Era el mejor cantinero de su abandonado distrito,
trabajaba en un bar, que era siempre el favorito.
Estaba prohibido prominente bigote
pero nadie lo delataba, parecía un monigote.
El piso de madera maltratado por la humedad
su uniforme impecable y la corbata al ras.
Siempre se antojaba de un buen cigarro
le lastimaba los pulmones, pero se imaginaba habanos
Venían los de siempre y a veces con sus amigos
venían pocas señoras y alguna vez un mendigo
pero disfrutaba atendiendo a una particular cliente
y de su olor a tabaco; tan solo verla en su ambiente.
Ella siempre se sentaba sola en la barra
pedía un bloody mary y una pizza bien horneada
además solicitaba que le traigan alcaparras
y salsa de ajos con albahaca y espinacas.
El cantinero vivía enamorado de aquella
soñaba la noche su vida con dicha estrella
con amor de clavo de olor y limón
Miel de nueces y frutas de estación.
Aquí te envío un poema inspirado en aquel día que nos conocimos y en los días que compartiste conmigo. Lo escribí el mismo día que partiste, justo antes de enterarme. El dibujo es cortesía de a quién estaré eternamente agradecido por traerte y presentarnos.
OPINIONES Y COMENTARIOS
comments powered by Disqus