Me quedé pensando… y recién ahora te puedo decir que me hubiese gustado compartir el tiempo de otra manera. Me hubiese gustado ser menos tímida y aprovechar, pero no sé qué pasó. No sé. Te habrás cansado más de una vez y no lo supe hasta ahora que me detuve a pensar. Es que yo era tan pequeña. No podía con todo. Y todo era demasiado. Quería. Por favor creeme que quería, pero no podía, porque era muy muy chica para tanto. No quiero ni pensar en todas las oportunidades que pude haber perdido por timidez.
¿Me hablaste en código alguna vez? ¿Sentiste tanto como siento yo ahora? ¿Comprendes cuánto siento?
Me gusta pensar en que me dejaste datos, que si hubieses sido más valiente, hubiésemos compartido más.
Gracias por querer que tenga un lugar, aunque no sea mío, aunque no sea para siempre. Gracias a eso hoy estamos ahí y no quién sabe dónde. Igual, gracias. Entiendo que habrás pensado en lo importante. Gracias.
Es que ahora me siento un lamento de ustedes dos y me jode, papá. Siento que mi vida no tiene sentido. No sabés todo lo que tengo para hacer. No es justo sentirme así. ¿Me avisaste eso? Perdón, no quería, no quiero, ser hija, ni amiga ni nada. ¿Yo elegí nacer? Viste como romantizan la soledad y la tristeza… Los padres repiten que sus hijos los eligieron a ellos. La gente no se banca la ciencia. Y no tiene nada de romántico. No quería nacer ni sufrirlos así. Sin embargo, acá estoy, deseando lo contrario. Siempre lo contrario. No puedo disfrutar de este mundo. No puedo abrazar a nadie, papá. Y no sabés cuánto lo necesito. Lo que sucede es que no lo necesito de cualquier persona, y bueno, estoy sola. Abrazo a mis almohadas. Soy una ridícula, papá. A veces me agarro de las manos imaginando sentir otra piel. Por el apoyo, la compañía. No se puede vivir así, necesitando, y en silencio, y tan triste.
¿Será que me ves o me escuchas desde algún lugar?¿Estás leyendo o estás mirando para otro lado? Si estás leyendo, por favor decime, ¿te molestaría darme una mano?. Ahora sí que me quedé sola con esta cabeza loca, y no la soporto. No es que no me guste, es que no es compatible con este 2020, papá. ¿Me podrías ayudar a sentirme mejor? Por favor. Si es sí, que se caiga la birome. Si es no… nada. Si es no, no quiero ninguna señal. En las películas funcionan las señales de espíritus. Igual yo no creo en eso. Estoy diciendo pavadas porque me siento fatal y quiero sentirme mejor.
Por mi parte, voy a acomodar el pasado para hacer del futuro un lugar mejor. Tengo una sorpresa que te va a encantar. Vas a quedar fascinado y vas a sentirte muy orgulloso, pero es una sorpresa, así que ni me preguntes.
Me gustaría y realmente necesito que me des una mano. ¿Es muy tarde para pedirte ayuda?
Hablá conmigo, por favor. Tengo para contarte muchas historias.
Hagamos así, si estás de acuerdo: voy a ir a uno de esos cafés que tanto me gustan, voy a dar una ojeada a mi alrededor, como siempre hago, por curiosidad y voy a pedir el cortado con espuma con dos sobrecitos de edulcorante. Vos podés sentarte a mi lado o enfrente. Donde más te guste. Otra cosa que tengo que pedirte es que no fumes. No se puede fumar en lugares cerrados, y está bien, papá. Antes no era así pero ahora sí. Porque queremos vivir más y mejor (Bah…). Una vez que termine con la espuma y que me sienta cómoda, voy a empezar yo. Te pido disculpas, pero esta vez voy a empezar yo.
Voy a querer contarte todo lo que quiero hacer, lo que hago y sobre mis frustaciones.
Voy a disculparme por arruinar esa campera de cuero marrón que no puedo borrar de mis recuerdos.
Voy a mostrarte que no soy indecisa como antes. Que elijo y lo digo, y bueno, aunque pierda casi siempre, sé qué quiero.
Voy a preguntarte si sabes cómo puedo hacer para volver el tiempo atrás.
Te voy a contar sobre Nayla, Emma y Severino.
Te voy a contar sobre Pedro Montero. Con esto no quiero herirte ni hacerte pensar demasiado en tu padre, pero tenés derecho de saber más sobre él, y yo también.
Voy a darte la noticia de que hoy encontré a Celeste. Y no sé si hablarle. Y no sé cómo explicarle quién soy. Ni para qué.
Voy a pedirte que por favor recapacites acerca de tu opinión sobre Ella Fitzgerald y voy a mostrarte mi tatuaje. Tengo montones de argumentos a mi favor. Ay, ¡que lindo va a ser hablar de música con alguien tan apasionado como vos!
Vas a sentirte decepcionado cuando te enteres de que ya no toco el piano, ni la guitarra ni el saxo. Tampoco canto. Y si intento, me sale muy feo. Pero se te va a pasar cuando tomes un poquito de soda y respires profundo. Porque me querés, me respetás y confias en mi. O eso quiero. Si no es así no me lo digas. Pero confío en que si.
Aquella vez que me dijiste que le diga todo que sí, tenías tanta razón… Y eso que no imaginabas que yo iba a tener este temperamento. Podríamos ser los mejores amigos. Te encantaría pasar tiempo conmigo.
Ya va a llegar el momento.
Siempre nos tocó esperar.
Con mucho respeto y mucho amor,
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