Octubre 1995, a solo dos años de ver la luz, un juguete nuevo apareció, papá y mamá fueron lejos a comprarlo y tardaron mucho en traerlo a casa.
– Lloré mucho, porque, con extraños me dejaron.
Al principió no podía jugar con él, porque él, sólo sabía llorar.
– Este juguete no me gusta.
Mis padres, le daban mucha atención, el juguete se enfermaba como yo; Papi y mami no me lo prestaban, porque lo podía tirar al suelo y se iba a dañar.
A veces, me aburría, pero, pasó el tiempo y empezó a crecer ya no sólo sabía llorar, aprendió a reír y a jugar, y a veces hasta caso me hacía, yo era más grande que él, y me ayudaba a recoger los juguetes después de jugar.
– Ahora si me gusta, ¡¡NOS DIVERTIMOS JUNTOS!!
Aprende muy rápido, no entendía bien lo que pasaba, no era como los demás juguetes, ahora mordía y me jalaba el cabello; me hacía llorar.
– Mamá y Papá, solo decían «Ya dejen de pelear, que parecen perro y gato».
Nos divertíamos, peleábamos y repetíamos. Yo empecé el colegio y no me lo podía llevar, así que él, me esperaba en casa, para ver comiquitas y jugar en las tardes.
– Shsss, no hagamos ruido, para que papá no nos obligue a dormir la siesta.
Creció, creció y creció. Ya no me hacía caso, ese juguete enloqueció.
– ¿Dónde está la factura, para hacer la devolución?
Yo estaba segura que se había dañado, se lo decía a papi y mami, pero no prestaban atención, y ellos ya no sólo nos decían: «Perro y gato» también nos decían «Agua y aceite».
Cuando ya habían pasado muchos años y veía que era el único juguete que mamá no me tiraba a la basura cuando limpiaba entendí que era algo especial.
Jugábamos con sus carritos y con mis muñecas, creábamos ciudades gigantes debajo de la cama, con avenidas para que circularan sus carros y castillos para que vivieran mis princesas.
Cuando no estábamos juntos, porque él se iba con mi papa y yo me quedaba con mi mama, nos aburríamos mucho, él preguntaba por mí y yo preguntaba por él.
– Nuestros padres molestos decían: «Que fastidio, cuando están juntos parecen perro y gato, pero están lejos y no pueden vivir el uno sin el otro».
Y así exactamente es nuestro amor hasta el día de hoy, cerca nos matamos y lejos nos extrañamos. Él llego dos años después que yo, para que nunca más me sintiera sola.
A lo largo de la vida a cumplido varios roles, primero fue mi juguete, luego mi esclavo (Esta etapa duro poco, el pinche enano creció muy rápido y mis padres abolieron su esclavitud), fue mi compañero, cómplice, alcahueta, mi psicólogo, mi enfermero, mi paciente, mi hermano, mi amigo, pero sobre todo es HOGAR Y FAMILIA.
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