que vengas tu personalmente a dar esta charla, que tanto nos puede ayudar a todos. Te presento a Daniel Burth, es el director del centro de salud. – Mi cara se ruboriza al mismo tiempo que le tiendo la mano. – Daniel ella es Emma Monroe.

Encantado de conocerte Emma, Olga me ha hablado mucho de usted y de lo involucrada que está en este tema y me gustaría después de la reunión concretar contigo un par de asuntos que me gustaría añadir. – ¿Un par de asuntos? ¿Qué asuntos? Le cojo la mano y en ese momento se me erizan todos los vellos de mi cuerpo, nunca antes había reaccionado así sólo con un simple contacto.

¿Está bien? -Lo miro y me doy cuenta de que aún no he pronunciado palabra, Dios tengo que parecer tonta.

Si, si es que estoy hasta arriba de trabajo y tengo la cabeza en otro lado.  – No creo que eso se lo crea nadie, pero es lo único que ha sido capaz de articular mi boca. – Por supuesto, después de la reunión Carmen te dira que día nos viene mejor. – Lo miro y observo como su expresión ha cambiado, como su boca ha pasado de tener una sonrisa egocéntrica y engreída a ser una fina línea.

¿Empezamos? – Dice mirándome fijamente a los ojos y sólo a a mi, ¿Se ha enfadado?-

Por favor. – Hago el gesto para que pasen al escenario y se sienten para poder empezar. 

Buenos días a todos, soy Emma Monroe y dirijo, La unidad de Prevención, Asistencia  y Protección a mujeres víctimas de violencia de género ( UPAP), antes de empezar quiero daros  las gracias por vuestro tiempo y haceros ver, la importancia que tiene que estéis informados para así evitar futuras víctimas de género, porque entre todos podemos hacerlo, porque cada detalle, cada conversación, cada acción que hagamos con la víctima, es un paso para evitar una desgracia. Empezamos.

Carmen reparte a todos una guía con toda la información que vamos a ver en la reunión.

La conferencia transcurre bastante amena, no hay nada que me distraiga de mis obligaciones, me considero bastante profesional, pero siento sus ojos clavados en mi nuca constantemente y nunca me había sentido tan observada, yo Emma  Monroe, sintiéndome observada por un extraño y no querer evitarlo, como una cría de 15 años, ¿Quién lo iba a decir?

En tan sólo cinco minutos, mi cuerpo empieza a relajarse y soy otra vez yo, la misma de siempre y es cuando puedo expresar todo lo que debo informar a estos profesionales que tanto nos pueden ayudar, hacerles ver la importancia que pueden llegar a tener su papel en la vida de esas mujeres y lo mucho que pueden ayudarlas. Cuando término con toda mi exposición y paso a la parte de dudas y preguntas, me sorprende como Daniel toma la iniciativa, se incorpora y pide la palabra.

Señorita Monroe, ¿cómo tendríamos que actuar en caso de que solo tengamos sospechas? Quiero decir, ¿Cuándo no tengamos identificado que realmente sea un caso de violencia de género? -Dios que guapo es!! Tiene los ojos más grande que los recordaba, pero claro, esta mañana le estaba dando el sol de primera hora, los tiene profundamente negros, sus pómulos están marcados y tiene unos labios carnosos y su nariz….. Esta vez logro contestar antes de que piense que realmente soy tonta.

Lo más importante en este caso es no decirle nunca a la paciente que tenemos sospechas, tenemos que hacer, a través del diálogo, que sea ella la que nos cuente y la que nos de la información. Esto lo vamos a conseguir conversando con ella, haciendo que se sienta segura y sobre todo, haciéndole ver que no está sola, que puede confiar en nosotros, si ella logra ver en vosotros un apoyo, una conversación sincera, lograremos que algún día se desahogue y os cuente que es lo que está pasando en su vida.- Dejo de mirar a Daniel y miro a mi público para que todos lo entiendan, ha vuelto la Emma profesional. –  Ésto no lo vamos a conseguir en la primera conversación que tengamos con la paciente, en algunos casos lo conseguiremos en la tercera o en la cuarta conversación, en estos casos, serán personas más cualificadas las que se encarguen de hablar con los víctimas, pero hay otras mujeres que están tan necesitadas de atención que lograremos que en la primera charla nos cuenten su tortura.- Vuelvo a mirar a Daniel y me asiente con la cabeza, esta satisfecho con la contestación, yo me siento orgullosa de haber conseguido en su cara un destello de admiración, y vuelvo a centrarme en mi público para seguir contestando todas las dudas que tengan.

Así transcurre una hora, y contesto a todas las preguntas que hacen, en algunas pido la ayuda de Carmen, que tiene mucha experiencia en todo esto, lleva conmigo 4 años, es una de las mejores en  hacer entender a todos como comprender a las víctimas, Carmen logra relatar algunas de las experiencias que hemos vivido, es una profesional como la copa de un pino y es tremendamente buena expresando todos los detalles. Comenta que vamos a dejar información por escrito para que todos tengan claro lo que hemos hablado, y que vamos a dejar cientos de octavillas con el número 016, que es el teléfono directo al que se tiene que dirigir la mujer maltratada.

Cuando damos por finalizada la charla, me despido de todos los oyentes, recojo mis cosas y me pongo en pie para despedirme de Olga y de Daniel cuando es él, el que se adelanta para hablar conmigo.

Entonces, ¿Podemos quedar para poder añadir al temario un par de asuntos? ¿Puedes pasar a mi despacho por favor? – ¿Qué? Y me lo dice con esa sonrisa de, estoy ligando contigo chica,¿No ha quedado bastante claro todo? ¿O será que no le ha gustado el modo de tratarlo? Antes de que mi mente analice lo que vaya a decir, mi boca empieza a articular palabra sin poder pararla.

Hoy estoy muy ocupada, tengo una reunión con el comisario y ya me he entretenido bastante aquí, te importaría quedar con Carmen, dile el mejor día que le venga bien y ella le dirá si estoy disponible, por favor. – Su cara se vuelve a ensombrecer, no le ha gustado mi respuesta, rio por dentro, ¡Qué guapo esta enfadado!!

Pero, ¿No sueles comer? Son las 2:30 de la tarde, si quieres, tomamos una tapa y lo dejamos hoy zanjado.- Esta vez no esta preguntando, esta afirmándolo, y además no ha dicho por favor, ¡Pues la lleva clara!!

Te lo agradezco, pero hoy es imposible, Carmen ¿podrías decirle al señor Burth que día me vendría mejor para una reunión con él la semana próxima por favor? – Otra vez noto como su cara cambia y me encanta-.

Carmen coge su agenda y veo como le redacta a Daniel los días que tengo libres para la semana próxima, estamos a Martes y sé que me va a costar bastante no verlo hasta la siguiente semana. Mientras acabo de meter mis cosas en mi bolso, veo que concretan una cita, y me muero de curiosidad de saber que día le voy a volver a ver.

Me despido de Olga, es una chica preciosa y muy profesional, nos damos la mano y nos despedimos para la próxima, cuando voy a despedirme de Daniel, veo que ha desaparecido, será engreído…. Lo busco por la sala,  no lo encuentro y me enfado, ¿Por qué no se ha despedido? Me enfado mucho. No entiendo porque me afecta tanto.

CAPÍTULO 3

Vamos en el coche dirección a la  comisaría, estamos las dos muy calladas, y es Carmen la que rompe el silencio.

¿Por qué le has dicho al señor Burth que tenías una reunión con Oscar? – Debi de estar preparada para las preguntas directas de Carmen, ¿Cómo podía imaginar que no me iba a preguntar por mi comportamiento con Daniel?-

Porque tengo muchas cosas que hacer, y además no tenía hambre. – Miento como una bellaca. -¿Para qué día le has dado la cita? – Le pregunto intentando no parecer desesperada por conocer la respuesta y finjo desinterés.-

No ha querido ninguna cita Emma, me ha dicho que será el quien te llame la semana que viene cuando sepa que día le vendría mejor. – El muy ……. No sé porqué éste hombre en cuestión de horas hace sacar lo peor de mi, pero estoy tan enfadada que decido dejar la conversación, asiento y dejo zanjado el tema.

Entramos en el Spaldid, nuestro restaurante favorito muy cerca de la comisaría, Carmen y yo nos sentamos en la misma mesa de siempre y pedimos una copa de vino, hoy ha sido un día largo, desde que me he levantado tarde, he corrido como si llevara un coche de fórmula 1, he conocido al hombre más guapo y el más engreído que jamás había conocido y por fin sin nada en el estómago nos hemos sentado a desgustar una de las lasañas más ricas que he probado en mi vida, parecía que nunca iba a llegar este momento. Tenemos suerte de que sea bastante tarde y el restaurante esté medio vacío porque normalmente allí coincidimos con muchos empleados de la comisaría, pero hoy vamos a tener suerte. Nos sentamos y el camarero nos sirve las bebidas, yo decido ir al baño y cojo el bolso para retocarme, después tengo que volver a la comisaría. Cuando entro en el baño suena mi móvil, no reconozco el número pero contesto con mi respuesta habitual.

Teniente Monroe, dígame!!

Buenas tardes señorita Monroe, – Me quedo totalmente helada, reconozco la voz de Daniel y no me puedo creer…..-

¿Señorita Monroe? -Vuelve a preguntar confundido-

Si soy yo, ¿Quién es? – pregunto como si solo su respiración no me pusiera nerviosa.

Soy Daniel Burth, ¿la pillo en mal momento? 

Estoy apunto de entrar en una reunión, pero dígame, ¿en qué le puedo ayudar? – Sé que miento fatal, pero no me está mirando a la cara que es la que me delata siempre.

Además  de no haber querido tomarse un aperitivo conmigo, me esta mintiendo en estos momentos, ¿Por qué me huye señorita Monroe? – Pero ¿Tánto se me nota cuando miento por Dios!!!? ¿No puedo ser una mujer normal? ¿O me ha perseguido y sabe dónde estoy?

No sé por qué dice eso señor Burth,en estos momentos estoy ocupada si no le importa…..-

Ni se te ocurra colgarme también!! – ¿Cómo?, ¿Me está dando órdenes? ¿Pero quién se cree qué es?, no logro pensar con claridad, no sé por qué aún no le he colgado, ¿Realmente me esta gustando este juego?- Señorita Monroe, ¿Sería tan amable de darme una cita para mañana?

Mañana tengo un día muy ocupado y va a ser imposible, llame a la comisaría y Carmen le dará una cita.- Vuelve a interrumpirme-

No quiero hablar con Carmen Emma, quiero hablar con usted.- Ahora soy Emma y no la señorita Monroe!! Interesante. Me lo dice con el tono de voz apagado, resignado.

Lo siento pero estoy ocupada. – Y antes de que vuelva a insistirme le cuelgo el teléfono, no sé por qué lo he hecho, no sé por qué no quedo con él cuando lo estoy deseando, pero mi carácter siempre me juega malas pasadas.

Entro al baño y mi teléfono vuelve a sonar, veo que es el mismo número y lo ignoro, me lavo las manos y salgo, tengo que tener cara de terror porque Carmen nada más verme me mira aterrorizada.

Emma ¿estás bien?, – Dios he escuchado más veces esa frase en medio día que en toda mi vida, pero ¿cómo un señor que no conozco de nada puede hacerme sentir de esta forma?, estoy nerviosa, ruborizada y mi piel blanca delata cada estado de ánimo que siento.

Si, estoy bien Carmen no te preocupes. – En ese momento llega nuestra comida y no tengo hambre ¿Cómo ha podido hacer que se me quite el hambre también?, nos ponemos a comer y poco a poco  y con esfuerzo, me como mi lasaña, prefiero no beber más de una copa de vino, tengo que trabajar.   Salimos y nos dirigimos andando para la comisaría, acabo de ponerme las pilas con esa lasaña!!

Son las 6 de la tarde y decido poner fin al día de hoy, recojo mis cosas, me pongo mi arma en el cinturón y preparo la agenda para mañana, tengo un día complicado, tengo que ir al juzgado a declarar en contra de un mal nacido que intentó quemar viva a su mujer, menos mal que ya había denunciado y estaba en orden de alejamiento, pudimos retenerlo antes de que pudiera llevar a cabo su amenaza. Este caso es muy especial para mi, Leonor hizo el intento de denunciar a su marido en más de una ocasión pero siempre se arrepentía, tenía tanto miedo a su marido que cuando iba a firmar la declaración, nunca llegaba a hacerlo. Hemos hablamos durante meses, me ha contado toda la tortura que ha vivido, recuerdo en una ocasión como su marido le partió la mandíbula de un puñetazo, ahí Leonor decidió denunciarlo, yo estaba súper contenta, lo había conseguido, por fin el muy cretino iba a entrar en la cárcel, pero pasado un mes, en el juicio Leonor se retractó de su declaración y no pudimos hacer nada. Desde entonces la he visitado día sí y día también, he estado protegiéndola, no se por qué me apegue tanto a ella, pero creo que estoy haciendo por ella lo que no pude hacer por mi madre, se lo debo, porque donde quiera que esté sé, que está muy orgullosa de mi. Hoy estoy muy contenta porque sé que después de que Leonor abortara su primer y único hijo por culpa de la última  paliza de su marido, esta vez no se va a retractar, la conozco, hemos estado dándole protección, y es por eso que su marido no pudo llevar a cabo su amenaza, lo pillamos en casa de Leonor con una garrafa de gasolina en la mano. ¡¡Dios no me puedo creer como me hubiera sentido si hubiera logrado su amenaza!!

Me voy a casa, mañana me espera un día duro. Cierro la puerta y apago la luz, no queda nadie en la comisaría, sólo Jonh, que como siempre esta esperándome en la entrada porque suelo ser la última en salir, cuando salgo… ¡No me lo puedo creer! ¿Qué hace aquí? me dirijo a la salida como poseída por el cabreo y cuando me acerco me dice:

Vamos a cenar. – ¿Cómo? no me lo está preguntando, me lo esta exigiendo, pero éste no me conoce a mi aún.

¡Yo no voy a ningún lado contigo! – Entro en cólera y aunque he intentado decirlo muy bajito y acercándome a él, Jonh lo nota, me mira sin entender nada, mira a Daniel y vuelve a mirarme a mi.

Señorita Monroe, el señor Burth me estaba comentando que había quedado con usted, y por eso estaba aquí esperándola, ¿Ocurre algo? – No puedo decirle a Jonh nada, mejor dejarlo estar.-

No Jonh, no pasa nada, gracias.- Me dirijo a la puerta y Daniel me sigue con una sonrisa de engreído en la cara, cree que ha ganado pero aún no me conoce!!- Hasta mañana Jonh.- Cuando me separo lo suficiente de la entrada me giro hacia Daniel y acercándome a su cara le suelto- ¿Qué coño crees que estas haciendo aquí? – Se distancia un paso de mi, cruza los brazos y me echa una visual desde mis pies, mi cintura, se detiene minuciosamente en mis pechos y aterriza en mis ojos. No me considero una mujer guapa, soy un tanto diferente, alta, delgada, soy pelirroja (ésto creo que lo he mencionado) tengo los ojos más verdes que jamás se hayan visto y mi piel es blanca, muy blanca, todo ésto unido a mi cabreo, hace que para él sea divertido. No me habla solo me mira y yo no sé por qué me estoy derritiendo, no quiero reaccionar a sus habilidades, pero mi cuerpo se está dejando llevar por él. Me coje de la cintura tan rápido que no me da tiempo a reaccionar y sin hablar me besa, me besa con ganas, con furia, como si lo hubiera estado deseando toda la vida, y yo me dejo hacer, es lo que he estado deseando desde que lo vi esta mañana y lo ha sabido desde el primer momento. Pienso, logro pensar y me aparto, me aparto todo lo lejos que me deja, con sus manos en mi cintura, deja escapar un gruñido cuando me alejo. – ¿Qué coño crees qué estas haciendo?

Eso ya lo has dicho antes.- Intenta besarme de nuevo y me aparto. – ¿Por qué luchas en contra de lo que sientes?

¿Pero qué sabrás tú lo que yo siento? – ¡¡Como me cabrea este hombre!!- No me conoces de nada y sólo te he visto dos horas.

Sólo tengo que mirarte para saberlo Emma. – Se acerca muy, muy lento para que no me sienta amenazada y sin dejar de mirarme fijamente, me dice; – Si me acerco, el corazón se te acelera, – Se acerca más y me pone una mano en mi cuello para poder sentir mis latidos y yo lo dejo hacer, otra vez esa descarga, se me erizan todos los vellos de mi cuerpo. – Si tú te acercas a mi. – Coge mi mano y la pone en su pecho.- Mira lo que mi corazón hace por ti. – Noto como su corazón esta disparado, esta tan nervioso como yo. – Déjame besarte por favor. – Y ahora me esta pidiendo permiso, es que no hay quien lo entienda, si lo estoy deseando, me coge un mechón de pelo lo acaricia, me mira, me mira y con la mirada me esta pidiendo permiso para besarme, no hago nada por retenerlo. – Eres preciosa.- Y me besa con tanta lujuria que pierdo el sentido, me encantan sus labios, su lengua acaricia la mía, y en ese momento me olvido que estoy en la puerta de la comisaría, ¿Es qué he perdido el juicio? Me separo de muy malas ganas.

Estamos en la puerta de mi trabajo, para! – A desganas se separa, no deja de mirarme y no pierde el contacto conmigo, me tiene cogida de la cintura, no quiere soltarme.

Vamos a mi casa Emma.- No me pregunta, vuelve a exigirme. Nota mi expresión y añade algo a la frase.- Vamos a mi casa Emma, por favor.- Me aparto, me suelta de malas ganas y me pone un mohín con esa cara tan bonita que tiene, me encantan sus ojos, cuando los tengo cerca son tan intensos.

No puedo Daniel, lo siento. Tengo que irme y te agradecería que lo dejaras estar. –  Me doy media vuelta y me coge de la muñeca me giro y cuando menos me lo espero estoy de nuevo en sus brazos, estoy tan pegada a él que noto su erección, miro hacia abajo,vuelve a cogerme el pelo lo acaricia.

Emma, mírame. Mírame por favor. – Creo que sabe el tipo de mujer que soy porque no juega a obligarme a nada. – Dime que no mirándome a los ojos. – Esos ojos, por Dios, me perdería en ellos, pero que estoy haciendo, tiene una nariz preciosa, es tan perfecto.

Daniel por favor sueltame. – Se lo pido con el tono de voz más bajo que jamás he escuchado salir de mi boca.- Tengo que irme.- Me suelta y resopla sonoramente.

Déjame acompañarte a casa.

Tengo mi coche en el parking.

Déjame acompañarte al coche.- simplemente asiento y echo a andar hacia abajo, me coge la mano, entrelaza sus dedos conmigo y otra vez esa descarga eléctrica. No quiero que se acabe el paseo, no entiendo lo que me pasa, me siento exitada, cuando llegamos lo suelto, le doy al mando del coche y antes de que logre abrir la puerta, me encuentro de nuevo en sus brazos y me besa, ahora con más tranquilidad, ya no me pide permiso, sabe que lo deseo con el mismo ímpetu que él a mi, me muerde el labio, me agarra del pelo y tira de el hacía atrás para tener acceso a mi cuello, estoy desesperada por él, esto no me había sucedido nunca, deja un camino de besos hasta el lóbulo de mi oreja y lo muerde, me estremezco y dejo escapar un gemido, sabe lo que hace y lo que provoca en mi. Vuelve a mi boca y muerde mi labio inferior, lo miro a los ojos y el no deja de mirarme a mi, mientras nos comemos la boca uno al otro. Baja una mano hacia mi cadera, se topa con mi pistola y yo me tenso, había olvidado que iba armada, no le hace caso prefiere no hacer ningún comentario por si me vuelvo a arrepentir, busca la cintura de mi falda para poder meter la mano por debajo de mi blusa, estoy tan excitada que sólo quiero que no pare, logra introducir su mano y sube hasta mi pecho, el contacto de su mano con mi piel me esta poniendo a mil, me acaricia un pezón por encima del sujetador y suelto un gemido en su boca. Quiero terminar esto porque si seguimos así acabaremos en el asiento de atrás de mi coche. Me acuerdo de donde estoy y lo retiro con todas mis fuerzas, es tan grande que ni lo muevo, lo intento otra vez y el deja de besarme, dejando de escapar un gruñido.

Hay cámaras.- Y le señalo hacia la derecha con mi cabeza.-

Vamos a mi casa.- Vuelve a pedirlo pero esta vez con un mohín en su cara.-

No estas acostumbrado a que te digan que no. Lo siento debo de irme. – Me meto en el  coche y él me sostiene la puerta, lo miro, meto la llave en el contacto y arranco.

Te llamo mañana. – Vuelve a afirmar.-

Mañana tengo un día muy complicado. – Cierra la puerta y noto como no le ha gustado mi respuesta. Arranco y salgo a toda leches, miro por el espejo retrovisor y no deja de mirarme hasta que el coche desaparece. ¿ Qué me ha pasado? No reacciono cuando lo tengo cerca.

CAPÍTULO 4

Vago hacia mi casa y en el camino no dejo de pensar en Daniel, ¿cómo ha logrado acercarse tanto?, no lo entiendo no soy una mujer fácil, pero consigue de mi lo que ningún hombre ha conseguido. No sé nada de él, se le ve joven, yo le echaría unos 34 o 35 años no creo que tenga más, y ya dirige el centro de salud? Tengo muchas preguntas pero estoy cansada, voy a intentar dormir, a ver si así dejo de pensar y a ver si esta noche hay suerte y logro dormir al menos 5 horas.

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